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02 de octubre de 2010

Argentina ¿está inmune?

Coletazos del vendaval financiero mundial

a caída de los bonos y las acciones en todo el mundo, hace que quienes los tienen en sus manos –hombres y mujeres de los sectores altos y medios– pierdan riqueza y esto también pasa en la Argentina. Pero si la tormenta financiera pone en riesgo el crecimiento mundial, las cotizaciones de las materias primas bajarán, y con ellas los ingresos del campo y todo lo que moviliza el sector, incluidas las retenciones a la exportación (9% del total de los ingresos fiscales) y otros recursos tributarios, con lo que el perjuicio se sentiría seriamente en el país.
La Argentina está mejor preparada para enfrentar una crisis que la última vez (1998/2002), según economistas, porque ya no depende tanto del flujo de capitales financieros y cuenta con superávit fiscal y comercial. Pero estos dos saldos positivos ya venían deteriorándose desde antes de este vendaval financiero.
¿Cómo afectará esto a los distintos sectores sociales, y los distintos sectores de la dependiente economía argentina?
La  perspectiva para los asalariados y jubilados es que haya menos trabajo y se deterioren las remuneraciones. Los más perjudicados son quienes aportan a las jubiladoras privadas, por la caída de los valores de los papeles en que estas invierten sus fondos.
En cuanto a los endeudados, como las tasas de los préstamos subirán, los que están a tasa variable enfrentarán una carga más pesada; no así los de tasa fija. Además, las clases altas y medias usarán menos la tarjeta de crédito o tomarán menos créditos personales, prendarios o hipotecarios, es decir, reducirán su consumo. A su vez, los que tenían sus ahorros en bonos y acciones ya sufrieron una fuerte pérdida, lo que también afectará su consumo.
La situación del financiamiento de las empresas privadas empeorará, pero eso no se sentirá tanto pues el crédito apenas supera el 10% del producto bruto interno (PBI). Las más afectadas serán las grandes empresas, al aumentar sus dificultades para financiarse en el exterior. También sufrirán las finanzas públicas, si la demanda mundial de commodities baja, pues caerán los ingresos por retenciones, clave para el superávit fiscal, pero también los del IVA. Además, el gobierno ha perdido todo acceso a los mercados de deuda para financiar los pagos de deuda pública. En lo que resta de este año se iban a emitir bonos por 2.000 millones de dólares, pero eso ha tenido que ser suspendido. Si la crisis continúa, también será imposible emitir los títulos por 6.600 millones de dólares necesarios para 2008, una brecha más difícil de cerrar.