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24 de septiembre de 2013

Cambios en la situación política

Editorial

Con el resultado de las elecciones primarias se ha producido un cambio grande en la situación política. El gobierno sufrió una gran derrota. Perdió la mitad de los votos que había obtenido en 2011: del 54% cayó al 26%. Se expresó así el creciente descontento de las mayorías populares, que en muchos casos  se  manifiesta en paros, cortes de ruta y movilizaciones. Las mayorías castigaron en las urnas la política kirchnerista que descarga el ajuste, la inflación y la crisis sobre  los trabajadores y el pueblo. Se votó contra la corrupción y la inseguridad, se votó contra la represión y la ley antiterrorista.
Con las luchas los trabajadores y el pueblo lograron imponer parte de sus reclamos en la agenda política. Los candidatos tuvieron que hablar del robo al salario con el impuesto a las ganancias, del 82% móvil para los jubilados, de fuentes dignas de trabajo para los desocupados, del saqueo impositivo a los pequeños y medianos productores agrarios, de  los escandalosos subsidios que se embolsan los empresarios del transporte ferroviario y automotor, de los privilegios impositivos a la usura y la especulación, del juego, la trata y el narcotráfico. Muchos candidatos prometieron presentar proyectos para sancionar leyes progresistas sobre esos temas. Esto, de concretarse, sería positivo. Pero la experiencia muestra que en el Parlamento sólo se pudieron imponer leyes a favor del pueblo -como las que anularon la impunidad de los genocidas de la dictadura – con un gigantesco movimiento de masas o -como cuando se derogó la resolución125 – con mil cortes de ruta. 
Ahora, como viene siendo el patrón de comportamiento del gobierno de los Kirchner en sus diez años de gestión, lejos del reflejo “normal”  de reconocer la derrota, o la necesidad de algún cambio, Cristina ensalzó  el triunfo del FPV en las bases antárticas -Milani mediante- y celebró en Santa Cruz la escandalosa concesión de las represas Cepernic y Kirchner a un consorcio integrado por una de las empresas “vedettes” del grupo – Electroingeniería – , China Ghezouba Group Company Limited e Hidrocuyo, violando los pliegues de la licitación, y convocando al “diálogo” a una parte de la dirigencia empresaria y sindical afin, parte del bloque de las clases dominantes cuya hegemonía necesita estabilizar. Apura también la aprobación del vergonzoso acuerdo con la Chevron yanqui – que empalidece el tristemente célebre pacto Roca-Runciman con Inglaterra durante la “década infame” -, mientras negocia otros  con monopolios rusos y chinos (Bridas-Cnooc). Y acaba de ratificar la condición del país como “pagador serial” de la deuda externa,  que se ha incrementado durante su gobierno, develando la mentira del “desendeudamiento”, pese al desamarre del FMI en el 2005.
Vale decir, el gobierno ha ratificado el rumbo entreguista de su política, que ha profundizado la dependencia, la concentración de la tierra en manos de la oligarquía terrateniente y agravado la crisis energética. Que lejos del “blindaje” sometió al país a las oleadas de la crisis mundial, que ahora lo castiga con el bajón de los precios de la soja y los minerales.
La re-reelección de Cristina se ha tornado inviable y es muy difícil que pueda digitar a su sucesor. Se profundizan las grietas, las divisiones, los reagrupamientos  y la disputa de espacios de poder en el oficialismo, con la vista puesta en lo inmediato, las elecciones del próximo 27 de octubre como trampolín para  el 2015.
Cristina dijo: “mi gran responsabilidad es la gobernabilidad de la Argentina”. Esto quiere decir garantizar a los imperialismos y la oligarquía (que el pueblo siga pagando el ajuste. Para eso compra o divide las organizaciones sociales, criminaliza la protesta popular y ahora, con Milani y Berni al frente, crea fuerzas de choque con militares y militantes  de La Cámpora y otras organizaciones. Aunque salió debilitado por su derrota electoral, el kirchenerismo tiene el gobierno, ha desarrollado un poderoso grupo económico, tiene alianzas con las petroleras, las mineras, las cerealeras y otros grupos (corporaciones) con los que hegemonizaron el bloque dominante. Sería un grave error subestimar al kirchnerismo cuando ha mostrado su verdadero rostro con Jaime,  Milani y la Chevron, en una situación económica con más nubarrones.
  El masivo castigo electoral a la política K también golpea a Scioli y a la derecha opositora como Macri. Este perdió en la Capital Federal aunque es su jefe de gobierno.
Los mentados “pilares del modelo económico K” – superávit fiscal, superávit  comercial y dólar alto – se han convertido en su contrario  Y los diferentes grupos de las clases dominantes discuten acerca del tipo de ajuste a aplicar, temerosos del conflicto social que ello podría acarrear. Por eso todos trabajan para frenar las luchas. La discusión que los divide es si seguir licuando los salarios y demás ingresos fijos con la inflación, como hasta ahora ha venido practicando el núcleo hegemónico kirchnerista. O si hacharlos con una dura devaluación, como pretenden sus rivales.
La devaluación  es el pilar de la política a la que apuntan tanto Massa, De la Sota y Macri  como Cobos y otros de la cúpula radical. Por eso está Lavagna en el equipo de Massa. Él fue ministro de economía de Duhalde y de Néstor  Kirchner, quien aplicó a fondo el hachazo devaluador. Lavagna fue candidato presidencial en 2007 apoyado por el aparato radical y tiene una estrecha relación con Clarín y con Techint. . 
El pueblo necesita otra política para resolver a su favor la grave situación planteada. Las luchas y su derrota electoral han debilitado al gobierno y a las otras variantes de derecha. Un dato significativo de los resultados electorales a nivel nacional es que una buena parte de las masas eligió castigar por izquierda. Se han creado buenas condiciones para profundizar la unidad en la lucha de los trabajadores y el pueblo. Hoy esto pasa por preparar un paro nacional activo. Y por defender los frentes en los que participamos, instalando y peleando el voto a sus candidatos nacionales, provinciales y locales el 27 de octubre, y para garantizar la campaña por la personería del PTP y el fortalecimiento del PCR.
Valoramos todo avance que logremos, en la lucha y en las elecciones, para profundizar el camino del Argentinazo., preparándonos para las batallas que lleven a conquistar otra política y otro gobierno, popular, patriótico, democrático y antiimperialista, hegemonizado por la clase obrera. 
                                                                                                          28 de agosto de 2013