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02 de octubre de 2010

Chávez puso distancia con el imperialismo “iberoamericanista” y reivindicó el camino revolucionario.

Chávez y el rey

"No depende de nosotros que sea pacifico"

El rey Juan Carlos pensaba cerrar con moño la Sesión Plenaria de la 17ª Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno en Santiago de Chile. Pensaba abrochar con broche de oro la “Comunidad iberoamericana”, vital para la estrategia imperialista de España y de la Unión Europea en su disputa hegemónica con los yanquis.
Pero algo se le “chispoteó”: creyó que los Borbones todavía reinan en América. Pretendió con prepotencia hacer callar al presidente venezolano Hugo Chávez cuando éste denunciaba la campaña fascista que el ex jefe del gobierno español José María Aznar viene llevando contra el gobierno venezolano, y recordaba el desembozado respaldo de Aznar, junto al carnicero Bush, al golpe de Estado oligárquico de 2002.
“¡¿Por qué no te callas?!”, saltó desencajado el Borbón señalándolo con el dedo, creído de que aún es el rey de las Américas. “Será rey, pero no me puede hacer callar”, dijo después Chávez. “Yo también soy jefe de Estado, pero además fui electo”.
El presidente del Gobierno español, el “socialista” Rodríguez Zapatero, exigió “respeto” para Aznar: “Fue elegido por los españoles y exijo ese respeto”, dijo Zapatero. “¡Dígale a él que respete!”, lo interrumpió corajudamente Chávez (en tono, dicho sea de paso, que contrastó con la modosidad con que Kirchner había agradecido el día anterior a “su Majestad” su “facilitación” de las mentirosas negociaciones con Tabaré por la pastera Botnia).
Para el “socialista” hispano está primero la “institucionalidad” de la España imperialista, incluyendo a la monarquía borbónica entronizada por el fascismo franquista, y al propio Aznar, socio de Bush en la invasión a Irak y en el golpe contra Chávez en 2002. Y está primero la defensa a ultranza de los monopolios hispanos. Cosa lógica, puesto que los fondos sin fondo del rey, como los que sostienen al propio Zapatero, provienen de los tributos y “sobres” de los consorcios como Repsol, Iberia, Endesa, Unión Fenosa, BBVA… que rapiñan en toda Latinoamérica.
Después vinieron el nicaragüense Daniel Ortega y el vicepresidente cubano Carlos Lage a sumarse al desenmascaramiento de los imperialismos español y yanqui, y la retirada “indignada” de Juan Carlos, en medio del encallamiento o naufragio del barco “iberoamericano”.
Los presidentes del nuevo eje latinoamericanista –quizá con respaldo de otros poderosos del mundo que rivalizan con europeos y yanquis por “influencias” en nuestro subcontinente– llamaron a crear un Foro de Países Latinoamericanos y Caribeños en pro de la unidad y la defensa de sus propios intereses frente al “neoliberalismo” y a los afanes expansionistas de Estados Unidos y países europeos.
Subió, así, bruscamente la temperatura política regional. Es cierto lo que le puntualizó Chávez a Rodríguez Zapatero: “Yo también he tenido fusiles en mi mano y he estado preso –dijo–, pero ahora estoy envuelto en un huracán revolucionario que queremos que sea pacífico. Pero no depende exactamente de nosotros que sea pacífico”.