Noticias

03 de mayo de 2018

Por los “ruidazos” internos y externos

El desmadre del dólar

La decisión del gobierno macrista de aumentar drásticamente las tarifas del gas y la electricidad para garantizar fabulosas ganancias con salarios de hambre a las empresas monopolistas del sector energético (petroleras, gasíferas, distribuidoras y prestadoras de los servicios) tensó todas las contradicciones de la economía y la sociedad argentinas. Empezando por la principal, pues dicho saqueo tarifario-impositivo afecta en primer lugar a los trabajadores y demás sectores populares, a los pequeños y medianos productores y comerciantes e importantes sectores de la burguesía nacional. Pero además tensó las contradicciones en el seno del propio bloque dominante, entre los distintos monopolios y grupos de burguesía intermediaria que lo integran, a los que el tarifazo-impuestazo también les aumenta los costos y les reduce ganancias que así se transfieren a los monopolistas de la energía y al gobierno que las beneficia. Esto, junto a la repulsa popular, se comenzó manifestar la semana pasada en grietas políticas en el propio Cambiemos (en particular con la Coalición Cívica y los radicales afines), con la mayoría de los gobernadores, etc. Ellos no discuten qué monopolio puede superexplotar más, sino cómo se distribuyen entre ellos las superganancias.
De conjunto, se agravaron las incertidumbres no sólo sociales y políticas sino también económicas, lo que resultó en un aumento de la inestabilidad financiera, que se manifestó tanto en el mercado bursátil como en el cambiario, en el contexto financiero internacional de suba de los intereses en los Estados Unidos que marca el fin del dólar barato en el mundo y lleva a un debilitamiento de las otras monedas, en particular las de los países dependientes, crecientemente endeudados como el nuestro. En Brasil, nuestro principal socio comercial, el real se devaluó, ubicándose en 3,48, cuando un año atrás cotizaba en 3,20 por dólar, lo que implica una suba del 8,75%, con una inflación del 3% anual: en valores constantes una devaluación del 5,75%. Aquí, la corrida cambiaria llevó al Banco Central a salir a vender dólares en cantidades récord para contener la suba de su precio y, finalmente el jueves 26, a convalidar una suba drástica de las tasas de interés para tratar de frenar la liquidación de Lebacs y la huida de sus tenedores al dólar (en que incidió también el comienzo de aplicación del tenue impuesto a las ganancias de la bicicleta financiera). De todas maneras, esto no detuvo la presión compradora en el mercado divisas, teniendo que reforzar la suba de las tasas el viernes, tras perder otros 500 millones. Con lo que terminó la semana vendiendo más de 3.000 millones de dólares y fijando una tasa de interés oficial que supera el 30% anual para sostener la bicicleta del endeudamiento. (En lo que va del año 2018 son más de 4.500 millones de dólares vendidos).
Todo esto agudiza las contradicciones de la política de hambre, entrega y represión con la que el gobierno macrista pretende seguir perdurando. La sequía en todo el Centro y Este del país también trae complicaciones al macrismo, que sigue repitiendo que la inflación bajará en el segundo semestre, cuando ya no sólo subirán la harina y el pan sino también la carne y la leche. Y aunque los índices de la economía mostraron una importante recuperación en el primer trimestre del año, en relación al deprimido nivel del primer trimestre del año pasado, a esta altura del año pocos dudan de que los pronósticos del gobierno se puedan sostener con la escalada inflacionaria, agravada por el tarifazo-impuestazo y el aumento de la ya elevada tasa de interés, que suman más ahogo al consumo y la inversión, el comercio y la producción nacionales.

 

Escribe Eugenio Gastiazoro

Hoy N° 1715 03/05/2018