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02 de octubre de 2010

El “otro” 11 de septiembre

Chile: no pasó desapercibido

Se acallaban los ecos de una nueva conmemoración (la 34ª) del golpe fascista de Pinochet. El gobierno de la Bachelet y los medios oligárquicos se felicitaban de lo pacíficos y prácticamente inadvertidos que habían pasado los edulcorados homenajes a Salvador Allende. Pero las horas del anochecer les dejaron en claro que la combativa juventud chilena no olvida.
La conmemoración del inicio de la dictadura se unió a la recordación del Día del Joven Combatiente –que homenajea a dos estudiantes asesinados en un acto semejante hace 22 años, por cuatro policías que recién hace unos días fueron acusados por homicidio– y a una nueva ola de repudio popular al “Transantiago”, el plan de transporte público con que la presidenta socialdemócrata atormenta desde hace 2 meses a los santiaguinos para consolidar las arcas de los monopolios del transporte.
Cayendo la tarde cientos de jóvenes, muchos provenientes de las “poblaciones” de la periferia de Santiago, ganaron la calle. Como siempre los Carabineros les salieron al cruce a palo, hidrantes y gases lacrimógenos. Pero esta vez los jóvenes se habían preparado: superada por las piedras, barricadas, molotovs y balas, la policía debió retroceder dejando un muerto y decenas de heridos. Después de varias horas de lucha en municipios como Pudahuel, Cerro Navia, Aguirre Cerda, Estación Central y La Cisterna, los combativos jóvenes sufrieron, a su vez, más de 300 detenidos.
Pero esta vez la herencia pinochetista de monopolios contentos y barriadas miserables –asumida como política propia por la Concertación gobernante– no pasó desapercibida.