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03 de octubre de 2018

Si no hay pan que haya circo

Juegos Olímpicos de la Juventud

Del 6 al 18 de octubre, la Ciudad de Buenos Aires será sede de los III Juegos Olímpicos de la Juventud (JOJ).

Fiel a su estilo, con mucha publicidad oficial en medios de comunicación y transporte, en Internet y en las calles porteñas, el gobierno de Larreta pretende instalar una competencia que no cuenta con popularidad ni necesidad.
¿Sirve para un país dependiente y empobrecido como han transformado al nuestro, un evento de esta envergadura? Seguramente, los aficionados del deporte se sentirán satisfechos como en cada evento deportivo de esta magnitud, pero debemos resaltar el gasto que significa, los negocios ocultos para pocos, y principalmente, que no es una política deportiva en favor de la mayoría de la población.
Oficialmente, estos Juegos son un acontecimiento internacional multideportivo de élite, que reúne a los mejores atletas seleccionados, de entre los 15 y 18 años, que competirán en 32 deportes y 36 disciplinas. Una a favor de la igualdad de género: Buenos Aires 2018 será el primer acontecimiento olímpico en el que compitan tantas mujeres como hombres.
A pesar de incorporar disciplinas más vinculadas a la juventud, como el futsal y el breakdance, entre otros, la cita será sólo para deportistas federados o que compiten a través de las federaciones. De esta forma, en contraposición a lo que simplifica Rodríguez Larreta en: “este evento va a impulsar a los chicos al deporte y alejarlos de la droga”, seamos plenamente conscientes de que estos 12 días de JOJ no ayudarán a la incorporación del grueso de la juventud a la práctica deportiva.
Para combatir la drogadependencia, el gobierno debería sancionar la Ley de Emergencia en Adicciones y tomar el programa de #NiUnPibeMenosPorLaDroga.
Resulta sabido que eventos de esta magnitud son usufructuados en la imagen de los gobiernos de turno, y representan una “oportunidad” para sus negocios. Con los Juegos, Larreta y Macri apuestan a dar una imagen de capacidad de organización y logística, obteniendo el “prestigio” internacional de ser el primer gobierno que organizó un Juego Olímpico en Argentina. Del lado del deporte, el multimillonario presidente del Comité Olímpico Argentino (COA), Gerardo Werthein, aspira a seguir escalando en el Comité Olímpico Internacional, donde recientemente fue electo presidente del OBS (agencia encargada de la transmisión radial y televisiva de los JJOO).
Sin perjuicio de que no resultan comparable con los Juegos Olímpicos tradicionales, que en su 32 edición en Tokio tendrá el triple de participantes, los Juegos Olímpicos de la Juventud servirán a políticos y altos dirigentes deportivos para “vender” futuras postulaciones: Mundial de Basquetbol junto a Uruguay en 2023, el de Rugby para 2027, el Mundial de Fútbol para 2030 junto a Uruguay y Paraguay, y hasta los Juegos Olímpicos para el 2032. Si no hay pan, que haya circo.
La candidatura de la CABA como sede de los JOJ fue lanzada por Macri en 2011, a los pocos días de haber sido reelecto como jefe de Gobierno. Mediante la gestión de Gerardo Werthein contó con el aval de la por entonces presidenta Cristina Fernández, requerido por el COI.
En julio de 2013, al cierre de los II Juegos celebrados en Nanjing, China, Buenos Aires se impuso como candidata venciendo a Glasgow (Gran Bretaña) y Medellín (Colombia). Allí, Macri dijo que el presupuesto sería menor al 1% del de la Ciudad, y que lo único que había que construir era la Villa Olímpica, ya que “aprovecharían la infraestructura deportiva de la Ciudad”.

Negociado inmobiliario
Como nos tiene acostumbrado, Macri mintió y dentro de las obras se incluyó la construcción del Parque Olímpico de la Juventud en el Barrio de Villa Soldati (natatorio, cancha de hockey, pista de atletismo y cinco pabellones de usos múltiples).
La idea que subyace es levantar las instalaciones del histórico Cenard (Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) y mudarla al Parque Olímpico de Villa Soldati, posibilitando el negocio inmobiliario de vender las 11 hectáreas que ocupa hoy el Cenard en el coqueto barrio de Núñez. Este proyecto cuenta con oposición de vastos sectores del deporte, que solicitan que se mantengan los dos centros deportivos, cuya opinión compartimos.
El GCBA construyó el Barrio denominado “Villa Olímpica” bajo las exigencias del COI, para el alojamiento de los atletas, que originalmente anunciaron que se convertirían en “viviendas sociales para personas de bajos ingresos de la Comuna 8”. Para las 1.050 viviendas que comprenden la Villa Olímpica, hubo 30.000 inscriptos, lo que denota el déficit habitacional en la Ciudad con más recursos del país.
Pese a los anunciados beneficios, el otorgamiento de la vivienda se da a través de un crédito hipotecario del Banco Ciudad de 10 a 30 años con una relación de cuota-ingreso del 20%; es decir, que si la cuota de un departamento de tres ambientes ronda entre $12.000 y $14.000, una familia necesita ingresos por encima de $60.000.
Claramente, Larreta se “equivocó” y es un proyecto inmobiliario dirigido a la clase media alta, y no a personas de bajos ingresos.
El presupuesto inicial de los JOJ se proyectó en U$S 230,4 millones incluyendo la construcción de la Villa Olímpica. Hace unos días, Gerardo Werthein reconoció que el presupuesto rondaría los U$S 450 millones; casi el doble que el original.
Para hacer frente a las variaciones de presupuesto, en mayo de 2016, la Legislatura aprobó con fuerte oposición que la Ciudad tome deuda por U$S160 millones con la Corporación Andina de Fomento (Banco de Desarrollo conformado por 19 países) para concluir con la construcción de la Villa Olímpica. La oposición dijo que se trató de un gasto no previsto que termina comprometiendo el presupuesto de la Ciudad.
Resulta muy difícil poder estimar con exactitud el gasto total, lo que quedará en manos de alguna futura investigación judicial sobre estos negociados.

Escribe Comisión de Deportes

Hoy N° 1737 03/10/2018