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28 de noviembre de 2018

La suspensión del partido River-Boca

La final que no fue… por ahora

Desde hace muchos, pero muchos años que todo lo que tiene que ver con los campeonatos de fútbol, tanto locales como internacionales, está totalmente viciado por los intereses políticos y los negocios (legalizados o no), que mueven millones de dólares. Lejos, muy lejos de los hinchas.

Lo ocurrido el fin de semana del 24 y 25 con la final de la Copa Libertadores, con el partido de River y Boca, es consecuencia de esta estructura corrupta y podrida, en la que están involucrados el gobierno nacional, el de la Ciudad de Buenos Aires, los piratas que dirigen tanto la FIFA y la Conmebol como la AFA, las grandes cadenas televisivas, la dirigencia de los clubes, las “fuerzas de seguridad”, los barras que hace rato que son mano de obra de todos los anteriores, y una larga cadena de cómplices mediáticos, empresarios, jueces, etc.

Más allá del hecho puntual que desencadenó la suspensión del partido y todo el sainete que está en curso, está claro que el “operativo de seguridad”, como siempre con este gobierno, para lo único que sirve es para garrotear a la gente, en este caso a los que van a la cancha. Todo lo demás, las teorías conspirativas, los intentos por echarse la culpa entre los distintos estamentos del gobierno, la policía, los dirigentes, etc., es parte del folclore posterior cuya única finalidad es salvar el puesto propio aún a costa del ajeno, aunque sea del propio partido o sector.

Funcional a esta estructura es el mensaje de “todos somos responsables”, “es un problema cultural”, etc., con el que saturan desde los medios al servicio de las clases dominantes, para sembrar escepticismo a la posibilidad de cambiar la realidad, y diluir las responsabilidades concretas de funcionarios, jefes policiales y dirigentes.

Porque lo que llevó a “la final que no fue”, es esta larga cadena de complicidades de los “dueños de la pelota” que hace rato está manchada, y así seguirá hasta que en nuestro país haya un gobierno verdaderamente popular y democrático que demuela estas estructuras dirigenciales, y refunde las condiciones para que el fútbol, y el deporte en general, esté al servicio del pueblo y no de los poderosos de turno.

Hoy N° 1745 28/11/2018