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05 de enero de 2011

Extractado de ¿Ha muerto el comunismo? El maoísmo en la Argentina. Conversaciones con Otto Vargas. Jorge Brega. Páginas 34 a 36, Editorial Agora, 2008, Tercera edición.
 

La fundación del PCR

Hoy 1350 / Otto Vargas, secretario general del PCR

(…) En la ruptura de 1967 en el Partido Comunista, y posteriormente en la constitución del Comité Nacional de Recuperación Revolucionaria, confluyeron muchos procesos, muchas corrientes, y yo fui un protagonista más de estos acontecimientos que expresaron, principalmente, una gran rebelión juvenil y en el caso del PC, un alzamiento de las juventudes comunistas contra la dirección revisionista y oportunista del Partido.

(…) En la ruptura de 1967 en el Partido Comunista, y posteriormente en la constitución del Comité Nacional de Recuperación Revolucionaria, confluyeron muchos procesos, muchas corrientes, y yo fui un protagonista más de estos acontecimientos que expresaron, principalmente, una gran rebelión juvenil y en el caso del PC, un alzamiento de las juventudes comunistas contra la dirección revisionista y oportunista del Partido.
En el PC se trató de una ruptura masiva en la que fueron expulsados cerca de cuatro mil afiliados a la juventud y al partido.
El sector más importante, más activo, en esta ruptura, fue el constituido por los sectores universitarios de la FJC. Al calor de los acontecimientos políticos de masas ocurridos en el país en esos años, de la influencia de la lucha mundial contra el revisionismo y de la enorme corriente de apoyo a la Revolución Cubana, creció en el movimiento estudiantil una poderosa corriente de izquierda que ganó la mayoría de los centros universitarios y la Federación Universitaria Argentina. Las masas estudiantiles realizaron grandes luchas. Antes y después del golpe del 28 de junio de 1966. Se pueden mencionar, como ejemplo, las luchas en solidaridad con el pueblo dominicano: la lucha por mayor presupuesto universitario, antes del golpe: la lucha en Córdoba en la que fue asesinado el estudiante Santiago Pampillón; y la resistencia a la policía aquella noche “de los bastones largos”. La Federación Juvenil Comunista –cuyo responsable universitario era Jorge Rocha- jugó un gran papel en ese período. Pero sus militantes, empujados por la radicalización del movimiento de masas, fueron entrando en una contradicción cada día más abierta con la línea oportunista, de derecha, de la dirección del PC que encabezaba Victorio Codovilla. Aquel núcleo opositor a esa dirección –del que hablamos antes- que surgió en el movimiento universitario y tenía su centro en Medicina de la Capital, creció hasta ganar a la mayoría de las direcciones universitarias del PC. Este fue uno de los grandes afluentes que confluyeron al PCR en 1967. Antonio Sofía, Lucy Edelman y Ricardo Helman fueron algunos de los que militaron en Medicina de Capital Federal en aquel grupo inicial de oposición a la dirección reformista del PC.
Por otro lado la radicalización del movimiento estudiantil de esos años afloró en el desarrollo del Menap, una organización estudiantil antiimperialista que dirigía Ariel Seoane y contaba con líderes de masas en las principales universidades del país. El Menap dirigía importantes centros y federaciones. Entre sus dirigentes podemos mencionar a Raúl Salvarredy (que presidió la FUA) y Juan Carlos Sanés, en la Plata; Carlos Paillole y Rafael Gigli en Corrientes (que serían luego dirigentes del Correntinazo de 1969); Rosa Nassif y Emilia Peralta en Tucumán; Juan Sander en Medicina de Buenos Aires; Luis Molinas en Santa Fe; Juan Carlos Busi, Casario y Horacio Ciafardini en Rosario. El Menap tenía posiciones de izquierda, era muy crítico de las posiciones reformistas de la dirección del PC y del gorilismo de ésta, y consideraba necesario organizar un partido revolucionario de vanguardia, ya que consideraba irrecuperable al PC.
Los sectores universitarios rebeldes a la dirección del PC fueron influyendo en un proceso, a medida que la línea antirrevolucionaria de esa dirección iba quedando en evidencia, sobre el conjunto de la FJC, cuyas direcciones de la Capital Federal, provincia de Santa Fe, La Plata, Zona Norte de la Provincia de Buenos Aires, Bahía Blanca, Mendoza, Tucumán, Corrientes, entre otras, pasaron a oponerse a la línea planteada por aquella dirección frente a la dictadura y se crearon condiciones para ganar el próximo Congreso de la FJC. Allí la dirección del PC provoca la ruptura y expulsa a miles de afiliados para abortar ese proceso.
Al producirse la ruptura un conjunto muy importante de cuadros del partido en la Capital Federal y las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, entroncó con la Juventud; cuadros que jugarían un papel muy importante en la organización de un verdadero partido marxista-leninista. En uno, Gody Álvarez, voy a citar a todos. Entre éstos estaban la mayoría de los cuadros que, en 1964, habían sido dispersados por la dirección del PC luego del VIII Congreso de la FJC, por sus posiciones críticas. Y dirigentes barriales, sindicales y cuadros del partido de diferentes organizaciones del PC.
Así que confluyen distintas corrientes. Nos unimos por cuatro puntos: el rechazo a los métodos centralistas-burocráticos, antileninistas, de la dirección del PC; el rechazo a la línea seguidista de la burguesía de esta dirección; por la vía armada como única vía para el triunfo de la revolución; y en repudio a la línea internacional del PC, especialmente por su posición frente a la OLAS (Organización Latinoamericana de Solidaridad) a la que esa dirección había repudiado. El nombre que entonces adoptamos (Comité Nacional de Recuperación Revolucionaria) se debió a que sí creíamos posible recuperar a muchos cuadros obreros y revolucionarios del PC, que sabíamos que compartían muchas de nuestras posiciones.