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08 de agosto de 2018

Crecen los temores de una nueva gran crisis en el mundo

La guerra comercial echa más leña al fuego

La disputa entre los distintos grupos monopolistas, por los mercados y “áreas de influencia”, que ha llevado a la guerra comercial entre las distintas potencias imperialistas, en particular entre Estados Unidos y China, hace crecer los temores por una nueva crisis mundial (ver “Una guerra comercial generalizada”, hoy N° 1725).

Temores que no sólo se manifiestan en los sectores financieros imperialistas, por las sucesivas caídas de las Bolsas y el fortalecimiento relativo del dólar, sino también en los sectores productivos, como se manifestó en el freno del crecimiento de las fábricas en todo el mundo ya en junio de este año.

Las encuestas industriales de julio mostraron que en Europa esta tendencia se mantiene, con pocas señales de una recuperación en el corto plazo. Encuestas similares revelaron una desaceleración de la actividad de Australia a Japón. También mostraron una contracción en Malasia, una desaceleración en Vietnam y Taiwán, y solo un modesto repunte en Indonesia. Las exportaciones de Corea del Sur mostraron un crecimiento más lento de lo esperado.

A la desaceleración del crecimiento, la pérdida de confianza y los temores por la guerra comercial, se suma la decisión de los principales bancos centrales de alejarse de sus políticas monetarias ultraexpansivas, que habían puesto en marcha durante la última gran crisis. Decisión basada en el peligro del sobreendeudamiento e inflación de los mercados financieros, en relación a la débil recuperación económica y a la capacidad de repago de los superendeudados Estados en todo el mundo, incluidas las grandes potencias imperialistas.
De ahí el endurecimiento de las políticas monetarias (con las subas de las tasas de interés) en los Estados Unidos y Europa, a los que se sumó la semana pasada el Banco de Inglaterra. Medida también allí controvertida por la pérdida de impulso de las fábricas británicas y el mayor pesimismo de los industriales, ya afectados por el Brexit (la salida del Reino Unido de la Unión Europea). El Banco de Inglaterra elevó por segunda vez (la primera tras la crisis fue en noviembre pasado) su tasa de interés de referencia el jueves pasado, en un cuarto de punto, de 0,50% a 0,75%, el nivel más alto desde marzo de 2009. Sus razones, la fortaleza que todavía muestra el mercado laboral (que afecta la tasa media de ganancia de los capitalistas) y una inflación alta que encubre la lucha entre el capital y el trabajo.

Así, el Banco de Inglaterra sigue volcado hacia la misma política que está llevando a la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) como al Banco Central Europeo a elevar las tasas. Con ello buscan eliminar gradualmente las medidas de facilitación del crédito aplicadas durante la crisis financiera, tratando de evitar que estalle una crisis de deuda y financiera por el sobreendeudamiento e inflación de los mercados financieros que dichas medidas han aparejado.

Pero las tasas más elevadas encarecen el crédito, afectan a los tenedores de hipotecas y a las inversiones y el consumo. Por lo que se agudiza la contradicción entre los sectores monopolistas con una sobreproducción relativa, que ha llevado a la guerra comercial entre los Estados imperialistas, y los sectores que buscan sostener al mercado financiero (también parte del sistema imperialista). Lo que ya se manifiesta en Estados Unidos, en la disputa abierta que se observa entre las políticas de Trump y las de la FED. Por ejemplo, en la controversia entre la rebaja de impuestos realizada por Trump para sostener las ganancias de las empresas y las subas de las tasas de interés por la FED que, con el encarecimiento del crédito, hacen que esas ganancias terminen en manos del sector financiero. Una contradicción propia del sistema capitalista imperialista, que agudiza las disputas comerciales y financieras entre los Estados imperialistas, aumentando los factores de guerra en el mundo y acrecentando los temores de una nueva gran crisis. Una “gran incertidumbre”, como dicen los apologistas del sistema.

Escribe Eugenio Gastiazoro

Hoy N° 1729 08/08/2018