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22 de agosto de 2018

Las penas del modelo son de nosotros, la caja es ajena

Las agroexportadoras nunca pierden

El gobierno nacional tomó la semana pasada tres medidas vinculadas al complejo agroexportador sojero y la coparticipación.

El gobierno eliminó el Fondo Federal Solidario (conocido como fondo sojero) mediante el cual coparticipaba el 30% de las retenciones a la soja a las provincias y municipios, detuvo la baja de retenciones que venía implementando a los derivados de la soja (harina y aceite) y anunció que se reducirá en un 66 por ciento el monto total pagado en concepto de reintegros de impuestos a los productos industrializados exportados, sin diferenciar a favor de las producciones regionales exportables.
Estas medidas se dieron un día después de la llegada de la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI), que demandó nuevamente que se revisara la política de retenciones para acelerar el ajuste. El gobierno piensa “ahorrarse” 148 mil millones de pesos con estas medidas entre el 2018 y 2019. Lo que no dicen ni el gobierno ni el FMI es que ese “ahorro” irá a parar a los bolsillos de la timba financiera que desangra las cuentas nacionales.
El manotazo del gobierno a las retenciones y a los reintegros de exportación por un lado y la anulación de la coparticipación del fondo sojero por otro muestran la magnitud de la crisis que vive la Argentina. Están rascando la olla, incluso la de sus principales aliados.
Los voceros de los sectores exportadores nucleados en la Bolsa de Comercio de Rosario y en la Ciara (Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina) y CEC (Centro Exportador de Cereales) criticaron duramente la medida y ya amenazan con descargarla sobre los productores y los trabajadores.
El gobierno de Macri que desde su llegada al poder generó todas las condiciones para que las multinacionales exportadoras profundizaran sus siderales ganancias, venía asegurando en los últimos meses que no iba a tocar la baja de retenciones. Pero la sangría del dólar, de la especulación financiera y el desmanejo económico parecen haberlo llevado a no cumplir ni siquiera con uno de los sectores que representó su principal sostén estos años, las multinacionales agroexportadoras.
El gobierno ya había anunciado que iba a “compartir” con las provincias el ajuste comprometido con el Fondo. Mientras se negociaba ese ajuste el gobierno nacional ajustó unilateralmente a las provincias y los municipios quitándole el Fondo Sojero, destinado principalmente a obras. A esto habría que sumarle los $16.000 millones del ajuste que implicó el Pacto Fiscal con la quita del fondo del Conurbano (volcado a Bs. As).
Incluso ante el “retraso” de algunas provincias en la adhesión al pacto, desde el gobierno nacional se argumentaba que de no firmar dejarían de recibir el Fondo Sojero. Ahora también se quedaron sin el Fondo Sojero, el precio que pagan los gobernadores que lejos de enfrentar el ajuste lo negocian.
La eliminación del fondo tendrá un gran impacto en los municipios que recibían el 30% de lo que Nación giraba a las provincias.
Sólo para tener un ejemplo, en el presupuesto proyectado para 2018 en Rosario el municipio calculaba recibir por ese concepto $252.565.692. Según los registros provinciales hasta esta semana la ciudad recibió solo $59.377.326. Para lo que queda del año Rosario dejará de recibir casi 200 millones de pesos que tenía previsto en su presupuesto. ¿De dónde saldrá ese dinero? ¿Se paralizarán las obras planificadas? ¿Se profundizará la política de endeudamiento? ¿Pagarán los rosarinos con aumentos de impuestos?

Reprimarización e impacto en la industria
Si bien los centros de poder económico vinculados a la agroexportación pusieron el grito en el cielo por las medidas del gobierno, ya preanuncian que descargan sus consecuencias sobre los productores y los trabajadores.
Las agroexportadoras, en su mayoría multinacionales asentadas en la provincia de Santa Fe aseguran que bajando el diferencial de las retenciones a los productos derivados de la soja se afectará la industrialización (el poco agregado de valor que este modelo se permite) y con eso se excusan de posibles despidos y suspensiones en el sector que emplea a miles de santafesinos y preparan el chantaje al gobierno con los laburantes como prenda de negociación.
Por otro lado, esta medida puede significar además el impulso a profundizar aún más la primarización de la economía por ser más negocio vender el poroto de soja directamente en vez de sus derivados (harina, aceite o biodiesel). También se advierte que implicará una mayor dependencia de unos pocos mercados para las exportaciones del complejo sojero. En el caso del poroto de soja, sólo hay 11 destinos y el 90% de los embarques va a China, lo que atará aún más nuestra economía al influjo de esa superpotencia.

Las penas son de nosotros
El gobierno ajusta a las provincias al dejar de coparticipar el fondo sojero y a las provincias y municipios nos queda el monocultivo que destruye las economías regionales y vacía los pueblos rurales, la contaminación que trae aparejado el uso indiscriminado de agro tóxicos que a esta altura es tan inocultable que lo confirman hasta los cortes en el imperio (caso EEUU), el colapso vial de los pueblos portuarios y las rutas provinciales, los despidos, las suspensiones y las muertes obreras en el complejo agroexportador por la falta de inversión en seguridad y salud laboral.
Mientas tanto a las empresas multinacionales les quedan las ganancias y al gobierno nacional la caja.

Hoy N° 1731 22/08/2018