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27 de junio de 2018

Dentro del pacto de Macri con el FMI

Los cambios en el gobierno

Los cambios en el Banco Central y en el gabinete económico ratifican el pacto firmado con el FMI, que establece el super poder de la dupla Nicolás Dujovne-Luis Caputo. Textualmente dice que ambos van a controlar todo a través de un ente de coordinación. Lo que fue acompañado de la traumática salida de Juan José Aranguren, intentando recomponer la imagen de Marcos Peña y sus adláteres en la Jefatura de Gabinete. Este sector, con Elisa Carrió como punta de lanza de los monopolios petroleros en disputa con la inglesa Shell, propició la salida de Aranguren como un “chivo expiatorio” del tarifazo que provocó la caída en la imagen de Macri. Gustavo Lopetegui y Mario Quintana apoyaron a rajatabla los tarifazos, pero ahora se habían convertido en sus principales detractores.

El resultado de esta diputa fue la designación de Javier Iguacel, vinculado a los monopolios de Pecom y Pluspetrol, de peso en la disputa por Vaca Muerta. Pero eso no cambiará la política tarifaria, que es también parte del pacto con el FMI. En la jura del nuevo ministro de Energía, Mauricio Macri destacó el trabajo de Aranguren: “Le tocó ser el portador de las malas noticias”, dijo. Y dio a entender que vendrán más aumentos de tarifas de luz y gas. Lo que fue ratificado por el mismo flamante ministro Iguacel, diciendo casi inmediatamente que: “Hay acuerdos que existen para septiembre y octubre, para terminar de recomponer las tarifas y buscar este equilibrio entre coyuntura y largo plazo para la Argentina”. También sugirió que la fuerte devaluación afectará las futuras tarifas, dolarizadas por el gobierno macrista, argumentando que: “Los precios de energía en todo el mundo, en todas las épocas han estado relacionados con el dólar”. Aunque trató de minimizar sus efectos nefastos diciendo que eso podría “atemperar” en el futuro a través de acuerdos con los sectores involucrados, “porque estoy seguro que los empresarios y los sindicalistas podemos hacerlo”, pensando seguramente en extender a todos los trabajadores petroleros la flexibilización impuesta con la adenda al convenio para los trabajadores de Vaca Muerta, con el “acuerdo” que les firmó Pereyra en Neuquén.

En cuanto al cambio de Francisco Cabrera (del banco anglo-chino HSBC) por Dante Sica en el Ministerio de Producción, produjo menos ruido por haberlo aceptado aquel mansamente por ser afín a Macri y el trío que maneja la Jefatura de Gabinete (ver “Cambios en el gabinete”, en hoy número 1722). Dante Sica tiene crédito entre los mandamases de la Unión Industrial (grupo Techint y personeros de monopolios “nacionales” que militan con Sergio Massa), pero ya mostró que su alineamiento principal es con Macri y el FMI. En sus primeras declaraciones, Sica sostuvo que el segundo semestre “va a ser claramente mucho más difícil… por la crisis cambiaria, que ha llevado a tomar medidas extremas como la tasa de interés que momentáneamente ha aumentado tanto, genera stress y algunos golpes”, y abrió el paraguas diciendo que confía en que “cuando empiece a bajar la tasa de interés, podamos desandar esa senda”. Y consideró que “en esta etapa tenemos que… tratar de bajar el impacto de la tasa y confiar en el acuerdo con el FMI y el hecho de que pasamos a ser un mercado emergente”. También justificó las medidas que se tomaron en materia tarifaria, apelando a que “las grandes empresas deben cuidar a sus proveedores y clientes pymes”. Le faltó decir como Miguel Braun, que se mantiene en el Ministerio de Comercio, que “les pedimos responsabilidad a los empresarios”.

Demás está decir que en manos de este miembro de la familia Braun Menéndez, igual que Marcos Peña, con ese criterio la aplicación de la nueva Ley de Defensa de la Competencia dormirá “el sueño de los justos”, como hasta ahora sucedió con la secretaría de Defensa del Consumidor. Demás está decir que el nuevo ministro de la Producción, aunque quisiera hacer algo no podrá, porque el ministerio de Agroindustria sigue estando separado y en manos de Etchevehere, personero de la alianza de los grandes terratenientes de la Sociedad Rural con los monopolios imperialistas que manejan la industrialización y comercialización de las carnes y los granos. Sectores que siguen apostando a la devaluación para obtener más pesos por los dólares de las exportaciones, y a la inflación consecuente para mantener más bajos los ya devaluados ingresos de todos los trabajadores, originarios y campesinos pobres y medios; particularmente de las economías regionales que se verán también ahogadas por los ajustes que impone a las provincias el pacto con el FMI, que es el norte de la política de hambre, entrega y represión del macrismo nacional y provincialmente (ver nota del camarada Carlos Aramayo en contratapa). Por esto es que decimos desde el PTP y el PCR que para revertir la debacle es necesaria otra política y otro gobierno que sea capaz de llevarla adelante: un gobierno nacional, popular y democrático, basado en todos los sectores explotados y oprimidos por la política proterrateniente y proimperialista de los gobiernos macristas, y los vendepatria que los acompañan.

Escribe Eugenio Gastiazoro

Hoy N° 1723 27/06/2018