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02 de octubre de 2010

Susana es una joven mapuche de la comunidad Aucapán ubicada a setenta kilómetros de la ciudad de Junín de los Andes, provincia de Neuquen.

Mujer pobre, joven, mapuche

Susana Coliman

En el 2004, con 22 años, queda embarazada, y no puede asumirlo… A tal punto que ni su cuerpo muestra indicios. Poco antes del parto, fue atendida e internada por un ginecólogo que tampoco lo percibió.
Un embarazo no deseado, que no pudo evitar y que tampoco pudo interrumpir, porque lejos de su imaginario material pero –también– subjetivo estaba la posibilidad de un aborto, práctica que en nuestro país se realiza en forma clandestina porque está penalizado. El 16 de septiembre del 2004 ocurre el parto, sola en el baño con el mayor desamparo, sumida en su trágica soledad padeció un episodio psicótico y mata al recién nacido.
Fue detenida cuando todavía no había completado el parto -aún le faltaba despedir la placenta-, padeciendo ensañamiento policial. Apenas ocurridos los hechos, queda internada en el Hospital de Junín de los Andes, recibiendo tratos crueles. Es esposada a la cama y, cuando todavía no estaba de alta psicológica, fue retirada compulsivamente de la internación por orden del juez Lima (actualmente detenido por delitos graves), violentando mediante este procedimiento su derecho a una atención integral y humanizada.
El 2 de noviembre de 2005 se realizó en la Cámara de Apelaciones de Zapala el juicio oral en su contra, acusada de “homicidio culposo agravado por el vínculo”.
En el juicio, una de las pocas expresiones de Susana fue que “no quería tenerlo”. Los miembros del tribunal eran: Enrique Modina (presidente), Oscar Rodeiro y Víctor Hugo Martínez (vocales). El fiscal Héctor Trova había pedido condena perpetua. Una de sus expresiones fueron: “Solicito cadena perpetua, más en este caso que se transgrede la santidad de la maternidad, que hasta en el reino animal defienden a la cría”. El defensor oficial, Miguel Manso, solicitó 8 años. Finalmente, fue condenada a 8 años y medio de prisión. Actualmente está encarcelada en la Unidad 16 de Neuquén.
Susana participó de un juicio que convalidó la cadena de injusticias y malos tratos, cargado de desprecio, incomprensión y condena anticipada. Así, la condena a Susana Coliman pone en evidencia la humillación y la crueldad con que este Estado y sus poderes se ensañan con una joven mujer mapuche que sufre las consecuencias más duras de las distintas opresiones.

El sufrimiento de una violencia sistemática
Su experiencia revela una violencia sistemática sobre los sectores más vulnerables de la sociedad. Susana no pudo decidir pactar sus relaciones sexuales, cómo cuidarse, consultar y obtener la provisión de anticonceptivos; o si fue una relación forzada o ante un coito sin protección, recurrir a una guardia y obtener no sólo anticoncepción de emergencia sino también antirretrovirales para el Sida y prevención para enfermedades de transmisión sexual, además de apoyo psicológico para superar una situación traumática y violenta, y asesoramiento para hacer la denuncia.
Cuando en su trágica soledad y desamparo parió y no pudo significar “un hijo”, tal como manda la cultura machista y patriarcal, es juzgada rápidamente. Su embarazo, así como el de muchísimas mujeres, fue el resultado de un sinnúmero de derechos negados y violados, que hacen de esa situación una maternidad forzada.
La condena a Susana Coliman pone en evidencia la humillación, la crueldad con que el Estado y sus poderes se ensañan con una joven mujer que sufre las consecuencias más duras de la opresión de clase, de etnia, de los más pobres entre los pobres, sumado al que sufrimos las mujeres por el lugar que nos han asignado socialmente. El embarazo no deseado la llevó a la desesperación. Desesperación negada por los jueces que la transformaron en crimen.

En Susana todas las Susanas…
en Romina todas las Rominas
La vida de Susana ha sido un entramado de silencios, soledades, hundida en el desamparo, víctima de prácticas sociales de miles de años que determinaron la propiedad privada, el patriarcado y la división de la sociedad en clases antagónicas, prácticas que tienen un origen histórico, social, no obedecen a causas naturales y, por lo tanto son modificables. Mujeres de distintas organizaciones sociales y políticas conformamos la comisión de “Apoyo a Susana Coliman”. Trabajamos en conjunto con mujeres mapuches de la “Ruca”, casa en la que funciona la organización, aunando esfuerzos para exigir la libertad de Susana y juntas ayudar al proceso de fortalecimiento de su identidad de pueblo originario.