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19 de diciembre de 2018

Nayla Noya, de la Colectiva de Actrices Argentinas

“No estamos dispuestas a soportar ni un abuso más”

Conversamos con la joven actriz de teatro Nayla Noya, sobre cómo desde la Colectiva de Actrices Argentinas surgió la necesidad de denunciar situaciones de abuso y cómo desde allí se ayudó a visibilizar los casos de abusos y violencia machista.

—Nayla, contanos cómo surge toda esta movida que hoy las actrices están encarando contra el abuso y la violencia machista.
—En principio está bueno que preguntes cómo surgen estos temas y no que apuntes a la cuestión mediática del caso que lo puso. Los medios tienen que tratar el tema con responsabilidad, porque lo más importante es que hechos así no vuelvan a ocurrir.

Nosotras nos empezamos a juntar por el aborto legal seguro y gratuito, así nace La Colectiva, una agrupación de actrices que se juntaron para firmar la carta que se presentó en el Congreso. En menos de una semana fuimos alrededor de 400 actrices que nos unimos y empezamos a tener reuniones periódicamente y a organizar la agrupación como tal, centralmente con las asambleas, con comisiones que iban abordando diferentes temas sobre feminismo, problemáticas de la mujer, sobre todo del ámbito de nuestro trabajo, que fue lo que nos convocó. Nos encontramos con testimonios e historias terribles, a pesar de las diferencias, porque algunas trabajamos en teatro, otras en televisión, otras con más y menos exposición, pero atravesando conflictos que son propios de la lógica de la industria, que es funcional para que el rol de la mujer esté expuesto de esa manera.

Uno de los datos interesantes que pusieron las compañeras en la carta el otro día fue el de la encuesta de Sagai (Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes), que expone que un 66% de las mujeres son víctimas de abuso y de acoso en el ámbito actoral. Es un número altísimo.

—¿Y qué repercusiones pensás que pueda tener la denuncia con estos números?
—Yo creo que lo más importante del hecho es que se empiece a hablar del tema, y que muchísimas mujeres, a partir de esto, tengan la posibilidad de hablar. Porque antes era impensado denunciar ¿a quién ibas a denunciar? ¿al que te da trabajo? Tiene un grado enorme de perversidad como está organizado el abuso y el acoso. Lo mismo ocurre con las niñas. El trato de las productoras con las niñas y el lugar donde se las pone: se las sexualiza desde muy chiquitas, publicidad de ropa interior de niñas de 12 años.

—¿Vos pensás que esto puede acarrear un cambio de paradigma de cómo se ven las producciones televisivas y cinematográficas?
—Creo que esto genera un cambio de paradigma del trato a la mujer desde los grandes medios. Espero que muchos entiendan que el mundo está cambiando. No solo con el género femenino sino con otros géneros. El lenguaje, la inclusión. Los niños ya vienen hablando acerca de la valoración de la mujer y del género. Pero para generaciones de personas más grandes, es una lucha. Si bien es una política la que va a cambiar las cosas, es una revolución lo que está pasando, y no es amable ni tranquila. Y muchos tendrán que aprender que el NO es NO.

—¿Esto también puede traer aparejado un cambio, por ejemplo en el tratamiento de una escena, en cómo el cuerpo es expuesto?
—El cuerpo es nuestra herramienta de trabajo. Nosotras trabajamos con nuestro cuerpo para contar historias, que en muchos casos cuentan situaciones que son muy delicadas de contar. Lo importante es ser consciente de eso, avalarlo y acordarlo. No ser objeto de manipulación que te presiona a acceder a un lugar de incomodidad, de abuso, “porque si no te quedás sin trabajo”. Que “si no, quedás mal con la figura que es la estrellita”.

Hay muchas mujeres que están trabajando por primera vez en televisión, haciendo su primer papel en una película, y frente a un acoso o el maltrato de un actor conocido, ¡hay que tener mucho coraje para enfrentarlo! El maltrato del director, por ejemplo, es otra clase de abuso… hay gente que es maltratadora.

Lo importante es dar contención, información para saber hasta dónde sí, hasta dónde no. Un maltrato no lo debe sufrir nadie. Pero lo importante es poder diferenciar cuando la temática es de género para poder contener y para poder superar esa situación. Si ya ocurrió, hay que bancar a la víctima y si no, no dar lugar a que ocurra, directamente. Pero no callarse más. Esto que se está generando el miracomonosponemos y el No es No.

—Lo interesante es que las actrices ayudaron a denunciar otros ámbitos, no sólo de la cultura, sino laborales, familiares, de estudio…
—Totalmente. Todos estamos atados a prácticas patriarcales y machistas, porque venimos de generaciones y generaciones de esa cultura. Y uno tiene que detectar los vicios machistas que uno tiene.

Es muy terrible lo que está pasando, porque por ejemplo con el discurso de Darthés, y de muchos, se vuelve a poner a la víctima en lugar horrible. En el lugar de la culpa. Pero lo más importante es que se ponga en cuestión estas prácticas.

Es un medio, y tenemos una profesión que está atada a la exposición. En el caso de Thelma, ella se acercó como una compañera más, hubo una colectiva que la supo escuchar, acompañar y volver a escuchar.

Creo que cuando una compañera viene a contar lo que le pasó, hay que ser muy respetuoso y darle el tiempo hasta que ella esté lista lo pueda hablar, y hasta donde ella quiera contar también. Una colectiva va a apoyarla y a hacerlo de manera pública, si lo quiere. Pero lo importante es que se sepa que existen lugares de apoyo, que está el 144. Dentro de la colectiva, vemos nosotras a familiares, amigas, conocidas que a partir de eso nos mandan mensajes y nos dan testimonio de abusos, de historias calladas por años… nos llaman a nosotras por nuestra voz.

—¿Cómo sigue esta movida gigantesca? Ustedes han sido protagonistas de la enorme marea verde…
—Creo que una cosa importante es que no queremos salir a linchar a nadie… no queremos que se mate a nadie, porque si no, estaríamos corriendo el foco de lo que nos pasa como sociedad. Y otra vez estaríamos cayendo en un sistema que es perverso. Y entonces la marea te puede llevar hacia un lugar que no es donde está puesto el foco de nuestra lucha.

En la familia ¿cuántos hermanos, primos, han tenido charlas, comentarios absolutamente desubicados sobre una mujer, u opinando sobre el cuerpo de una? Y ahí también hay que estar muy alerta. En el ámbito familiar, la cantidad de abusos es terrible… el problema es que no es la familia, no es Juan Darthés, es un sistema que no se naturaliza más.

Creo que la marea es una voz que grita que no estamos dispuestas a soportar más un abuso, no estamos dispuestas a no prevenir; que nos vamos a apoyar y somos un montón. Y cuanto más se habla más te das cuenta de que mujeres grandes están planteando cuestiones muy de fondo. Muy profundas.

Hoy N° 1748 19/12/2018