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14 de noviembre de 2018

El gobierno quiere dejar de buscar el submarino y sus 44 tripulantes

Un año del hundimiento del ARA San Juan

A pocos días de cumplirse un año del desastre del submarino ARA San Juan, el ministro de Defensa Aguad anunció que su búsqueda se suspenderá a partir del 16 de noviembre y se retomaría en febrero de 2019. El buque Seabed Constructor, de la empresa Ocean Infinity, que es el que realiza la tarea de búsqueda, dejará de operar hasta entonces por supuestas reparaciones necesarias.

Esta información surge luego de que circulara por distintos medios que el gobierno nacional estaba decidido a suspender definitivamente, la búsqueda del naufragado submarino argentino, que desapareció el 15 de noviembre de 2017 con 44 tripulantes a bordo.

Desde que se produjo el desastre del ARA San Juan, el gobierno ha tratado de cerrar ese grave episodio sin responder a dos cuestiones centrales que reclaman los familiares de la tripulación. En primer término, dónde está el ARA San Juan. Determinar el lugar de su naufragio es importante, porque puede ayudar a responder, mediante su observación con el uso de las modernas tecnologías que dispone el buque Seabed Constructor. El segundo interrogante, que es cuál fue el motivo que llevó al hundimiento de la nave.

Ha sido la lucha de los familiares de los tripulantes la que ha impedido que el gobierno dé por terminada su búsqueda. Desde que se supo del siniestro, los familiares se movilizaron tanto en Mar del Plata –donde tenía su base el submarino ARA San Juan y se halla la Base Naval Mar del Plata que tiene jurisdicción sobre parte del Atlántico sudoccidental– y en la ciudad de Buenos Aires, donde realizaron varias movilizaciones y acamparon durante semanas en Plaza de Mayo, exigiendo respuesta a sus reclamos.

La búsqueda del ARA San Juan es, por un lado, una cuestión humanitaria. Hacia la propia tripulación náufraga, que merece reconocimiento y respeto de las autoridades nacionales porque su naufragio se produjo cumpliendo tareas propias de la defensa nacional, y en segundo término hacia los familiares que necesitan y esperan una respuesta verdadera, fundada en datos irrefutable, de lo que ocurrió con la nave desde su partida hasta su desaparición.

También es una cuestión de defensa nacional. La pérdida del ARA San Juan supone la pérdida de la principal capacidad operativa argentina en esa porción del Atlántico. No sólo por el tipo de buque que es el submarino San Juan, sino por el entrenamiento de su tripulación. La desidia gubernamental se basa, aunque no lo reconozca, en su decisión de entregar el control del Atlántico Sudoccidental al Reino Unido de Gran Bretaña, potencia colonialista con la que el gobierno viene sosteniendo una política de claudicación nacional.

El Acuerdo Malcorra-Duncan (Malcorra fue canciller de Argentina y Duncan es funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido), definió que la relación entre Argentina y los británicos estaba regida por los Acuerdos de Madrid, que establecieron el paraguas británico de soberanía y el control de policía del Reino Unido sobre las fuerzas armadas argentina, y el Acuerdo Foradori (ex vicecanciller de Malcorra)-Duncan, accedió a todas las pretensiones británicas de dominio y usufructo de la ocupación colonial de territorios insulares y mares adyacentes de parte del Reino Unido.

En el marco de esta política de claudicación nacional que conduce el asesor presidencial Fulvio Pompeo es que se produjo el naufragio del ARA San Juan. Pompeo es hombre de confianza y consejero clave en temas de seguridad, defensa y relaciones exteriores de Mauricio Macri, a quien acompaña desde que fuera Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Las maniobras del gobierno por cesar la búsqueda de la nave y de sus 44 tripulantes, se explican como parte de su política de subordinación a los intereses económicos, políticos y militares del Reino Unido en la zona del Atlántico Sudoccidental, donde el imperialismo inglés ha montado la base militar extranjera en Suramérica más importan, en Monte Agradable (Mount Pleasant su nombre en inglés), desde donde puede operar sobre la parte continental de la Argentina, apoyándose en el aeropuerto de Joseph Lewis en Río Negro, donde pueden descender aeronaves de gran porte, como las que utiliza el Reino Unido para sus dispositivos de agresión militar.

Hoy N° 1743 14/11/2018