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01 de agosto de 2018

Crónicas proletarias N° 319

Un millonario enviado de la Comintern (3)

En “El movimiento obrero en Argentina. Una contribución a su historia”, Felix Weil, heredero de una gran empresa alemana exportadora de granos fundada por su padre en la Argentina, detalla en 1923 su visión de la historia y la realidad de las corrientes sindicales y políticas entre nuestros obreros. Weil, nacido en Buenos Aires y educado en Alemania, retornó a Argentina en 1920, ya como comunista y con misiones asignadas por el secretario de la Internacional Comunista o Comintern. Uno de los aspectos más interesantes de su escrito, es la descripción que hace Weil de las corrientes contemporáneas, si bien toda su obra está teñida de los prejuicios europeizantes común en muchos dirigentes comunistas, y con un desconocimiento grande de la realidad de las luchas, particularmente las de fuera de Buenos Aires. Weil es parte de una corriente, que tuvo gran peso en la dirección del Partido Comunista, que despreciaba las luchas espontáneas del proletariado.
Weil diferencia en el “movimiento sindical” cinco direcciones: “1- la anarquista (la F.O.R.A.C. y algunos sindicatos autónomos). 2- la reformista-sindicalista (U.S.A.). 3- la “comunista”-sindicalista, un débil grupo de sindicatos autónomos, que se designa como comunista antipolítico. 4- la socialdemócrata, algunos sindicatos en la USA (trabajadores urbanos y estatales); 5- la comunista (en el sentido de la III Internacional)”. Y detalla “La primera y segunda dirección son antipolíticas y están en contra de la anexión a una de las organizaciones internacionales, habiendo de observarse que la F.O.R.A.C. recientemente agita por el resurgimiento de la ‘I Internacional en el sentido de Bakunin’; la tercera dirección es asimismo antipolítica, pero está a favor de la anexión a la Internacional Sindical Roja. ‘Político’ significa aquí, que se aspira a una unidad del movimiento sindical y político. Los partidarios de las direcciones 3 a 5 tienen numéricamente muy poco peso”.
Weil concluye que “Lo que salta a la vista al observar el movimiento obrero argentino y compararlo con el europeo, es la tendencia anarquista y antipolítica, que configura su carácter fundamental”. Adjudica esto y la “impotencia de las organizaciones obreras” en parte a la gran inmigración que llega “para ganar dinero rápidamente”, y a que “muchos trabajadores argentinos abrigan muy seriamente la esperanza de ascender a la clase propietaria por propia fuerza (¡o ganando la lotería, a la que en Argentina se le rinde un culto extraordinario!)”.

Hoy N° 1728 01/08/2018