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06 de febrero de 2019

Venezuela sangra por la disputa imperialista

Como registramos en el hoy 1750 del 16 de enero, en su discurso del 10 de enero el presidente venezolano Nicolás Maduro afirmó: “Es claro, público, notorio y conocido que Venezuela es centro de una guerra mundial del imperialismo norteamericano y sus satélites”. Pero nada dijo sobre que a esa situación de Venezuela en el tablero mundial, también ha contribuido grandemente la creciente ingerencia de las potencias imperialistas que disputan el dominio del mundo con Estados Unidos, en particular China y Rusia, dada la política de su gobierno de recurrir a “su apoyo”, sometiendo también al pueblo y al país al hambre y la entrega.

Después, al amparo las nuevas y grandes movilizaciones de las masas populares afectadas por esa situación, el viernes 23 de enero en Venezuela se inició un proceso de golpe institucional contra el gobierno de Maduro a partir de que Juan Guaidó –el presidente de la Asamblea Nacional venezolana de mayoría opositora–, se autoproclamó presidente interino. Los Estados Unidos fueron los primeros en “reconocer” a Guaidó, con el acompañamiento inmediato de algunos gobiernos latinoamericanos como el de Mauricio Macri. En cuanto a los imperialistas europeos demoraron su apoyo, pero exigiendo a Maduro la inmediata convocatoria a elecciones.

Repudiamos la abierta posición intervencionista de los imperialismos de Estados Unidos y la Unión Europea, así como la de los gobiernos como el de Macri que apoyan esa posición, sin dejar por ello de alertar sobre la ingerencia de un imperialismo como el de Rusia que, en su abierta disputa por el dominio del mundo, amenaza con convertir a Venezuela en una nueva Siria. El avance del golpe institucional y la prepotencia de Putin amenazan con llevar al país a una guerra civil. En cuanto al papa Francisco ha resistido las presiones de la propia Iglesia en Venezuela de apoyar el golpe institucional, reiterando su postura de exhortar al oficialismo y la oposición a tender puentes contemplando el interés del país y todo el pueblo de Venezuela (hoy N° 1752, 30 de enero de 2019).

Como lo ratifica el comunicado del PCR de la Argentina publicado ese mismo día: “Ante la situación de Venezuela sostenemos el principio de autodeterminación de los pueblos. Repudiamos el bloqueo financiero y la descarada injerencia en la situación interna del fascista Trump, así como la intervención de Inglaterra, apoyadas entre otros por el gobierno de Macri. Rechazamos también la ingerencia del presidente de Rusia, Putin, de generar un nuevo Vietnam”.

Nuestra defensa del derecho a la autodeterminación del pueblo y la nación de Venezuela y contra todo golpe de Estado que promueven los imperialistas, sea “institucional” (encubierto) o abierto (por sectores militares internos), es incondicional. Lo sabemos por experiencia propia a qué lleva eso y lo vimos también recientemente en Brasil con el golpe institucional a Dilma Roussef. Pero flaco favor haríamos al proletariado y a los pueblos oprimidos del mundo, incluidos los propios de Venezuela, decir que lo hacemos en defensa de un proceso revolucionario en curso en ese país o de un gobierno de izquierda como dicen los revisionistas justificando intromisión de los imperialistas de Rusia o de China frente al accionar golpista de los imperialistas de Estados Unidos, Inglaterra y la Unión Europea.

La mayoría de la clase obrera y de los pueblos de Venezuela que se desangran por el hambre, las enfermedades, la entrega y la represión o el exilio, se encuentran así ante el falso dilema de tener que optar por el apoyo de uno u otro sector oligárquico dependiente de uno u otro de los imperialistas que se disputan el dominio del país. Así una gran parte estaría neutralizada y muchos de los que se movilizan en las calles terminan haciéndolo en apoyo de las acciones de la Asamblea Nacional opositora al gobierno de Maduro.

En tanto el gobierno imperialista yanqui de Trump actúa cada vez más abiertamente amenazando con una intromisión militar, si no logra imponer al autoproclamado “presidente interino” Juan Guaidó. Esto se vio en el “descuido” del asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Bolton, mostrando un cuaderno con la anotación “5.000 tropas a Colombia”. A su vez, las principales potencias europeas pasaron de “apurar” a Nicolás Maduro para que convoque a elecciones, a reconocer a Guaidó través del Parlamento Europeo.

Por su parte, el imperialismo ruso, si bien sigue siendo uno de los principales sostenes internacionales de la presidencia de Maduro, junto con China, está dejando trascender que podría “conversar” con sectores opositores, “a condición de que la transferencia del poder sea legítima”.

Así, aparecen “especialistas en Venezuela” como Dmitri Rozental, de la Academia de Ciencias de Rusia (elceo.com/internacional), que afirman que “el pragmatismo prevalece en Rusia”, y que al Kremlin lo que le interesa es proteger sus intereses en el país sudamericano. Incluso se pueden leer críticas a Maduro en notas del sitio Russia Today, como una firmada por Eva Golinger, que habla del “mal manejo económico del gobierno de Maduro, una corrupción incontrolable y la falta de aceptar diversas opiniones y críticas dentro del chavismo”.
Se ve que sobre esto también opera el autoproclamado “presidente interino” Juan Guaidó, quien acaba de afirmar que “a China y Rusia también les conviene un cambio de Gobierno”, resaltando la necesidad de seguridad jurídica para todas las empresas, incluso para las chinas y las rusas. Según sus declaraciones, en el futuro que planea para Venezuela hay espacio para los actuales aliados del régimen de Maduro, bajo las mismas reglas que el resto.

Los intereses de los otros imperialismos cuya “seguridad jurídica” promete Guaidó tienen que ver principalmente con el petróleo de Venezuela, que “es codiciado por las potencias imperialistas que disputan entre sí, en América latina y en todo el mundo. Estados Unidos, Rusia y China, con esta disputa, están llevando al pueblo y la nación venezolana al baño de sangre de una guerra civil”, como también afirma el comunicado de nuestro PCR.

Como se ve no se puede confiar en los imperialismos “ni un poquitito así”, diría el Che Guevara. Una vez más se demuestra el error de intentar liberarse de un imperialismo (en este caso el de Estados Unidos) apoyándose en otros (en este caso Rusia o China).
A las grandes potencias imperialistas nada le interesan los sufrimientos del pueblo y la nación venezolana. Como lo han demostrado en otras partes del mundo, llámense Irak o Libia, y está sucediendo en Siria o el Yemen, las potencias masacran poblaciones enteras al tiempo que negocian cómo sacar ventajas del desangre de miles y miles. Porque “no hay imperialismo bueno”, como se reafirmó en el reciente acto por el 50 aniversario del PCR.

El presidente argentino Macri volvió a demostrar su rastrerismo y su política funcional a los intereses imperialistas, sean del color que sean, recibiendo a la “embajadora” designada por Guaidó, Elisa Trotta Gamus, “Ex colaboradora del presidente de la Cámara de Diputados bonaerense Manuel Mosca” (infobae.com). Digamos de paso que en la entrevista estuvo el secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia, Fulvio Pompeo, verdadero “monje negro” de las relaciones exteriores macristas, que tiene en su haber la defensa de los intereses británicos en Malvinas, por ejemplo.

Frente a los duros sufrimientos que vienen padeciendo el pueblo y la patria venezolana por la disputa interimperialista, refirmamos con firmeza el principio de autodeterminación de los pueblos, exigiendo el cese de toda injerencia abierta o encubierta por parte de las potencias imperialistas en la hermana República Bolivariana de Venezuela. Sólo el pueblo de Venezuela tiene derecho a decidir su propio destino.

Hoy N° 1753 06/02/2019