Al cierre de esta edición de hoy, una calma tensa reinaba en Urumqi, capital regional de Xinjiang, en el extremo noroeste de China, después de los terribles enfrentamientos étnicos y de la sangrienta represión policial del fin de semana anterior contra los pobladores uigures.
Las cifras oficiales reconocían más de 180 muertos, pero es posible que la cifra sea mucho mayor. Desde el inicio de los choques el gobierno provincial había desplegado en Urumqi unos 20.000 soldados, que aún permanecen estacionados en la ciudad.
El histórico conflicto entre habitantes de la etnia china jan y los uigures —grupo étnico mayoritariamente musulmán con lazos culturales y lingüísticos con Asia Central— vienen agravándose en los últimos años como consecuencia del ultranacionalismo jan y de la política de “colonización” con habitantes de esa etnia que desde hace décadas lleva a cabo el imperialismo chino en la provincia de Xinjiang. De una mayoría absoluta de uigures 20 años atrás, en la actualidad los jan constituyen más de la mitad de la población local. Probablemente, al igual que en el caso de las rebeliones en el Tibet, los odios étnicos sean fogoneados por manos cercanas al imperialismo yanqui.
El gobierno chino atribuyó los “disturbios” primero a una organización de uigures con tintes separatistas y dirigentes radicados en Estados Unidos; y después al “terrorismo islámico” y al propio Bin Laden.
Xinjiang es un territorio estratégico para China, ya que comparte una vasta frontera con Rusia, Mongolia, Kazajstán, Kirguizistán, Tajikistán, Afganistán, Paquistán y la India, y porque tiene grandes reservas de petróleo y es la principal región productora de gas del país.
03 de October de 2010