El Yaguané es un importante frigorífico ubicado en la ruta 3 a la altura del Km 38, en la localidad de Virrey del Pino, en La Matanza. Desde 1998 es la Cootrafiya, en la que trabajan 450 compañeros.
El compañero Tolosa comienza contándonos de las elecciones del 30/3: “Votó el 95% del padrón. Sobre 422 votantes, 258 respaldaron a la Lista Verde, contra 129 del gerenciador. Para nosotros fue una alegría muy grande ver que la gente había decido el cambio, y que habíamos duplicado en votos a la lista que representaba al empresario. Ese mismo día nos quedamos a cuidar el frigorífico, y ahora estamos casi las 24 horas acá adentro.
“El lema de la elección era nuestra realidad. Apostábamos a duplicar el salario y a que no se cierre la fuente de trabajo. Porque sabíamos que si ganaba la otra lista los primeros que volaban eran los mayores y nosotros, o sea la oposición. Les planteamos a los compañeros que la única solución era buscar el cambio. Que sean los propios obreros los que conduzcan esta cooperativa.
“La pelea fue con mucha ayuda de amigos, de profesionales y de la CCC, eso fue lo más importante, porque no estuvimos solos.
—¿Por qué y cómo inician la lucha?
—La cooperativa del frigorífico Yaguané ya tiene doce años, cuando iniciamos un proceso de recuperación. Del 2005 a esta parte cambió todo. Hubo un golpe dentro del frigorífico, y el último presidente legal de la cooperativa, Ramón Valdez, fue sacado a la fuerza por Carlos Luccetti, Héctor Martínez y Miguel Galarza, junto con el doctor Caro. Allí comienza el desastre de la cooperativa, los compañeros prácticamente trabajaban para estos tres y el doctor Caro, y recibían cada vez menos sueldo por mucho trabajo.
Al grupo de Caro y compañía los sacamos en abril del año pasado, demostrando la evasión que había en AFIP, las deudas, los juicios, y que ellos no contestaban nada.
Si bien logramos cambiar a la comisión anterior, nos salió mal porque un grupito que hay en Yaguané nos mete un empresario que termina enriqueciéndose con la cooperativa.
Este empresario, Moreira, que llegó al frigorífico en 2005, se llevaba las menudencias en consignación (que es lo que mayor ganancia da), generaba IVA y se lo pasaba a la cooperativa. Hizo su negocio y en 2009 entra como gerenciador. Él se llevó superganancias, y nosotros un salario de hambre de $300 semanales, trabajando una barbaridad, con el argumento de que éramos los socios de la cooperativa.
En diciembre de 2009, el nuevo gerente, jugando con la necesidad de la gente, convoca a elecciones truchas donde se postula el gerenciador Moreira y “Cachito” Alvarez contra nuestra lista. La gente presionada votó al empresario que amenazaba: “si gano yo, va a haber trabajo y van a tener unas Fiestas dignas”, porque las del 2008, las pasamos sin un peso. Y en realidad pasamos esas Fiestas con los $300. No hubo un aguinaldo ni de mil pesos.
Todo esto ocurrió estando el Inaes [Instituto Nacional de Economía Social] aquí adentro, que le deja hacer a Moreira lo que quiere y nos jode a nosotros. En ese momento protestamos porque me dejan de reconocer como presidente provisorio de la cooperativa, y reconocían las elecciones truchas. El Inaes dice que es un problema interno, que ellos no podían meterse. Pero nosotros seguíamos machacando para llegar a la elección extraordinaria.
Así conseguimos hacer las elecciones el 30 de marzo, que era un avance muy grande independientemente de que ganáramos nosotros. Nuestro objetivo era volver a legalizar la cooperativa.
—¿Por qué no estaba legalizada la cooperativa?
—Cuando estaba Caro, éste decía que las cooperativas se tienen que autogestionar, que no hacía falta el Estado. La gente, al ser éste un abogado que supuestamente era quien tenía las cosas claras, confiaba en él, y los traicionó.
El último presidente legal de la cooperativa fue Valdez hasta el 2004. Después vino Caro con esta gente, y nunca más se normalizó la cooperativa.
—¿Por qué ganaron las elecciones?
—Fuimos demostrando que los muchachos que traicionaron, junto con el empresario, se acomodaron ellos y no pelearon nunca más por la gente. La gente no hablaba, pero cuando fue el momento del voto, habló en la urna. Hacíamos reuniones de hasta 60 personas informando a los compañeros las deudas que había en la cooperativa, que había que cambiar esta situación porque la otra era la quiebra. Que el empresario no sólo se estaba enriqueciendo sino que empujaba a vaciarla para que sea una sociedad anónima. Supimos que él tenía 3 millones de pesos, que si la quebraba arreglaría con un juez y pagaría a diez años el frigorífico, y la mitad de la gente o más iba a quedar sin trabajo.
Entonces íbamos respondiendo, haciendo fotocopias y demostrándoles a los compañeros los problemas que teníamos, los pedidos de quiebra. Inclusive el Estado mandó una denuncia queriendo declarar inconstitucional la ley a favor de la cooperativa. Contradictoriamente, por un lado está el Inaes, que es el contralor de las cooperativas del Estado queriendo regularizarla y por el otro te quieren declarar inconstitucional la ley provincial que tenemos hasta 2013.
—¿En qué condiciones toman la cooperativa?
—Hace seis días que empezamos a trabajar con la nueva comisión, con la nueva contadora y profesionales que nos van a ayudar a levantar todo esto. Deudas son lo que abundan. En el Mercado de Hacienda hay unos 300 mil pesos de deuda que dejó Moreira en una semana. Más la de AFIP de 15 millones de pesos; 107 mil pesos de luz en Edenor. La deuda de 5 millones de pesos de Caro está en concurso en el Jugado 3 de La Matanza (demanda de proveedores que no se les ha pagado, juicios de quienes eran socios de la cooperativa).
De todos modos logramos pagar sueldos la semana pasada. Esta semana se está haciendo muy poca faena porque hay un boicot contra la cooperativa: quieren que esta nueva conducción no triunfe, que sea un fracaso. Una de las formas de boicoteo es diciendo en el Mercado de Hacienda que no compren animales para mandar a la cooperativa Yaguané. Moreira fue a difamarnos diciendo que nosotros le habíamos estafado, no deja que vengan usuarios a la cooperativa.
Esta semana empezamos a trabajar con el Mercado de Hacienda, creo que la semana que viene van a empezar a llegar animales.
—¿Qué peleas tienen por delante?
—Por una parte con los compañeros, discutiendo la situación de la cooperativa, y por otro, con los proveedores y clientes. El frigorífico es muy grande, se necesita mucha plata para sacarlo adelante. Se necesitan mínimamente 2.500 vacas por semana para ponerlo en funcionamiento, porque al ser tan grande tenemos semanalmente 110 mil pesos de gasto (electricidad, insumos, transporte).
El subsidio para cada socio de 600 pesos lo cobramos hasta marzo, ahora se volvió a gestionar por tres meses más, y estamos esperando que salga. Hasta que no encaminemos esto, nos están jugando de todos lados.
La semana que viene, si sale todo bien, empezaríamos a revertir esta situación: que si hay ganancias que se la repartan entre los socios, no entre los empresarios. No se puede sacar sueldos de miseria mientras el frigorífico tiene superganancias. No queremos que se enriquezca un empresario a costa de la sangre de los obreros. Estamos empezando un camino nuevo.
