Noticias

02 de October de 2010

Sobre la situación política

Informe de Comité Central del PCR / 26 y 27 de enero de 2008

I / El gobierno de Cristina Kirchner: más de lo mismo
          
Idas y vueltas de Cristina Kirchner 
Antes de asumir la presidencia, Cristina F. de Kirchner amagó algunos cambios en política nacional (se habló de pacto social) y, sobre todo, en política internacional.  Como señaló el Comité Central del 24 y 25 de noviembre del 2007, tuvo gestos de aproximación a EE.UU. –entre otros, la sanción de la ley antiterrorista y la acusación contra Irán por el atentado a la AMIA– y arregló negocios con monopolios alemanes, franceses, españoles e italianos. Posteriormente, pareció decidida a construir un eje en Latinoamérica con los presidentes Lula y Calderón, de Brasil y México.
Los yanquis, para evitar males mayores y por una necesidad estratégica de su política en América Latina (por el eje antiyanqui que integran  Fidel – Ortega – Chávez -Correa – Morales) la apoyaron en las elecciones de octubre del 2007. Pero conociendo la esencia de los sectores hegemónicos en el bloque de clases dominantes en la Argentina que expresa el kirchnerismo (sectores de burguesía intermediaria y terratenientes ligados predominantemente a otros imperialismos) mandaron una representación de tercera o cuarta línea a las ceremonias de asunción presidencial, en diciembre.
El caso del “valijero” Antonini Wilson desarticuló todo el juego kirchnerista. Es evidente que los yanquis provocaron el incidente de la valija en el Aeroparque, que tienen en su poder fichas grandes y que sólo jugaron algunas. Lo hicieron con la habitual prepotencia imperialista a la que tienen acostumbrados a los pueblos latinoamericanos. Utilizaron el caso de la ya famosa valija con dinero donde hubo, evidentemente, elementos de corrupción estatal en Venezuela y en Argentina, para atacar al gobierno de Chávez y al gobierno argentino que, junto a otros gobiernos de América del Sur, acababan de crear el Banco del Sur en un acto caracterizado por los discursos de cuestionamiento a los yanquis.
Las  provocativas declaraciones difundidas desde los EE.UU. sobre el destino del dinero de la valija obligó a Cristina Kirchner a pasar al ataque violento al imperialismo yanqui y acercarse a Chávez (que acababa de perder las elecciones en Venezuela). Simultáneamente, en alianza con el gobierno colombiano de Uribe, los yanquis maniobraron para el fracaso de la operación de rescate humanitario de rehenes de las FARC, golpeando de nuevo a los gobiernos de Chávez y de Kirchner.

El modelo kirchnerista
A poco andar se vio que el gobierno de Cristina K. tiene la misma matriz que el gobierno de su marido:
Los que colocaron en el gobierno a Néstor K. en el 2003, se propusieron –con el acuerdo del conjunto de las clases dominantes– cerrar las heridas de la crisis del 2000 y las del Argentinazo. Para ello era, y es, fundamental, sacar de la calle al movimiento obrero ocupado, al movimiento de los desocupados, a los jubilados y a todas las fuerzas populares. El gobierno kirchnerista compró a algunos dirigentes (“borocotizó” se dice ahora), a otros los paralizaron con promesas, engaños e instrumentos como las cooperativas “truchas”, etc. Pero las luchas de las masas oprimidas se han incrementado e incluso la crisis energética volvió a producir cacerolazos y cortes de calle en la Capital Federal. Y hubo multitudinarias marchas por los aniversarios del 24 de marzo, 20 de diciembre, Cromagnón, por Jorge J. López, entre otras.
El gobierno tuvo a su favor el “viento de cola” del auge de la economía internacional, auge provocado por la desaparición del mercado socialista y la incorporación al mundo del trabajo de centenares de millones de obreros (el número de integrantes de la clase obrera en el mundo creció cuatro veces en quince años) en condiciones de superexplotación y bajos salarios, que permitió incrementar extraordinariamente la plusvalía de los monopolios imperialistas y benefició, muchísimo, a los países productores de materias primas de América Latina. Estos países crecieron durante los últimos seis años a un tasa promedio anual de casi el 6%. En nuestro caso se salió de la crisis más profunda en más de un siglo con una política exportadora favorecida por un dólar alto, salarios muy bajos, tarifas congeladas (que ayudaron, también, al traspaso de algunas empresas privatizadas a manos de la familia y los amigos del kirchnerismo) y subsidios a los grupos ligados al poder. El kirchnerismo sueña con quedarse en el gobierno al menos hasta al 2019. Un sueño parecido al que tuvieron todos los gobiernos, desde la dictadura de Onganía a la fecha.
El kirchnerismo expresa a un grupo de monopolios de burguesía intermediaria de distintos imperialismos que controlan, entre otros rubros, la totalidad de la minería, el aluminio, y lo principal del petróleo, la pesca, la energía, los aeropuertos, el turismo, el juego, y a lo fundamental de los terratenientes y los grandes grupos dedicados al negocio agrario. Cuentan con el apoyo del complejo sojero, dependiente de la tecnología de monopolios agroquímicos y proveedores de semillas, como el monopolio yanqui Monsanto, y del mercado chino. Casi uno de cada tres dólares que entran por las exportaciones proviene del complejo sojero (granos, pellets, aceites, etc.). Por eso el gobierno kirchnerista tiene como eje estratégico la alianza con el imperialismo chino, al que le ha hecho grandes concesiones.
Las clases dominantes en su conjunto, como lo dicen abiertamente en la intimidad muchos empresarios y terratenientes, han hecho muy buenos negocios desde el 2003. Ni qué decir el bloque hegemónico y el  kirchnerismo gobernante. Este último ya era importante en el 2003, pero desde entonces hasta ahora se ha enriquecido “a paladas”.
Antes de entregarle el gobierno a Cristina, Néstor Kirchner firmó personalmente decretos –para no comprometer a su mujer– e impulsó leyes, que hicieron concesiones leoninas al grupo petrolero anglo-ruso de Pan American; al monopolio de capitales rusos, Aluar; al testaferro armenio-ruso, especialista en  negocios turbios, E. Eurnequián, a quien le perdonó el incumplimiento del contrato para la explotación de los Aeropuertos Argentina 2000; al grupo español de Repsol-YPF, que se queda cada año con 12 mil millones de dólares que pertenecen al pueblo argentino, con el que se asoció el kirchnerismo a través de su testaferro, Enrique Esquenazi, viejo hombre de negocios del PC. Mediante concesiones de la ley petrolera llamada “Ley Corta”, Kirchner transformó a sus testaferros Cristóbal López y Lázaro Báez, de empresarios del juego y trabajos para el Estado, en magnates petroleros; lo mismo hizo con uno de los más viejos integrantes del grupo ruso en la Argentina y actual presidente de la Cámara Argentino-China, Julio Werthein, quien logró importantes concesiones petroleras en La Pampa. El 5/12/07 Kirchner prorrogó, por decreto, hasta 2032, la concesión del Hipódromo y del complejo tragamonedas de Palermo (que vencía en 2017) a nombre de Cristóbal López y Federico Achaval. Un negocio de más de un millón de dólares por día, necesario, además, para el blanqueo de la plata “en negro”. También otorgó al grupo Clarín, pocos días antes de la transferencia de la presidencia, el monopolio de la televisión por cable.
Tras haber ocultado durante cuatro años la crisis energética, ésta estalló brutalmente en este verano sin que se avizore una salida para la misma.
El peso de la concentración de la propiedad de la tierra ha aumentado: el 60% de la producción de la soja la hace el 4% de los productores. Crece “la patria sojera” a expensas de otros cultivos y de la ganadería. El gobierno sigue cerrando los ojos al acelerado proceso de extranjerización de la tierra que ha permitido a diversos grupos imperialistas –incluyendo a la propia familia del presidente yanqui Bush– apropiarse de más de 17 millones de hectáreas.
Entre el 2002 y el 2007 se pagaron 165 mil millones de pesos de la deuda externa. Y hoy se deben otros 165 mil millones de pesos. En el 2008 se debe pagar una elevada suma de intereses y vencimientos.
La construcción de la empresa Botnia sobre el río Uruguay,  las numerosas concesiones mineras hechas por las leyes del menemismo –como el caso de Veladero y Pascua-Lama en San Juan y Alto La Lumbrera que afecta Catamarca, Tucumán y otras provincias del NOA– y el agravamiento de la situación ambiental en la cuenca del Matanza-Riachuelo, han ido configurando un gravísimo problema ecológico para millones de personas a lo largo y ancho del país.
El gobierno kirchnerista guarda, desde antes del 12 de diciembre a la fecha, un vergonzoso silencio sobre la pretensión del imperialismo inglés de apropiarse de más de 3 millones de Km2 del territorio argentino, a partir de la usurpación de las islas Malvinas, Georgias, Sándwich del Sur y de nuestros derechos en la Antártida.
Y ahora, mientras millones de argentinos viajan a diario en condiciones infrahumanas en trenes desvencijados, el gobierno de Cristina concedió a la empresa francesa Alstom el llamado “tren bala”. El costo sería de 1.700 millones de dólares, el 10% lo desembolsa el gobierno argentino y el 90% restante lo financia el banco francés Société Générale, a cambio de bonos de la deuda externa argentina pagaderos en 15 años, al 10% de interés anual. Con lo que el negocio del banco francés será de unos 4 mil millones de dólares.
El gobierno, aplicando el torniquete de los bajos salarios a los empleados estatales, con una política tributaria que beneficia a los poderosos y descarga su peso fundamental sobre las masas populares, utilizando desvergonzadamente los fondos de los jubilados de la ANSES y el PAMI, no cumpliendo con el requisito constitucional de la coparticipación federal, entre otros medios, acumula un fuerte superávit fiscal. Kirchner utilizó $ 49.815 millones de ese superávit, por decretos de necesidad y urgencia, para subsidiar a monopolistas y terratenientes y no a la pequeña y mediana producción o para remediar los graves problemas de hambre, desnutrición, salud y educación de grandes masas populares.
Mientras la ANSES declara tener un superávit de 18 mil millones de pesos, sobre 5.200.000 jubilados y pensionados (incluyendo los veteranos de Malvinas) el 73% cobra las jubilaciones y pensiones mínimas, que están muy por debajo del salario de pobreza (que según los datos falseados del INDEC, en mayo del 2007 estaba en $ 920,69) y sólo el 7% de esos 5.200.000 jubilados cobra jubilaciones o pensiones por encima de esa línea de pobreza. Después de años de una situación económica internacional excepcionalmente favorable para los países pobres (en América Latina creció la economía hasta en Haití) en la Argentina seguimos teniendo 10 millones de pobres, 3 millones de indigentes, más de 2 millones de desocupados (sólo en zonas urbanas, según los datos mentirosos del INDEC kirchnerista, había 1.360.000 desocupados y 1.640.000 subocupados en septiembre 2007), trabajan más de dos millones de niños de menos de 17 años, 57 mil niños y adolescentes trabajan con el cartón y los desperdicios. Los planes sociales que se dieron cuando el salario de indigencia estaba en 109 pesos, están congelados entre 150 y 300 pesos cuando el salario de indigencia bordea hoy los 500 pesos ($ 487 según el INDEC rebelde de Mendoza). Se ha hecho público que 22 originarios del Impenetrable han muerto por desnutrición en los últimos meses (la cifra real es desconocida).
Los grupos monopólicos han hecho negocios enormes en este período, a costa del salario y la superexplotación de los trabajadores. Un ejemplo es Aluar, tal vez el monopolio más beneficiado desde el 2003 por los subsidios y concesiones del kirchnerismo. Cuando regía el 1 a 1 en la relación peso-dólar, un trabajador de Aluar ganaba 2.200 dólares por mes y Aluar vendía la tonelada de aluminio, puesta en Europa, a 1.000 dólares. Hoy la tonelada de aluminio vale 3.000 dólares y el trabajador de Aluar mejor pago gana 4.000 pesos.
En resumen: la enorme riqueza generada por la situación económica internacional más favorable en un siglo, no gotea para los de abajo. Sólo beneficia a un puñado de monopolios y terratenientes, en su enorme mayoría extranjeros.

      
II / Las luchas populares

La elevada cantidad de abstenciones, votos en blanco y nulos en las elecciones del 28 de octubre, principalmente en los lugares de concentración obrera y popular, donde se puede decir, con razón, que el no voto fue el gran triunfador de esas elecciones, demostró la insatisfacción de grandes masas por la situación general, el rechazo a la política kirchnerista y a los políticos del sistema y debilitó al gobierno de Cristina Kirchner, que pese a fortalecerse relativamente entre los diferentes grupos que disputan el predominio en el bloque dominante, fue votada sólo por un tercio del padrón electoral, lo que condicionó su política posterior.
Como señaló el Informe del Comité Central del 24 y 25 de noviembre del 2007: “El peso de la abstención y el voto en blanco y nulo, y la fragmentación de los partidos burgueses (algunos al borde de la disolución, como la UCR y otros paralizados, como el PJ) demuestran que la crisis de hegemonía que se abrió en el 2001, no se ha cerrado” y que, pese “al acuerdo transitorio de los de arriba y al fraude electoral para evitar el ballotage, la disputa por el dominio del país entre los distintos imperialismos y grupos monopólicos y terratenientes se va a agudizar” (págs. 23 y 25). 
Además el kirchnerismo perdió las elecciones en la Capital Federal, en la provincia de Santa Fe, en Tierra del Fuego y en muchas ciudades importantes, quedó muy manchado y debilitado en Córdoba, y posteriormente debió aceptar que Scioli designara, en la provincia de Buenos Aires, un gabinete propio.
Con la derrota de Katz en Mar del Plata y la de Cobos en Mendoza sufrió un duro golpe la llamada “concertación plural” en la que se basaba la estrategia de los Kirchner. Ahora el kirchnerismo deberá utilizar a fondo lo que sus punteros llaman “los tres che”: “chapa”, “chamuyo” y “chequera”. Esto vale, también, para la propuesta reorganización del PJ, ya que han vencido los mandatos de los congresales de la provincia de Buenos Aires y la reorganización promovida por el kirchnerismo sólo podrá hacerse mediante maniobras y componendas a espaldas de las masas peronistas.
Si ya antes de que Cristina Kirchner asumiese la presidencia grandes masas populares la miraban con desconfianza
, ahora, incluso muchos que la votaron, más por temor a volver al “infierno” de la crisis que por amor a ella, la miran con bronca por la carestía de la vida y su negativa a reconocer y solucionar este hecho evidente para el pueblo. 
Antes e inmediatamente después de asumir Cristina, se enfrió la relación del gobierno con Moyano. Cristina demostró en varios hechos su disposición de apoyar a Antonio Caló, de la UOM, como secretario de la CGT y participó en un acto con Gerardo Martínez de la UOCRA, que tensó al máximo su relación con Moyano. Este amenazó con “llenar la Plaza de Mayo” si sus exigencias no eran aceptadas. Néstor Kirchner se reacercó a Moyano. La conquista de aumentos y doble aguinaldos y premios especiales para fin de año por el SMATA y otros gremios, el estallido de numerosas luchas obreras por abajo y la evidencia del carácter “trucho” de los índices del INDEC, hicieron fracasar, por el momento, el Plan Social con el que soñaba el kirchnerismo y ahora marchan a acuerdos por sector. Bajo la amenaza de la crisis internacional, y con el trasfondo de luchas obreras desde abajo, transitoriamente se ha hecho un acuerdo del gobierno con la CGT moyanista, con el pedido de Cristina de “cordura y mesura” en la lucha salarial y las reivindicaciones obreras.
Se agudizaron las contradicciones entre los de arriba. Fue evidente la participación de funcionarios del gobierno nacional en el estímulo a la ocupación y destrucción parcial del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires, con el fin de golpear a Scioli, al igual que la actividad de una jueza, amiga del kirchnerismo, contra Macri. La lucha en la provincia de Buenos Aires es aguda, municipio por municipio, entre kirchneristas y amigos de Scioli. Las masas y el Partido deben aprovechar para su avance esas contradicciones, sin abandonar su independencia política para no terminar furgoneando a algún sector del bloque de las clases dominantes opuesto a otro de ese mismo bloque.
El gobierno que venía con el plan de realizar una gran limpieza de mandos en las Fuerzas Armadas para colocar a sus amigos debió suspender transitoriamente esa tarea.
Las masas comprendieron rápidamente que el gobierno de Cristina Kirchner sería más de lo mismo. Y por eso Cristina no tuvo “luna de miel” para su gobierno y, apenas asumido el cargo, continuaron las luchas en curso: el conflicto de los obreros de la pesca de Mar Plata por el blanqueo, que venía desde junio y que en el proceso consiguió éxitos parciales; el de Mafissa en La Plata; el del Casino y el INDEC (lucha que ya va a cumplir un año) en la Capital Federal; los asambleístas de Gualeguaychú; paros en varias empresas metalúrgicas, docentes, entre otros.
Las luchas obreras continuaron y se intensificaron. Contingentes numerosos y combativos del proletariado rural como los tareferos de Misiones, limoneros de Tucumán, ajeros de Mendoza, cosecheros de San Juan, obreros de la fruta de Río Negro, salieron al combate por sus reivindicaciones: pararon, cortaron rutas, ocuparon galpones, etc. consiguiendo triunfos parciales y conmoviendo a provincias enteras. Estalló un nuevo conflicto en Terrabusi-Kraft que hicieron un paro total el 20 de diciembre y marchas combativas. Pararon los trabajadores de Arcor, Pepsico, Stani, y otras fábricas de la alimentación, pasando por encima de los traidores de sindicato. Los obreros de Terrabusi tuvieron importantes triunfos parciales y continúa la lucha. Todas estas luchas tuvieron una característica: arrancaron desde abajo, al margen de las direcciones sindicales traidoras; son luchas duras y en su mayoría largas, combativas, y enfrentaron la represión estatal y patronal.
Se ha abierto un proceso de lucha dura en los municipales de Capital Federal ante el proyecto macrista de despedir a miles de trabajadores y el compromiso de SUTECBA, que acordó con Macri a costa de los trabajadores. Varios intendentes kirchneristas del Gran Buenos Aires, con el verso de “achicar el Estado”, hacen lo mismo que Macri, y ha habido luchas importantes en varios municipios de la provincia de Buenos Aires.
El Partido deberá tomar firmemente la participación en el proceso de paritarias. Ahora, en lo inmediato, se marcha a la paritaria de la UOM y a la de bancarios. Los obreros metalúrgicos, realizando muchas veces igual trabajo que los mecánicos, tienen salarios muy bajos y el reclamo de aumentos acordes con la carestía de la vida recorre todo el gremio. En cuanto a los bancarios hay propuestas de lucha por salarios de acuerdo a la carestía de la vida de seccionales importantes. Luchamos por salarios y las demás reivindicaciones de los trabajadores y, en ese camino, se hace imprescindible el combate por la democratización del movimiento obrero, por la recuperación por direcciones clasistas y combativas de las organizaciones sindicales, barriendo a los jerarcas sindicales al servicio del Estado y las patronales.
El movimiento de desocupados de la CCC protagonizó importantes luchas en este período. Entre ellas se destacaron las de los desocupados de Jujuy, en diciembre, que consiguieron una ayuda para fin de año, 5 mil planes sociales y 800 en cooperativas y los de Rosario que ganaron, después de una lucha durísima que conmovió a la ciudad, 1.300 pesos por desocupado desde septiembre hasta diciembre, 400 planes, colchones y paquetes de comida. El 13 de diciembre se realizó la jornada nacional de lucha de los desocupados de la CCC en unidad con el movimiento de desocupados MTD Aníbal Verón en el Gran Buenos Aires, la Capital Federal y otras ciudades. Hubo movilizaciones importantes de los jóvenes desocupados con triunfos parciales. Sigue el combate por trabajo para todos y que, mientras se mantenga la desocupación, el gobierno nacional y los gobiernos provinciales y locales otorguen planes sociales que resuelvan con dignidad este problema.
Marchamos a la realización del Plenario Nacional de la CCC en la Capital Federal el 23 y 24 de febrero. Es muy importante la preparación minuciosa de este evento garantizando la mayor participación posible en él de afiliados y especialmente de amigos y aliados.


III / La nueva situación

La crisis financiera internacional
El 9 de agosto de 2007 comenzó en los EE.UU. la llamada “crisis de las hipotecas de alto riesgo”. Esta se extendió rápidamente al sector financiero yanqui y de otros países europeos, asiáticos, africanos y americanos. En la actualidad, luego de varios “días negros” de las bolsas en el mundo, ya muchos economistas, analistas y protagonistas de la política mundial aceptan, como acaba de decir el empresario, húngaro-americano George Soros, que la actual crisis financiera es “mucho peor que cualquier otra registrada desde la Segunda Guerra Mundial” (La Nación, 23/1/08). O como dijo Hillary Clinton: “los Estados Unidos se encaminan a una profunda y larga recesión … estamos ante una crisis económica global” (Ámbito Financiero, 23/1/08).
Cuando hablamos de crisis lo hacemos desde nuestra concepción marxista. Hablamos de crisis cíclica y no de “crisis general” del capitalismo, como hacen algunos o  “sacudones” de la economía, como dicen otros. Esta crisis arrancó en el centro del sistema (a diferencia del “tequila”, la del sudeste asiático, la rusa o la brasileña de fines de los ’90) y por lo tanto, más tarde o más temprano, se va a extender a todo el sistema. Va a ser, con seguridad, profunda y prolongada. Como se acaba de decir en la reunión de Davos “nadie ha visto todavía el fondo del barril” y traerá, seguramente, un “retroceso significativo de los mercados” y consecuencias que “modificarán seriamente la economía mundial”.  
El desarrollo de la crisis produjo el derrumbe de las bolsas mundiales, la crisis de grandes bancos, y aseguradoras y arrastró a la baja a los precios de los metales, los granos y la energía en los EE.UU. y el resto del mundo. La mayoría de los pronósticos financieros acuerdan que la economía norteamericana “entrará en recesión” (como llaman los economistas burgueses a la crisis). Los intentos de los Estados Unidos de frenar la crisis metiendo más dólares en el mercado y reduciendo las tasas de interés, han agravado el debilitamiento estructural del dólar (por los enormes déficits fiscal, comercial y financiero externo de los yanquis) y han alimentado la inflación a escala internacional. Frente a esto “lo que los gobiernos pueden hacer es tratar de atemperar sus efectos sobre los capitalistas, prolongándolas en el tiempo y descargándola sobre sus trabajadores y sobre otros países cuando son potencias imperialistas, como es el caso de los Estados Unidos” (hoy, Los manotazos de Bush, Nº 1200, 23/1/08). El desarrollo de la crisis, una típica crisis capitalista de sobreproducción relativa, va a agudizar los sufrimientos de las masas trabajadoras y la opresión nacional de los países dependientes del imperialismo.
Con el estallido de la crisis, cada Estado imperialista tomó medidas –como las del gobierno norteamericano– para defender los intereses de sus monopolios y demostró la falsedad de las tesis de los “globalizadores” sobre la inutilidad de los Estados nacionales en el mundo actual. Se ha comprobado el desarrollo desigual y a saltos del capitalismo mundial, donde grandes monopolios chinos y rusos han pasado a los primeros lugares entre los grupos que dominan el petróleo, el gas, las finanzas, etc. generando una gran inestabilidad económica y política que ahora se agravará con la crisis.
En nuestro país, tratando de no hablar de la crisis para evitar el pánico, los medios de difusión, bajo la presión del gobierno, pasan durante todo el día las noticias policiales y tonterías “cholulas”. Por otro lado, se machaca la idea que el precio de los granos y de otras exportaciones argentinas están a salvo. Lo mismo dijeron cuando la crisis del “tequila” en 1995 y en la crisis del 2001. Desde ya que la Argentina del 2007 tiene una situación diferente a la del 2000 pero ¿qué harán los grandes fondos de inversión que en los últimos años, luego de la caída del Muro de Berlín, en medio de la generalizada borrachera especulativa, acentuaron su participación en los mercados a futuro de los granos, el petróleo, etc.? ¿Qué sucederá con las burbujas especulativas infladas en China, nuestro gran comprador de soja y sus derivados, cuyas bolsas, al igual que las de la India, sufrieron golpes tremendos en el 2007? ¿Cómo soportarán China y la India, con sus economías orientadas principalmente a la exportación, el cierre de los mercados de los grandes países capitalistas? Creer que una economía de exportación totalmente controlada por monopolios imperialistas extranjeros y donde reina soberano el latifundio, como lo es la economía argentina, podrá escapar indemne de esto, es pura utopía. China no depende de la Argentina para alimentarse, pero Argentina sí depende de China (y la India y Europa, en parte) para sobrevivir.
Esto se entrelaza con la gravísima situación creada en el Medio Oriente por el empantanamiento del imperialismo anglo-yanqui en las guerras en Irak y Afganistán, las provocaciones del imperialismo anglo-yanqui y el gobierno sionista de Israel contra Irán y la agresión del gobierno fascista de Israel contra el pueblo palestino, el Líbano y Siria. Desde 1945 en adelante los EE.UU. enfrentaron las crisis recurriendo a la guerra. ¿Qué harán ahora? Simultáneamente Rusia vuelve a ser una potencia activa en la política internacional, jugando cada día con mayor independencia de los dictados de los Estados Unidos, y crece el peso internacional de China y de la India. El siglo 21 ha comenzado con tormentas que auguran guerras y revoluciones.
Todo esto demuestra que la época actual, la del  llamado “mundo globalizado” sigue siendo la época del imperialismo, “época de guerras y revoluciones”, como planteó Lenin.

Comité Central Partido Comunista Revolucionario de la Argentina
26 y 27 de enero 2008, Buenos Aires