Todos los medios de comunicación (no se diferenciaba oficialistas y opositores) resaltaron la gran cantidad de jóvenes que participaron en el velatorio de Néstor Kirchner. Miles. Esos mismos medios no destacaron de igual manera los miles de jóvenes que participaron en la marcha por justicia para Mariano Ferreyra, unos días antes. Ni los miles que llenaron la Plaza de Mayo en el estudiantazo, ni el 24 de Marzo. Ni los miles que participan en otras plazas del país y tantas otras masivas movilizaciones populares.
Todos los medios de comunicación (no se diferenciaba oficialistas y opositores) resaltaron la gran cantidad de jóvenes que participaron en el velatorio de Néstor Kirchner. Miles. Esos mismos medios no destacaron de igual manera los miles de jóvenes que participaron en la marcha por justicia para Mariano Ferreyra, unos días antes. Ni los miles que llenaron la Plaza de Mayo en el estudiantazo, ni el 24 de Marzo. Ni los miles que participan en otras plazas del país y tantas otras masivas movilizaciones populares.
No es una novedad “del momento” la incorporación masiva de los jóvenes a la política desde distintas formas y espacios. Una masa enorme de pibes busca dar cambios en un sentido popular, democrático, de independencia nacional y unidad de los pueblos de América Latina. Esto genera muy buenas condiciones hacia el futuro y abre la compuerta a un debate político de masas sobre “los caminos” para tales objetivos. Son miles y miles que encuentran en la lucha y en las calles el terreno para avanzar en resolver sus problemas y quieren organizarse.
El Argentinazo y los jóvenes
Los medios de comunicación oficialistas adjudican a los Kirchner este “nuevo” fenómeno. Nosotros no. El punto de quiebre en la cabeza de millones de jóvenes que tomaron la política en sus manos, como herramienta de hacer posible lo necesario fue el Argentinazo y la nueva situación que abrió. El “que se vayan todos” no fue escepticismo, fue conciencia de que este sistema y estas instituciones no van más; están podridas. Si Néstor K tuvo algo claro, siempre, era que gobernaba la Argentina del Argentinazo, el país del “que se vayan todos”. Fue el político que mejor leyó esa situación y se dio una política. Construyó un discurso por izquierda para hacer pasar una política de derecha.
Dejemos claro que Kirchner no fue el resultado del Argentinazo, como sí lo fue Evo Morales de las insurrecciones obreras y campesinas, como también Hugo Chávez del Caracazo. Por el contrario, fue el político elegido para “apagar esas brasas encendidas de diciembre de 2001”. Fue el hombre para “reconstruir el orden institucional” y cerrar las heridas abiertas entre el pueblo y las instituciones del sistema. Para tales fines tuvo que tomar medidas como la Asignación por Hijo, por ejemplo. Reivindicaciones por las que luchó el movimiento popular por años. El debate está en que si el gobierno dio o fue arrancado con la lucha.
Lo mismo puede plantearse en medidas de orden simbólico muy importantes en términos de memoria, verdad y justicia como bajar los cuadros de Videla y Galtieri del Colegio Militar. O el haber acompañado el Proyecto de Ley de Patricia Walsh de Derogación de las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Cada vez que pudo no reprimió directamente la protesta social, más que nada por desconfianza en las fuerzas de seguridad. Lo hizo mediante patotas sindicales o con policías provinciales. La lucha del pueblo de Gualeguaychú contra Botnia pasó de “causa nacional” a la criminalización de los asambleístas con el Estado Nacional como querellante. Aún hoy continúan procesados más de 5 mil luchadores populares.
Otras medidas importantes como la Ley de Medios fue la instrumentación de una necesidad popular ante un enemigo del pueblo como Clarín para una disputa intermonopolista, para avanzar en un multimedios K. Los puntos positivos de esa Ley (elaborada por años por organizaciones populares) deben ser tomados para avanzar y desnudar las verdaderas intenciones kirchneristas.
Los jóvenes en la avanzada de la lucha
El gobierno de los K ha sido, claramente, de entrega y sometimiento nacional. Han sido los que más deuda externa (ilegítima y fraudulenta) han pagado. Claramente priorizaron saldar las deudas con el FMI, el club de París, el BID… antes que la deuda con el pueblo. Han permitido la extranjerización de nuestras tierras que ya se cuentan por 20 millones de has en manos ajenas. Recursos estratégicos como el petróleo, la minería, la pesca, los puertos, los ferrocarriles siempre fueron considerados para los K una prioridad… para que los monopolios puedan hacer grandes negocios.
Las luchas populares desarrolladas desde 2003 hasta ahora muestran que en el intento de borrar de la memoria de millones las experiencias de lucha del Argentinazo, fracasó. No pudieron sacar nunca al pueblo de las calles. Y en esas luchas los jóvenes fueron y son la avanzada del combate obrero, campesino, estudiantil y popular. El problema es que son ocultadas, tergiversadas y, desde ya, sus protagonistas silenciados.
No hemos visto destacar a los medios de comunicación (tampoco al gobierno) el protagonismo político de los jóvenes en las luchas obreras como la de Kraft que en 2008 derrotó la tercerizacón y logró la efectivización de 900 jóvenes. Y el destacado papel jugado en la heroica lucha de 2009, con 38 días de toma de fábrica, contra los despidos, con la Comisión Interna clasista a la cabeza dirigida por Ramón Bogado. En la gloriosa lucha de Arcor en Córdoba, los jóvenes delegados jugaron un papel clave para romper el tope salarial. Y en la extraordinaria lucha de Paraná Metal aportaron la combatividad que hizo posible cortar más de 30 días la Ruta Nacional 9, en Villa Constitución. Cuando los jóvenes obreros empalmaron con los veteranos clasistas y luchadores derrotaron a la diabólica trinidad de empresas, gobierno y jerarcas sindicales traidores.
La juventud campesina en la rebelión agraria garantizó los cortes, las largas noches en la ruta, la firmeza del reclamo. Fue destacado el papel de la juventud campesina de Chaco en la gran marcha de 200 kilómetros y acampe en Resistencia. Los pibes fueron claves para mantener la firmeza de la lucha de Asoma y su acampe de 64 días. El último Congreso Nacional de la Federación Agraria mostró el papel decisivo que está jugando la juventud federada.
En los movimientos de desocupados la juventud engrosa las filas de nuestra gloriosa CCC. Han jugado un gran papel político en la lucha contra la droga y la delincuencia y por trabajo, salud, educación, deporte, cultura y recreación. Del protagonismo político de estos pibes no se habla. Sólo se acuerdan de ellos para nombrarlos como criminales cuyo delito es ser jóvenes y pobres. Nunca dedicaron un minuto a analizar que “ningún pibe nace chorro”.
Y el estudiantazo, ese estallido de miles que marcó a una nueva generación de jóvenes que se volcaron a las calles, a tomar colegios y facultades, a marchar junto a otros sectores. Fue un estallido precedido de luchas de secundarios y universitarios en todo el país. El 16 de setiembre la multitudinaria marcha en Capital Federal estuvo encabezada por los obreros de Paraná Metal. Un hecho histórico y un capítulo más de unidad obrero-estudiantil.
Todas estas luchas han marcado estos años de política kirchnerista al servicio de monopolios, terratenientes e imperialistas. Fueron luchas muy duras que golpearon fuertemente al gobierno. Pero claro, poco espacio han ocupado en los medios del sistema. Poco se habló de estos miles y su protagonismo. ¿O acaso de Mariano Ferreyra no hablaron sólo cuando lo mataron?, ¿cuántos cortes sin ninguna cámara habían hecho ya esos compañeros y tantos otros por su reincorporación y efectivización?