8. El 15 de octubre de 1988 se firmó en La Rioja la Convocatoria a la Emancipación, en una reunión en la que participaron los partidos: Justicialista, Intransigente, Demócrata Cristiano, del Trabajo y del Pueblo, MID, Confederación Laborista, Partido de la Izquierda Nacional, Movimiento Patriótico de Liberación, Conservador Popular, Confederación Socialista y el Movimiento Democrático Popular. Con la Participación de los Presidentes de todos los Partidos, el 24 de febrero se proclamó formalmente la unidad del FREJUPO, en Mar del Plata, antes de un multitudinario acto. Con posterioridad a la realización del Congreso del Partido Justicialista.
Desde mediados de octubre hasta principios de marzo se discutió entre todos los partidos el Programa del Frente. Discusiones que tuvieron un punto álgido luego del Congreso Justicialista, porque éste aprobó un programa de contenido agroexportador a libro cerrado que tenía grandes contradicciones con el que se venía elaborando en la Comisión respectiva del Frente. Finalmente se acordó el programa conocido. Programa en el que tuvo nuestro Partido un protagonismo destacado, que fue condición para nuestra participación en el mismo y que propagandizó luego en todo el país.
Fue evidente que, como definimos en diciembre en el menemismo aparecen sectores proyanquis, prosoviéticos, proeuropeos y sectores de burguesía intermediaria y de terratenientes nacionales, y junto a éstos aparece un sector de burguesía nacional y sectores segundo y tercermundista que por ahora predominan en el menemismo, y se va conformando una amplia izquierda en el peronismo, desde muy distintos sectores, algunos se van aglutinando dentro de los renovadores, y otros se van conformando dentro de la corriente menemista; y una amplia corriente nacionalista enemiga de ambas superpotencias va creciendo dentro del menemismo. Por eso dijimos en el Comité Central de diciembre (pág. 18): “Nuestra política tiene que ser una política de apoyarnos en la izquierda, ganar el centro y aislar a la derecha”.
En la práctica el centro del trabajo del Partido fue impulsar la campaña electoral para derrotar al alfonsinismo Y lograr el triunfo del FREJUPO en todo el país.
– La constitución del FREJUPO planteó en lo electoral la política de frente opositor y muchos años de lucha de nuestro Partido por llevar adelante la línea de frente único, particularmente con las masas peronistas y el peronismo. La hegemonía en el FREJUPO estaba en manos de sectores nacionalistas burgueses, y junto a fuerzas de izquierda, tenían peso en él también diversos sectores prosoviéticos. El FREJUPO fue un gran instrumento electoral para desenmascarar y desbaratar las maniobras que realizó el gobierno, y para garantizar su derrota el 14 de mayo. Para garantizar una victoria aplastante que diese por tierra su intento final de burlar en el Colegio Electoral el triunfo en las urnas, en el caso de que este fuese muy ajustado.
El FREJUPO, en todo este proceso, fue un instrumento decisivo para volcar al pueblo al apoyo de la fórmula Menem-Duhalde y barrer el continuismo de Angeloz-Casella. Continuismo que contó con el apoyo de todo el aparato estatal y la mayoría de los medios de comunicación masivos de todo el país.
– En este proceso se desarrollaron debates en relación a nuestra posición, particularmente contra las presiones alternativistas de izquierda de ir solos para las que era lo mismo Menem que Angeloz.
Erraban así en el blanco, con lo que ayudaban objetivamente a Alfonsín.
Esta polémica fue desarrollada en el Comité Central de diciembre de 1988. Allí se argumentó que al trazar la línea de frente opositor rechazamos la táctica de marchar solos electoralmente y de utilizar las elecciones como un mero instrumento propagandístico y para reforzar a cuentagotas nuestra influencia. Y seguimos el camino de acompañar la experiencia de las grandes masas populares, de fundirmos con ellas sin dejar de ser su vanguardia marxista-leninista y, junto a ellas, ir construyendo la vanguardia real de masas.
Rechazamos la táctica del frente de izquierda. La táctica de unir sólo a las fuerzas de izquierda. Llamadas de izquierda desde cierta perspectiva, lo que no implica que lo sean en la realidad de la lucha de clases de un país dependiente. Esta táctica del frente de izquierda la practicamos al inicio de nuestra ruptura con el P“C”, hasta el año 1974. La práctica nos demostró, claramente, que es una línea errónea. Es una táctica que se inscribe en una estrategia que parte de caracterizar la estructura económico-social argentina como capitalista dependiente; subrayando (lo que no está en discusión) el carácter predominantemente capitalista de las relaciones de producción en la Argentina. Pero menospreciando el carácter de país oprimido por el imperialismo, el carácter de país dependiente de la Argentina; y no dando importancia a la subsistencia de resabios precapitalistas en el campo (que son el subproducto del origen precapitalista del latifundio en la Argentina y el tributo que pagan el imperialismo y la gran burguesía intermediaria a los terratenientes por su alianza en el bloque de las clases dominantes).
La teoría del capitalismo dependiente, que ahora sustentan los P“C” prosoviéticos latinoamericanos, niega la validez de la definición leninista de la época, (época del imperialismo y la revolución proletaria) y consiguientemente niega las tesis leninistas sobre el imperialismo. Se niega que el mundo entero se divide en naciones opresoras y oprimidas; que éstas son la inmensa mayoría y que el proletariado mundial debe luchar al lado de ellas; y se reemplaza la tesis de la existencia de países opresores y de países coloniales, semicoloniales y dependientes por la de países desarrollados y medianamente desarrollados, aplicando aquí también la teoría revisionista de las fuerzas productivas. Además se desconoce el carácter imperialista de la URSS actual, a la que se considera socialista, y se parte de la posibilidad de apoyarse en ella para enfrentar a los imperialistas yanquis.
Los partidarios del frente de izquierda consideran, consiguientemente, que la revolución es socialista desde el inicio y golpean a toda la burguesía en bloque como enemigo. Se trata de una teoría pequeñoburguesa de la revolución, trotskizante, e instrumentada por el socialimperialismo.
Con el peronismo tuvimos alianzas del 74 al 76, y del 76 al 83. Con posterioridad en el peronismo se abrió un período de divisiones, de vacilaciones y de crecimiento de sectores conciliadores y, en ocasiones, colaboracionistas con el alfonsinismo. Algunos de esos sectores llegaron en algunos casos a ser predominantes o muy fuertes, Ahora, dijimos en diciembre de 1988, intentan resistir pero no dejarán de vacilar, como demostraron las propias discusiones en el Frente. La burguesía nacional se ha caracterizado y se seguirá caracterizando por su debilidad y su duplicidad. Por eso nuestra política es su neutralización como clase. Lo que exige una línea hacia sus diversos sectores, de izquierda, incluso revolucionarios, de centro, y de derecha, en relación a la lucha antiimperialista, democrática y social. Una política que golpee y aísle a los recalcitrantes y gane a sus sectores patrióticos y antiimperialistas.
El Partido tuvo también una rica experiencia unitaria con el peronismo en la época antigolpista. Entonces conocimos los tironeos de derecha y de izquierda. Y aprendimos de la necesidad de no unilateralizar la línea. De no contraponer la fuerza propia al frente único. De no anteponer los temores a los resultados de la unidad. Porque sin línea de frente único no crecerá la fuerza propia y sin ésta no habrá a la larga un verdadero frente único, ni podremos conquistar la hegemonía en él. Rechazamos la política de “sólo unidad” y de “sólo lucha” en el frente único, porque somos partidarios de la política de unidad y lucha y lucha por la unidad. La hegemonía la conquistará a través de una justa línea de unidad que permita hacer avanzar el frente. Claro que una de las claves, como señaló el Comité Central en diciembre de 1988, es que: para poder garantizar la unidad y la lucha es necesario que el Partido trabaje con los tres programas. Es decir, el FREJUPO tiene que permitirnos avanzar, acumular fuerzas en el camino de acumulación principal de fuerzas que definió nuestro Quinto Congreso, en su Estatuto, en su Programa y en su Resolución Política. Esto exige la lucha por estos tres programas separados (el del Partido, el que proponemos al FREJUPO y el del FREJUPO). La práctica del Partido en este período fue muy rica y volvió a comprobar la justeza de la línea del Quinto Congreso.
– A medida que la campaña electoral se fue desarrollando en todo el país, acosado a comienzos del año además por la crisis energética, y consciente de que crecientemente las grandes masas se volcaban en favor de la fórmula Menen-Duhalde, el gobierno desencadenó nuevas maniobras.
Claro que luego de varios años el pueblo fue haciendo su experiencia y calando la mentira alfonsinista. Especialista en campañas espectaculares como fue la denuncia del pacto sindical-militar en la elección de 1983, los atentados con bombas en las escuelas y cines de 1985, el robo de las manos de Perón o las fracasadas maniobras provocativas en el terreno militar en 1987 y 1988, el alfonsinismo impulsó el 23 de enero de 1989 el copamiento del Regimiento de La Tablada. Lo hizo con el objetivo de involucrar a Menem, Lorenzo Miguel, Seineldín y Rico en un “golpe de Estado”. Sobre esta base se ilusionaban con lograr la división del peronismo, creando así una situación que revirtiera el proceso político y militar que lo llevaba a una segura derrota el 14 de mayo. Pero su plan aventurero fracasó estrepitosamente. Surgieron pruebas irrefutables que involucraron a Alfonsín en el provocativo y aventurero operativo y que demostraron que para impulsarlo había contado con el apoyo y la complicidad de los servicios secretos soviéticos. Pudo saberse así que algunos de sus hombres, que habían coordinado su labor con altos funcionarios de la Presidencia y del Ministerio del Interior en los días previos, cayeron en los enfrentamientos. Con lo cual en vez de fortalecerse se debilitaron aun más las fuerzas y los planes de Alfonsín.
Por otra parte, contrariamente a lo planeado, la firme denuncia de Menem, de nuestro Partido y otras fuerzas del FREJUPO, transformaron el hecho en una grave denuncia contra las provocaciones del gobierno, que no vacilaba en llevar al país al borde de la guerra civil, y contra sus verdaderos patrones nacionales e internacionales. Al mismo tiempo mostraron las uñas sectores prosoviéticos y también subordinados a la socialdemocracia, que dentro del peronismo obstruían deliberadamente la campaña electoral con vistas a impedir el triunfo del FREJUPO o lograr un resultado reñido en las elecciones. Esto con la finalidad de transformarse en árbitros en el Colegio Electoral, dado que la elección de la fórmula se haría por la vía indirecta del Colegio Electoral. De esta manera pensaban burlar, o condicionar al máximo, lo que se iba transformando día a día en un clamor nacional: derrotar al alfonsinismo en las urnas y lograr el triunfo del FREJUPO y sus candidatos. El fracaso de toda esta aventura criminal significó la pendiente final en la que entró el gobierno alfonsinista hacia el 14 de mayo. A la vez permitió superar el impasse en el que había entrado el FREJUPO y derrotar a los que se oponían abierta o solapadamente a su constitución y lanzamiento.
– Nuestro Partido tomó desde el primer momento una justa y firme posición frente a los acontecimientos de La Tablada, y se esforzó por llegar con su posición al pueblo; cuestión muy difícil porque detrás de la supuesta democracia el alfonsinismo ejercía, y en particular lo hizo en esta oportunidad, un férreo control de todos los medios masivos de difusión. La ocupación de La Tablada por Baños, Burgos, Gorriarán Merlo y miembros del MTP coincidió con el incendio de la cárcel donde estaba detenido López Rega. Todo hace pensar que este operativo no siguió adelante por el fracaso del copamiento del Regimiento.
Pero mucho más grave, aunque mucho más silenciado, fue el criminal atentado a Jorge Molinas, de trece años, hijo de la compañera Berta y del dirigente de nuestro Partido Luis Molinas, realizado horas antes del copamiento de La Tablada. Jorge Molinas salvó milagrosamente su vida dado que el agresor le efectuó un disparo desde escasos metros, hiriéndolo gravemente en el tórax. Este atentado clarificó adónde ubicaban al enemigo quienes idearon y articularon el operativo de la Tablada. Por otra parte, si se tiene en cuenta el parentesco de Jorge Molinas con el Fiscal de la República, cabe pensar que los autores intelectuales del atentado planearon además sacar un rédito adicional y macabro; pues el asesinato sería así presentado como parte de la “acción fascista” que enfrentaba Alfonsín en La Tablada, en la cárcel donde estaba López Rega y en Rosario…
Nuestro Partido denunció en Rosario y nacionalmente pública y valientemente esta provocación, recibiendo la solidaridad de los partidos aliados así como de numerosos sectores de la clase obrera y el pueblo. Quedó al desnudo la más absoluta falta de escrúpulos con la que actuaron y actúan los aparatos militares lanussistas y los operadores alfonsinistas. Este operativo criminal, tarde o temprano deberá esclarecerse totalmente, con el consiguiente castigo a los culpables. Así como el asesinato de Enriquito Imoff, de dos años de edad, que conmovió a la opinión pública y que también aconteció en Rosario hace muy pocos años.
La pendiente en la que crecientemente se deslizaba el gobierno se acentuó con el fracaso evidente y acelerado del Plan Primavera, que como había denunciado nuestro Partido era un plan económico electoral, que no iba a solucionar sino a agravar el conjunto de los problemas del país y de las masas populares. Emergió la bancarrota real a la que había llevado al país el alfonsinismo, con una situación económica caótica y una inflación galopante. Por otra parte la CGT, luego de las luchas de septiembre, en los hechos se llamó a silencio y practicó una política de tregua.
Nuestro Partido durante toda la campaña electoral se esforzó por ubicar la raíz de los males que padece nuestra economía, por realizar un correcto diagnóstico de la larga crisis que año tras año viene agravándose, y propuso un plan de seis medidas. Estas fueron lanzadas en la alocución que el camarada Otto Vargas pronunció por radio a todo el país, reafirmadas en la mesa Redonda realizada en la Feria del Libro con la participación de los dirigentes nacionales del partido Justicialista, del partido Intransigente y del partido Demócrata Cristiano, César Arias, Oscar Valdovinos y Esio Silveira, respectivamente, el 24 de abril de 1989 y popularizadas en toda la campaña electoral.
En primer lugar, señaló, “creemos que es necesaria una reforma monetaria profunda que saque el dinero de la especulación y lo vuelque a resolver las condiciones de vida, de trabajo, de estudio y de salud, y que permita también el aumento de la producción” (…) En segundo lugar, ésta debe ir “acompañada posteriormente de alguna medida como la nacionalización de la banca, o nacionalización de depósitos, o abolición del secreto bancario (…) junto a un estricto control de cambios que garantice que en Argentina haya una sola moneda que sea la moneda nacional (…) En tercer lugar… medidas en relación al campo. La única solución profunda se dará con una reforma agraria. Pero digamos por lo menos que habrá que implantar la 13246 de arrendamientos agrarios (…) y hay que resolver como está en el Programa del FREJUPO la inclusión de los trabajadores rurales en la Ley de Contrato de Trabajo (…) En cuarto lugar “en cuanto a la industria (…) entre otras cuestiones anular los convenios entreguistas que hizo el alfonsinismo y que antes hizo la dictadura… y garantizar que la producción petrolera, la explotación y la comercialización sea realizada por YPF, que es la empresa más eficiente de la Argentina. Esto puede permitir obtener de 3.000 a 4.000 millones de dólares y puede ser una poderosa palanca para el desarrollo industrial. (…) En quinto lugar el Dr. Menem tiene que cumplir su promesa de no pagar por cinco años los intereses de la deuda externa. Y eso debe ir acompañado de la investigación de la deuda legítima e ilegítima (…) e investigando la corrupción y el vaciamiento (…) Y en sexto lugar practicar una política de unidad latinoamericana”. La importancia de estas propuestas se fue acrecentando en los meses siguientes, ante la brutal agudización de la situación económico-social.