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20 de December de 2010

12 y 13 septiembre 1977

Informe del Comité Central

Documentos del PCR / Tomo 4

I. Una política de hambre, entrega y represión

La dictadura videlista continúa aplicando su política de hambre, entrega y represión. Con lo que se va agravando la situación de las masas populares y la dependencia del país. Se tensan todas las contradicciones de la sociedad argentina.

I. Una política de hambre, entrega y represión

La dictadura videlista continúa aplicando su política de hambre, entrega y represión. Con lo que se va agravando la situación de las masas populares y la dependencia del país. Se tensan todas las contradicciones de la sociedad argentina.
El elemento principal de la política económica de la dictadura es la congelación salarial. Con ella se ha provocado una caída del salario real que tiene pocos ejemplos en el mundo. La corriente clasista de obreros rurales calculó en el mes de julio el salario vital y mínimo para la familia tipo en 10 millones de pesos viejos. Basta la mención de esta sola cifra para comprender lo lejos que está la enorme mayoría de los trabajadores argentinos de poder satisfacer sus necesidades mínimas con los salarios actuales. Hay que tener en cuenta que si la situación salarial de los obreros industriales es particularmente difícil, lo mismo que la de los empleados, la situación es mucho más grave en el caso de los trabajadores rurales. En todo el Noroeste argentino, a principios de agosto, era difícil encontrar salarios para los trabajadores rurales que superasen 1.900.000 $ m/n. La mayoría de los rurales están cobrando 800.000 a 900.000 $ m/n mensuales, desde Santiago del Estero hasta Jujuy.
La caída del salario real ha sido de tal magnitud que actualmente es uno de los más bajos del mundo. Una publicación del P“C” revisionista1, publicación que tiende a embellecer la situación actual y la política de la dictadura, debió reconocer que solamente entre marzo y septiembre de 1976, es decir en 6 meses, teniendo en cuenta que según estadísticas oficiales la caída del salario real había sido del 30%, la caída de los ingresos de los asalariados fue de cuatrocientos treinta y cinco mil millones de pesos nuevos. Al cambio promedio en ese entonces, equivalían a cerca de tres mil millones de dólares transferidos de los presupuestos de los asalariados a las cajas de los monopolios, los terratenientes y la gran burguesía.
El ejemplo da una idea de la magnitud del problema si se tiene en cuenta que la situación no ha mejorado desde entonces sino que se ha agravado. Miles de millones de dólares han sido sacados de los bolsillos de los trabajadores por la política de la dictadura y volcados fundamentalmente a la especulación, en beneficio de los grandes monopolios, de los terratenientes, o para sostener la política represiva de la dictadura videlista.
La demostración concreta de lo que significa esta caída del salario real (y que no está registrada por las estadísticas oficiales) es el gravísimo porcentaje de deserción escolar que se observa en todo el país pero principalmente en las regiones más pobres del mismo2; el hecho frecuente de que los chicos se desmayen de hambre en los colegios porque van a las escuelas sin comer; y la transformación de una serie de males endémicos y plagas en epidemias nacionales (Mal de Chagas, tuberculosis, enfermedades venéreas, sarna, piojos, etc.).
Millones de trabajadores conocen la triste realidad de no poder dar a sus familias más que mate cocido y pan duro. No siempre pueden hacer más de una pobre comida por día.
En el primer trimestre de 1977, según las estadísticas oficiales, la situación se ha agravado. El consumo cayó en un 9,1%. Como puede advertirse, la situación de las masas populares a un año y medio del triunfo del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 sigue agravándose, como resultado de la política económica de la dictadura videlista.
Paralelamente se ha intensificado la superexplotación de los trabajadores, particularmente en las grandes empresas, como es el caso de las grandes empresas del automotor, textiles, metalúrgicas, etc.
Aprovechando la difícil situación económica de las masas y la existencia de la dictadura, muchas patronales fueron reforzando la superexplotación de los trabajadores sin realizar inversiones en nuevos medios de producción. Han aprovechado la congelación salarial para introducir diferentes tipos de “premios” (a la producción, a la asistencia, a las horas extras, etc.), y de salario a destajo, que incrementan enormemente la explotación de los obreros; y han aprovechado la represión a las organizaciones sindicales para taponar la recategorización de los obreros. Particularmente difícil es la situación de la mujer y la de la juventud trabajadora. La derogación de importantes conquistas logradas por la mujer trabajadora con la Ley de Contrato de Trabajo, ha facilitado la ofensiva de superexplotación de las patronales respecto de ellas. Generalmente la mujer trabajadora no puede beneficiarse ni por los premios a la asistencia ni hacer horas extras, por las dificultades que le crea la atención de su hogar. En cuanto a los obreros rurales, la liquidación de las 8 horas y la política proterrateniente y propatronal de la dictadura han hecho que reinen la arbitrariedad y la prepotencia patronal en las grandes explotaciones de los terratenientes y capitalistas agrarios. Esto es doblemente válido para el caso de regiones como el Noroeste, en las que, por ejemplo en el Ingenio Ledesma, la patronal reúne a más de 2.000 obreros bolivianos en campamentos miserables por un salario de hambre, que se expresa en lo que la patronal llama “vivienda”, una mala comida, tabaco, coca y una botella de alcohol que produce la fábrica.
Crece la desocupación. Han comenzado las suspensiones y despidos en la industria textil, particularmente en la rama lana, derivados de la restricción del mercado interno. Siguen siendo habituales las suspensiones y despidos en el gremio de la carne. La Cámara de la Construcción ha denunciado la suspensión de los planes de construcción de 118.000 viviendas populares que se estaban edificando durante el gobierno peronista, lo que significa, según dicha Cámara, la desocupación para 140.000 obreros. Si bien es cierto que se observa actualmente en la Capital Federal un desarrollo de la construcción de lujo, hacia la que se vuelcan grandes sumas acumuladas en la especulación, como es típico en épocas de crisis, esto no significa que la desocupación que plantea la Cámara de la Construcción no sea verdaderamente dramática para miles de trabajadores de ese gremio. Martínez de Hoz ha “balanceado” -entre marzo del 76 y marzo del 77- 85.000 trabajadores estatales menos; y en 6 meses de este año 22.700 trabajadores menos, de los cuales 20.700 pertenecen a empresas estatales. Por lo que se ve, la política “gradualista” de Martínez de Hoz no es menos dura y tremenda para la clase obrera. Solamente en los ferrocarriles hay aproximadamente 28.000 trabajadores menos desde que se comenzó a aplicar el plan de “racionalización” de la dictadura. Junto con esto, se agravan todos los problemas de los trabajadores. Se han suspendido los planes de viviendas populares. Se han indexado las cuotas de las deudas con el Banco Hipotecario; se han pasado al régimen de FONAVI (Fondo Nacional de la Vivienda), y al de la Ley de Locaciones Urbanas, a todas las viviendas populares construidas o en construcción, en cuanto a su sistema de adjudicación y pago, amenazando con el desalojo a decenas de millares de poseedores actuales; y la reforma a la Ley de Alquileres ha colocado a miles de trabajadores en una situación desesperante. En el gobierno peronista se había conseguido con la lucha de los habitantes de las villas de emergencia que la provisión de luz a las mismas fuese gratuita. Actualmente la dictadura ha obligado a pagar sumas enormes para hacer la conexión de luz a esas viviendas (a las que cortó para ello todo suministro de luz). Junto con esto la Municipalidad ha iniciado una política agresiva de desalojo de las villas de emergencia en la Capital Federal, problema agravado por el plan de construcción de autopistas que dejan a miles de vecinos en la calle, en condiciones difíciles para conseguir vivienda, particularmente en el caso de los inquilinos.
Se agrava la situación de la salud popular con el arancelamiento hospitalario y con la política de la dictadura de asfixiar las obras sociales de los sindicatos. Las obras sociales de los trabajadores rurales (ISSARA), en muchos lugares, han sido entregadas al control de las sociedades rurales y de los terratenientes y grandes capitalistas agrarios.
Se asiste actualmente al drama de la crisis de la educación pública. Miles de docentes han dejado el trabajo por los sueldos de hambre, y en este año 1977, en muchos barrios populares han faltado maestros para atender las clases, e inclusive se da el caso de escuelas en el interior que han debido cerrarse por falta de maestros.
También es muy difícil la situación de las masas del campesinado pobre y del campesinado medio, pese a la propaganda “agrarista” de la dictadura. El 3 de junio venció la Ley de Arrendamientos Rurales, que la dictadura no prorrogó. Por lo tanto el 1º de julio comenzaron los desalojos en el campo y ya han sido desalojados muchos campesinos. Hay 140.000 familias campesinas afectadas por la política de arrendamiento de la dictadura, si sólo se tienen en cuenta las estadísticas oficiales, que ignoran a muchos miles más de arrendatarios, medieros y aparceros. Si se tiene presente que el valor de una hectárea de tierra en algunas zonas de la Pampa Húmeda ha superado los 150 millones de pesos, se podrá comprender la grave situación de aquellos campesinos que son desalojados, o de los hijos de los campesinos que quieren instalar su chacra y trabajar tierra propia.
La política de la dictadura beneficia en el campo a los terratenientes y a los grandes monopolios intermediarios.
¿Quién se benefició con la extraordinaria cosecha de trigo? Fundamental-mente el grupo de monopolios comercializadores; en primer lugar Bunge y Born.
¿Quién se beneficia con el precio bajo que se paga por la leche al productor tambero? Fundamentalmente los monopolios industrializadores, como La Serenísima y Sancor que han absorbido en el último período a otras empresas menores del ramo lechero. Y la concentración monopolista en el ramo de la industrialización y comercialización crece en la vitivinicultura, la fruta, el tomate, el azúcar, el algodón, etc.
También el conjunto de la masa campesina sufre por los elevados impuestos que descarga sobre el campo la política de la dictadura. Se dice en el campo que el Estado cobra “un arrendamiento” por cada hectárea de tierra en producción a través de los impuestos.3
En cuanto a la intelectualidad, y particularmente a los estudiantes, también sufren la opresión de la política represiva de la dictadura. En el caso de las universidades, solamente en la Universidad de La Plata, como resultado de la cláusula que obliga a tener rendida una materia en el último año para mantener la condición de estudiante, más de 20.000 estudiantes perdieron la condición de tales, lo que representa más del 40% del total de universitarios platenses. Como al mismo tiempo el comedor universitario no se ha abierto, miles de estudiantes de origen humilde han sido “barridos” de la Universidad de La Plata. Esta es la línea general de la dictadura en la universidad, donde también ha anulado todas las conquistas logradas por el movimiento estudiantil durante años de combate, como la autonomía universitaria, el cogobierno estudiantil –docente– no docente, los comedores baratos, becas, relativo grado de democratización de la enseñanza, etc. También la escuela secundaria ha sido llevada a una difícil situación por la falta de presupuesto y por la política represiva del videlismo.
Se explica que exista actualmente una emigración masiva de profesionales, de técnicos y obreros calificados, que abandonan la Argentina para radicarse en otros países de América y Europa. Se calcula en 500.000 el número de argentinos emigrados, de los cuales 70.000 están radicados en EE.UU.
En cuanto a la burguesía nacional, y a la pequeña y mediana burguesía en general, sufren por la restricción del consumo y la estrechez del mercado interno. Al mismo tiempo han sido duramente golpeadas por la Ley de Alquileres, que ha colocado en la calle a muchos comerciantes y pequeños industriales; por la política arancelaria, que facilita la importación competitiva de productos extranjeros, y por la política impositiva de la dictadura que, como es sabido, es una política que incide fundamentalmente en el consumo y la producción, disminuyendo los impuestos que anteriormente gravaban a las ganancias. Con el reciente blanqueo de capitales la dictadura le “pasó el rastrillo” a las ganancias especulativas de la pequeña y mediana burguesía, mientras los monopolios y los grandes terratenientes realizan inversiones falsas en minería, forestales, etc., por estar estas inversiones beneficiadas con la desgravación impositiva, y siguen luego especulando con ese dinero. La crisis económica en curso, agravada por las medidas de la dictadura respecto de las masas populares y de la pequeña y mediana burguesía, junto con el proceso de entrega y concentración monopolista que sigue la dictadura, han aparejado la ruina para una parte importante de la burguesía nacional.

Entrega de la economía nacional
La dictadura ha impuesto duras condiciones a la economía nacional para adaptarlas a las exigencias del Fondo Monetario Internacional. Mintiendo al decir que el país estaba al borde de la cesación de pagos en el exterior en marzo del 76, la dictadura ha realizado una política entreguista y de duras condiciones para el conjunto de la economía nacional. Ha beneficiado a un puñado de terratenientes y de monopolios, y ha ido entregando resortes claves de la economía nacional a los monopolios imperialistas, y particularmente al grupo monopolista de testaferros del socialimperialismo y de los terratenientes y grandes burgueses estrechamente asociados al socialimperialismo soviético.
Por un lado, cumpliendo las exigencias del Fondo Monetario Internacional se han devuelto a la ITT y a la Siemens las empresas que habían sido argentinizadas; y se ha devuelto a la Standard Oil y a la Shell la comercialización de productos derivados del petróleo que había sido transferida a YPF. Todo esto acompañado de jugosas indemnizaciones.
Simultáneamente, se han ido tomando medidas en beneficio exclusivo del grupo de testaferros del socialimperialismo soviético y de terratenientes y burgueses asociados a ellos. En este sentido puede indicarse, en primer lugar, la intervención a Aluar mientras se están renegociando entre el Estado y el grupo de FATE las cláusulas del escandaloso contrato de entrega del aluminio al grupo de testaferros Gelbard-Madanes. Se preparan así las condiciones para hacer inútiles todos los pronunciamientos judiciales que se den en el juicio que se sigue contra Aluar. También ha sido beneficiado el grupo de testaferros y terratenientes y grandes burgueses asociados a los testaferros del socialimperialismo soviético, en las principales concesiones petroleras otorgadas por la dictadura. Se ha entregado a una empresa de testaferros del equipo frigerista del socialimperialismo (al grupo de Acerías Bragado) la empresa Cantábrica en Morón; y al sector gelbardiano prosoviético se le ha entregado por un precio regalado la empresa Swift, con sus dos grandes frigoríficos en Rosario y La Plata, puertos y fábricas subsidiarias, etc., con una capacidad de exportación de 90 millones de dólares anuales. Empresas ligadas al grupo Gelbard-Korn-Werthein como Aslan y Ezcurra, Vialco, Tauro, Bonder, entre otras, han sido beneficiadas con las principales concesiones para el campeonato mundial de fútbol, que costará al pueblo alrededor de 400 millones de dólares.
También se ha producido en el último período un acentuado proceso de monopolización en el área de materiales e insumos para la construcción, preparando las condiciones para la concentración monopolista en esta rama de la producción (aglomerados, bloques prefabricados, etc.).
Toda esta política de hambre y de entrega de la dictadura ha sido incapaz de resolver en una forma rápida las graves consecuencias de la crisis que azota a la economía nacional. La Argentina continúa siendo el país de mayor índice inflacionario del mundo. La dictadura ha modificado el sistema con el que se calculaba el aumento del costo de vida. Con estadísticas tramposas habla de una inflación anual de 130 a 150%, cuando en realidad la misma se aproxima al 400%. Se mantiene una desenfrenada emisión de dinero. Se agrava la crisis de las economías regionales. El producto bruto interno aún se encuentra por debajo del índice correspondiente al mismo período de los años 1974 y 1975, pese a que ha habido en 1976-77 un crecimiento en el sector agropecuario. El déficit del presupuesto se encuentra en septiembre al nivel que los economistas de la dictadura preveían para fin de año, pese a la política de despidos y sueldos de hambre que se aplica en la administración pública. Por el otro lado, la Argentina deberá pagar hasta 1980 aproximadamente seis mil millones de dólares de deuda externa, la mitad de los cuales deberán ser pagados al finalizar el actual ejercicio, cuando vence el año de “gracia” dado por la banca internacional a la dictadura. Por lo tanto, Martínez de Hoz se apresta a firmar nuevos acuerdos con el FMI que agravarán la situación de dependencia del conjunto de la economía nacional. Por eso acaba de declarar que la situación económica no mejorará en los próximos meses.
Durante el mes de agosto se ha producido otro “estampido” inflacionario que ha vuelto a agravar tremendamente las condiciones de vida de las masas populares y a afectar también a los sectores de la pequeña y mediana burguesía nacional, y se mantienen las condiciones especulativas que caracterizan a la economía argentina.

La represión
Es imposible llevar adelante una política de hambre y de entrega como la de la dictadura sin una feroz represión.
La dictadura ha implantado en el país una represión de tipo fascista semejante a la de cualquier país fascista del mundo y desconocida anteriormente en la Argentina. Este es el país de América Latina en el que se denuncia mayor número de desaparecidos, de ejecutados, de asesinados, torturados y detenidos por la política represiva de un gobierno.
La Iglesia ha denunciado la existencia de más de 20.000 secuestrados en la Argentina y suman miles los muertos (si se tiene en cuenta que en Chile se denuncia la desaparición de unas 1.500 personas, se comprenderá que la dictadura argentina ha superado de lejos a las más odiadas dictaduras de América Latina). Hay zonas del país que soportan un régimen de “zonas ocupadas”, como sucede en el Noroeste, y particularmente en la provincia de Tucumán, en la que se generalizan permanentemente “rastrillos”; se ha implantado una “cédula de trabajo” policial que debe ser llevada por los trabajadores de los ingenios, y se expulsa de la provincia a todo aquél que no pueda justificar una ocupación; se realiza no sólo un permanente control sobre las rutas y localidades de la provincia sino también en los ingenios en horas de trabajo. En el ingenio Ledesma, en Jujuy, se han instalado 3 puestos militares permanentes.
Numerosas empresas del país tienen instalados puestos de policía y de gendarmería en su interior, a más de la policía interna; y ante cada volante que aparece en una gran empresa, o cada conato de lucha, asamblea o movilización obrera, la empresa es inmediatamente ocupada por el Ejército. Así sucede permanentemente en empresas como Ford, General Motors, Santa Rosa, Cantábrica, Mercedes Benz, Galileo, Fiat, Astilleros de Río Santiago, IKA-Renault, etc. Los organismos de represión han aumentado extraordinariamente el número de soplones y de agentes a sueldo que han infiltrado en el movimiento obrero y popular. Inclusive utilizan para este trabajo a conscriptos. Y una gran cantidad de elementos quebrados por la tortura son utilizados en el trabajo de patrullaje y para la lucha contra las organizaciones opositoras.
La represión en la Argentina sólo es comparable a la represión que se ha desatado en países como Etiopía y Angola luego de los golpes de Estado favorables al socialimperialismo; o a casos como el de la dictadura chilena que derrocó al gobierno de Allende; o a la situación de Indonesia posterior al golpe de Estado del 65.
Miles de presos son sometidos a condiciones tremendas en campos de concentración, en los que son mantenidos con los ojos vendados durante muchos meses y sometidos a toda clase de torturas. Los presos son llamados “bultos”, y cuando los organismos oficiales responden a las luchas populares y a los atentados de las organizaciones terroristas con la liquidación de rehenes, estos “bultos” son trasladados a disposición de las unidades que van a realizar la represalia para ser asesinados fríamente por éstas. Las torturas han llegado a un límite increíble de crueldad y de salvajismo, reproduciéndose en los campos de concentración y en las comisarías argentinas torturas que eran utilizadas en la Edad Media. Todas las guarniciones y bases militares se han transformado en cárceles y lugares de tortura.
La represión ha escapado a todo control central como sucede en todo régimen fascista. Es la dictadura terrorista de los terratenientes, de la gran burguesía proimperialista y de los monopolios extranjeros sin sujeción a ninguna ley. Son innumerables los casos de ciudadanos y trabajadores, alejados de toda actividad política, que han sido asesinados, o detenidos y bárbaramente torturados por las fuerzas represivas.
Junto con esto crece la corrupción en las fuerzas represivas, fundamentalmente en FFAA, principal instrumento represor del Estado fascista que ha superado con creces antecedentes como los de la Semana Trágica, las huelgas de la Patagonia, la dictadura de Uriburu, la represión de 1943, 1955, o 1972. Gran parte de la oficialidad y de la suboficialidad ha pasado por labores de represión, de tortura, y de asesinatos en las que centenares de ellos han quedado comprometidos con los crímenes de los dirigentes represivos de la dictadura.
Últimamente se ha desencadenado una campaña de provocación y represión criminal contra nuestro Partido, campaña impulsada por el socialimperialismo y sus agentes nacionales. Esa campaña se basa en argumentos mentirosos fabricados con el fin de colocarnos en el radio del golpe represivo al terrorismo; argumentos que han sido utilizados para desencadenar una feroz represión contra nuestro Partido en la provincia de Córdoba, en donde ha sido detenido el compañero Gerardo Luna, dirigente obrero mecánico, junto a numerosos obreros, estudiantes, amas de casa, muchos de ellos tomados como rehenes de la dictadura en reemplazo de familiares a los que buscaban las fuerzas represivas.
Esta campaña forma parte de la represión fascista al movimiento obrero y popular que intensifica su resistencia a la dictadura, y pretende hacer pasar esa resistencia de las masas y las fuerzas populares como la acción de un reducido núcleo de “subversivos”.
Uno de los instrumentos más refinados de la política represiva y antidemocrática de la dictadura es el proyecto de Ley de Asociaciones Profesionales que aprobó la Junta de Comandantes. Por este proyecto la dictadura piensa dar un golpe de muerte al movimiento obrero, liquidando la conquista histórica de éste, que es su unidad nacional y su organización sobre la base de delegados de sección. Por este proyecto, aprobado por la Junta, se impide la organización de federaciones nacionales y la reorganización de la CGT nacional hasta tanto se haya garantizado la división del movimiento obrero a nivel de fábricas y sindicatos, lo que se logrará por la aplicación de las disposiciones claramente divisionistas de esta ley. Se prohíbe expresamente la elección de delegado por sección. Esta ley apunta a romper la columna vertebral del movimiento obrero, la que permitió a éste desarrollar las extraordinarias luchas de las últimas décadas en la Argentina, y los grandes combates posteriores a 1969. Al mismo tiempo la dictadura aspira quebrar al movimiento peronista, cuya unidad y fortaleza y su carácter opositor, crea difíciles condiciones para los objetivos que se ha trazado la dictadura videlista.

La política internacional de la dictadura
En el terreno internacional la dictadura practica una política aventurera de provocación belicista. Ha abandonado el rumbo tercermundista que seguía el gobierno peronista y aplica una política hipócrita, aparentando defender los derechos nacionales pero coincidente, en la práctica, con los objetivos estratégicos del socialimperialismo soviético y su política de provocación belicista en el mundo.
La dictadura ha establecido un eje militar con el gobierno peruano, tratando de estimular y aprovechar la rivalidad que enfrenta a éste con la dictadura chilena y la difícil situación creada a Bolivia por la falta de salida al mar. También ha tratado, con resultado negativo hasta ahora, de extender este eje a Venezuela, con una clara orientación antibrasileña.
El dictador Videla y otros representantes de la dictadura han visitado durante este último período varios países latinoamericanos: Chile, Perú, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Venezuela. Hoy se puede hacer el balance de la política internacional de la dictadura. Las relaciones de nuestro país con sus vecinos son las más tirantes y difíciles en muchas décadas. La dictadura se niega a afirmar una línea de negociaciones pacíficas con los países hermanos para resolver los problemas limítrofes y de soberanía que subsisten. La situación es particularmente grave con Chile y con Brasil, si se tiene en cuenta que tenemos pendiente con el primero las cuestiones referentes al arbitraje respecto del canal de Beagle, y con Brasil las referidas a la construcción de Itapú-Corpus, entre otras.
Los voceros de la dictadura como la revista Discusión (que financia y dirige directamente el Estado Mayor del Ejército), han hecho pública la línea regional de la dictadura planteando que luego del arbitraje sobre el Beagle (arbitraje al cual se sometió la Argentina por imposición de los propios amigos de Videla, es decir del gobierno de Lanusse) ha saltado el “tablero geopolítico en América del Sur”. Reivindican para Argentina una salida al Pacífico, como existió en determinados momentos en el Virreinato del Río de la Plata, y plantean que “está todo en discusión” en América del Sur: el Estrecho de Magallanes, Antofagasta, la navegación del Río de La Plata, Itapú-Corpus, etc. La dictadura imprime así a la política exterior argentina un rumbo claramente provocativo.
Está claro que tras la aparente euforia “nacionalista” de la dictadura entreguista de Videla se mueven los personeros del socialimperialismo soviético, así como el imperialismo yanqui estimula los afanes revanchistas, o antiargentinos, en otros países de América Latina. Por lo cual la Argentina enfrenta uno de los más graves peligros desde su fundación como nación, como resultado de la política aventurera y de sometimiento al socialimperialismo que practica la dictadura. Si esta política continúa, serán inevitables para la Argentina las guerras con países hermanos y “las mutilaciones” territoriales de las que habló Massera en un último discurso. Por lo que es fundamental ratificar nuestra línea de unidad de los países de América Latina y el Tercer Mundo frente a las superpotencias, y la unidad revolucionaria de nuestros pueblos que asegure esa línea.

II. Las luchas del movimiento obrero y popular

Pese a las difíciles condiciones existentes, el movimiento obrero y popular no ha dejado de emplear diversas formas de resistencia a la política de la dictadura. Ha crecido el odio popular a la dictadura, y crece, se generaliza y profundiza la resistencia a la misma.
La clase obrera ha estado permanentemente a la cabeza del combate y de la resistencia contra la política de la dictadura. Las luchas a nivel de fábrica son innumerables y se han incrementado en agosto y septiembre. El movimiento obrero ha ido arrancando, con su combate permanente, modificaciones salariales por encima de los topes impuestos por la congelación salarial de la dictadura. Entre estas luchas tenemos que destacar las realizadas en General Motors de Lynch y de Barracas; en Alpargatas de Barracas y en SUPE de La Plata; en Ducilo y Platex; en Ford, en Lozadur (en donde la masa de trabajadores, principalmente las mujeres, enfrentó combativamente a efectivos del Ejército) y otras empresas ceramistas de la zona norte; en Standard Electric; en empresas bancarias; en Skolnik; en Good Year, en Correo Central; en Squibb. También han sido importantes las luchas en el SMATA Córdoba, en donde últimamente han realizado quites de colaboración los obreros de Santa Isabel, Perdriel e Ilasa, reclamando aumentos salariales.
Un hecho particularmente importante en la lucha general del proletariado ha sido la lucha realizada por 11 empresas de la zona norte de Rosario, en donde han habido 11.000 huelguistas que lucharon por aumentos de salarios con resultados diversos, conquistando en algunos casos el aumento de salarios y teniendo que soportar también la represión de la dictadura y despidos por la parte patronal; y en otros casos conquistando aumentos de salarios sin sufrir despidos y manteniendo la organización de fábrica.
Otro hecho de lucha importante ha sido la asamblea de 2.000 trabajadores de la Sanidad del Gran Buenos Aires.
También merece destacarse la huelga realizada por 82 sindicatos rurales de la provincia de Santa Fe para exigir la restitución de las obras sociales de ISSARA a FATRE, lucha exitosa que es un hito importante en la política de consolidación de la resistencia y de profundización de ésta a escala nacional. Además han habido luchas de los obreros rurales en empresas avícolas del Gran Bs. As. y en explotaciones agrícolas de la provincia de Buenos Aires y otras provincias.
Los obreros ferroviarios han realizado luchas con distintas formas -desde paros hasta quites de colaboración, amenazas de paros, asambleas con amenaza de lucha-, tratando de enfrentar la política de hambre y de privatización y liquidación de ramales ferroviarios de la dictadura. Estas luchas han debido derrotar la línea entreguista del sector prosoviético, del P“C”, del elemento colaboracionista Ravitti, y otros elementos subordinados a los testaferros del socialimperialismo en la Argentina. Al calor de la resistencia de las masas ferroviarias se han dado pasos en la organización y coordinación para la lucha en ese gremio.
Merece una consideración especial la heroica lucha de los obreros de la fábrica Mercedes Benz, en donde se enfrentó masivamente con el paro a los secuestros de la dictadura, obligando a ésta, en determinado momento, a devolver a un obrero secuestrado, y enfrentando valientemente y en forma combativa la presencia de tropas del Ejército. Esta lucha, que conquistó un aumento de salarios del 40% y otras reivindicaciones, ha sido comentada en extenso en Nueva Hora por lo cual nos remitimos a ese análisis.
También merece destacarse, por sus proyecciones para el futuro de la lucha antidictatorial, la constitución de las comisiones reorganizadoras de la CGT en La Plata y en Mendoza.
Igualmente, pese a las difíciles condiciones existentes, ha continuado luchando el movimiento popular, destacándose: el movimiento en la ciudad de Buenos Aires contra la construcción de las autopistas; el movimiento popular en las zonas de villas de emergencia amenazadas de erradicación; la reactivación del movimiento de lucha en los barrios de viviendas ocupadas a fines de la dictadura de Lanusse, ante las amenazas de desalojo de la dictadura; y el movimiento popular, particularmente de las mujeres, para la defensa de la salud popular y la mantención de las salas de asistencia y los ayudantes de salud en las barriadas pobres.
También han aparecido brotes de resistencia a la política de la dictadura en el movimiento estudiantil, y en los sectores profesionales e intelectuales. Ha habido acciones de resistencia en el movimiento estudiantil secundario y petitorios y reuniones para exigir reivindicaciones en la Universidad de La Plata, en Córdoba, en la Capital Federal. Estos brotes de resistencia han tratado de ser ferozmente aplastados por la dictadura a través de nuevas medidas represivas, de nuevas detenciones, etc., pero está claro que esto es lo que tiende a surgir y a generalizarse en la universidad. Además se notan pequeños pero importantes síntomas de organización para el combate entre los sectores profesionales e intelectuales, como ha sucedido entre los médicos, los abogados (sobre todo los abogados de la Asociación de Abogados de la Capital Federal), en la intelectualidad, entre los artistas, etc.
Indicando un nuevo estado de ánimo en las masas populares, ha comenzado a generalizarse el movimiento de familiares de desaparecidos y presos políticos. Comenzó a nuclearse, a través de distintas formas, para realizar gestiones a favor de sus familiares secuestrados por los organismos represivos de la dictadura. Este movimiento ha ido creciendo y ampliándose incesantemente desde su surgimiento, y ha realizado reuniones y concentraciones combativas, pese a la represión dictatorial.
También crece la oposición campesina a la dictadura. Son numerosas las filiales de la Federación Agraria Argentina y las asambleas de centros de la juventud agraria que han exigido medidas contra la política de desalojos de la dictadura, y son también numerosas las organizaciones agrarias que han protestado por la política impositiva de ésta exigiendo medidas contra las mismas. La dictadura ha tratado de arrancar hasta el último brote organizativo de las combativas Ligas Agrarias, asesinando y secuestrando a muchos de sus organizadores. Pero el fermento creado por las luchas agrarias del 69 en adelante no ha muerto, y las masas del campesinado pobre han adquirido una experiencia de lucha que volverá a manifestarse inexorablemente. También es importante la reorganización de los centros juveniles de la Federación Agraria.
Hay que ubicar entre las manifestaciones de oposición a la dictadura las realizadas con motivo del aniversario de la muerte del General Perón, en ocasión de la cual el Movimiento Peronista realizó más de 200 misas en todo el país que le permitieron reorganizar al activo de ese movimiento; y también hay que ubicar allí los actos realizados por los radicales en conmemoración del nuevo aniversario de la muerte de Hipólito Yrigoyen, donde se vertieron duras expresiones referidas a la política antidemocrática de la dictadura.
Una tendencia visible en el movimiento de masas, obrero y popular en general, es la tendencia al crecimiento de la resistencia a la política de la dictadura. Este crecimiento de la resistencia se basa en un extraordinario crecimiento del odio a la misma. Odio que se expresa en todos los sectores de la población de una y mil formas diversas. Las masas obreras y populares buscan los caminos para una lucha exitosa contra la dictadura. La experiencia ha enseñado que se puede derrotar a la dictadura sólo a través de la más férrea unidad de las masas, y a partir de garantizar determinado grado de organización de la misma al calor del propio combate.
Crecen el aislamiento y el empantanamiento económico y político de la dictadura, que no ha logrado articular con ninguna fuerza política popular el “diálogo” que pretendía, pese a los desesperados esfuerzos realizados por el P“C” y otras organizaciones subordinadas al socialimperialismo para tratar de rodear de apoyo popular a la política de la dictadura. La dictadura videlista carece de apoyo de masas. A este aislamiento en lo interno de la dictadura se corresponde un creciente aislamiento internacional. Existe una situación muy tirante con el Vaticano, con los principales gobiernos de Europa Occidental, y con la administración Carter del imperialismo norteamericano4. Y se ha intensificado, pese a la obstrucción de los representantes del socialimperialismo, un gigantesco movimiento internacional de denuncia de los crímenes de la dictadura y de solidaridad con el pueblo argentino.
 

El movimiento opositor a la dictadura
Distintas fuerzas populares y burguesas empujan una “apertura” negociada con los personeros de la dictadura. Otras fuerzas burguesas trabajan activamente por un golpe de Estado que desplace del poder al grupo hegemónico en la dictadura videlista, y lo reemplace por un grupo cívico-militar de distinta orientación.
Las principales organizaciones de la pequeña burguesía –tanto las de la pequeña burguesía seguidista de la burguesía reformista, como las de la pequeña burguesía radicalizada– confluyen con estas posiciones de las fuerzas burguesas, y no visualizan la posibilidad de una lucha revolucionaria contra la dictadura. Así sucede, por ejemplo, con el ERP y los Montoneros, que han declarado públicamente en el último período su apoyo al sector “aperturista” de la dictadura, planteando, en el caso del ERP, que hay que colocar “una cuña” en la puerta que amenaza entornarse para “abrirla del todo”; y en el caso de los Montoneros, que hay que “colocar un pie” en la puerta que se entreabre para abrirla del todo, etc.
Desde otro punto de vista, se puede considerar en el movimiento obrero y popular tres posiciones respecto de la dictadura: la posición colaboracionista, la conciliadora, y la de oposición a la misma.
En el último período ha crecido en todas las fuerzas populares la corriente de oposición a la dictadura. Así sucede tanto en el peronismo como en el radicalismo y en otras fuerzas populares.
En el caso del peronismo se ha fortalecido la dirección de Isabel, y, junto con esto, se han fortalecido las posiciones más duras frente a la dictadura. Al mismo tiempo se ha reorganizado una dirección de las 62 en la que predominan nítidamente los sectores opositores al videlismo, que plantean una política internacional de tipo tercermundista y que la Argentina es un país en disputa entre las dos superpotencias, EE.UU. y la Unión Soviética. También la reorganizada dirección de la Juventud Sindical Peronista ha definido una línea tercermundista contra las dos superpotencias.
Igualmente ha crecido la corriente opositora en el movimiento católico, representada por una serie de obispos y sacerdotes de orientación tercermundista, que también coinciden en plantear que Argentina es un país en disputa “entre los dos grandes imperios de la época”, dicen ellos, y califican a la dictadura de una dictadura “nazi-fascista”.
En el radicalismo, el ala colaboracionista con la dictadura (representada fundamentalmente por el sector de Hidalgo Solá) ha ido perdiendo fuerzas, y se ha fortalecido una política opositora a la misma.
En todas las fuerzas burguesas existe un gran sector conciliador con la dictadura, representado, fundamentalmente, tanto en el peronismo como en el radicalismo, por los sectores afines al socialimperialismo, o conciliadores con el socialimperialismo soviético. También es particularmente fuerte este sector en los núcleos socialistas que se han unificado recientemente, así como entre sectores demócratas cristianos.
Un importante sector peronista y radical oscila entre posiciones de oposición y posiciones de colaboración, en determinados terrenos, con la dictadura. El sector conciliador con la dictadura también es fuerte en la Iglesia, pero no ha logrado impedir los claros y fuertes pronunciamientos de ésta contra la política represiva y económica de la misma.
Se está produciendo un proceso importante en una serie de fuerzas populares que en determinados momentos tuvieron la línea de colaboración abierta con el sector prosoviético en la Argentina. Indicativo de esto sería la posición de un dirigente alendista que hace poco decía: “nos aliamos con el P“C” sin saber que le abríamos el camino a un imperialismo”. También en sectores importantes, particularmente obreros, que fueron influidos por las posiciones de las organizaciones terroristas de la pequeña burguesía, se observa una acentuada reflexión sobre la experiencia de éstas respecto de reemplazar con un pequeño grupo de combatientes selectos al movimiento de masas, y respecto de su confluencia, en la práctica, con el lanussismo prosoviético.
Si bien no se ha logrado hasta ahora una coordinación práctica, en la lucha, de las principales fuerzas opositoras a la dictadura, ya sea por las libertades democráticas, o en la lucha contra la entrega, y por las reivindicaciones obreras y populares, es visible una convergencia cada día mayor entre los sectores influenciados por el peronismo, el radicalismo, los sectores católicos, las fuerzas de nuestro Partido, y otras fuerzas populares; y especialmente entre el peronismo y nuestro Partido. Por eso se puede afirmar que con una firme política de unidad antidictatorial se logrará, más tarde o más temprano, la coordinación en la lucha de las principales fuerzas de oposición a la dictadura, y se podrá intensificar y profundizar la resistencia en el camino de su derrocamiento. Desde ya que la orientación fundamental de este movimiento dependerá del papel que juegue en el mismo la clase obrera y sus organizaciones sindicales. Dependerá, en definitiva, de la capacidad de la clase obrera y su partido marxista-leninista de forjar esa unidad y asegurar su hegemonía en la misma. En muchas fábricas, barrios y localidades, es posible avanzar en la formación de comisiones de resistencia, o de lucha antidictatorial, de distinto tipo, basadas principalmente en la unidad de nuestras fuerzas con el peronismo, que multipliquen las fuerzas en la lucha contra el hambre, la entrega y la represión.

III. Se agravan las contradicciones en el seno de la dictadura

El empantanamiento de la dictadura obedece, entre otras razones, a que ésta tiene que levantar la bandera nacional para realizar una política de entrega, y tiene que predicar objetivos “democráticos” cuando sus objetivos reales son el fascismo y la represión. Es conocido que la democracia burguesa es inseparable del concepto de elecciones más o menos democráticas, como corresponden a este sistema. Pero para ganar las elecciones hay que tener votos. Este es el drama de la dictadura que no puede aspirar, en ninguna forma, a tener el apoyo de las masas populares para sus objetivos.
Está claro que cuando nos referimos a la dictadura, nos referimos a la dictadura en su conjunto, y principalmente a los sectores hegemónicos en ella, es decir al lanussismo prosoviético que representa el sector de Videla. La dictadura realiza esfuerzos desesperados por desplazar al balbinismo de la dirección del radicalismo y facilitar el ascenso a la misma de sectores prosoviéticos que podrían ubicarse en posiciones colaboracionistas con la dictadura (sectores que están tratando de unificarse en todo el país para disputar la dirección del radicalismo), y hace esfuerzos desesperados por desmembrar al peronismo y permitir que el sector de agentes y colaboracionistas de los Robledo y Calabró, pueda copar su dirección.
Los planes políticos realizados hasta ahora por la dictadura van de fracaso en fracaso.
Últimamente se han agravado las contradicciones en el seno de la dictadura. En primer lugar existe una contradicción derivada del hecho de que se han abandonado los compromisos previos al golpe respecto de entregar el poder supremo a la Junta de Comandantes y mantener como presidente a un oficial en retiro de las FFAA subordinado a esa Junta de Comandantes. Como es conocido el Ejército pidió, poco antes del golpe, que se le permitiera mantener unificados en una persona el cargo de Presidente y de jefe del Ejército. Con lo que el sector videlista ha logrado hasta ahora mantener el control tanto de la Presidencia, como de la Comandancia en Jefe del Ejército, y del Estado Mayor del mismo.
En el último período han recrudecido las presiones en la Marina, y en la Aeronáutica, destinadas a que se ponga fin a esta situación que en su momento fue considerada transitoria. Lo que suscita la lógica resistencia del sector lanussista prosoviético que ahora controla esas tres fichas fundamentales (Presidencia, Comandancia en Jefe y jefatura del Estado Mayor del Ejército), y teme que si debe aceptar lo que se llama un “cuarto hombre” (es decir que un oficial en retiro asuma la Presidencia) pueda perder alguna de esas tres posiciones.
El reportaje a Agosti en la revista Mercado y los últimos discursos, tanto de éste como de Massera, han vuelto a poner en el tapete el problema del “cuarto hombre”, es decir el problema de un presidente subordinado a la Junta y en situación de retiro.
Pero también están en discusión los poderes del actual o de otro presidente, por cuanto Videla insiste en reportajes y discursos en que el presidente de la Nación “gobierna y administra”, mientras que otros miembros de la Junta plantean que quien en definitiva gobierna y administra es la Junta de Comandantes, y que el presidente es un simple ejecutor de la línea e instrucciones que da aquélla.
En su momento se firmó un acta de compromiso, que según ha trascendido vence en diciembre de este año, en torno a la resolución definitiva de este problema. Cuando en el mes de mayo, con motivo de la investigación sobre el caso Graiver, la situación de Videla fue particularmente difícil en la cúspide del Ejército y del gobierno, se comentó muchísimo y trascendió incluso por los propios voceros del videlismo, un acuerdo con el general Menéndez destinado a impedir un golpe de Estado. Pero, como también trascendió en ese entonces, ese acuerdo aparejaba el compromiso de Videla-Viola de resolver favorablemente la cuestión del “cuarto hombre” para fin de año. Posterior-mente una reunión de generales acordó, según trascendió, favorablemente, la necesidad de que el Presidente de la Nación sea un oficial en retiro, aunque luego otra reunión de generales resolvió diferir el tratamiento de este problema hasta tanto se resuelvan los ascensos y los pases a retiro en el mes de octubre-noviembre de este año.
Todo esto no ha hecho más que agudizar las contradicciones en el seno de la dictadura. Circulan una cantidad grande de proposiciones respecto de la resolución de este problema. Se plantea en casi todas ellas que Videla seguirá siendo presidente, pero que el sector videlista deberá conceder la Coman-dancia en Jefe del Ejército al general Menéndez, lo que obligaría al pase a retiro de un grupo numeroso de generales (Viola, Urricarriet, Súarez Masson, Díaz Bessone y Rivero), lo que según sectores opositores al videlismo, sería un “verdadero salto en el vacío.”
Otros sectores plantean que Súarez Masson debe ocupar la Comandancia en Jefe desplazando de la misma a Viola.
Los sectores prosovíeticos plantean, en cambio, la posibilidad del pase a retiro de Suárez Masson, lo que les permitiría tener el control del poderoso Primer Cuerpo de Ejército.
Toda esta situación se ha complicado aún más con la edición del libro de memorias de Lanusse Mi testimonio, libro que ha ocasionado numerosas polémicas y que está destinado a incidir directamente en la lucha por el poder en las alturas. La ratificación de los convenios de 1974 con la URSS profundizan los lazos que van atando nuestro país a la dependencia al nuevo amo, y también agudizará la lucha en el seno de la dictadura.
El grado de deliberación y división en las Fuerzas Armadas ha llegado a un punto muy avanzado, por cuanto son numerosos los jefes de regimientos que no se subordinan a sus mandos naturales y en cambio se subordinan a los jefes de determinadas corrientes del Ejército, y esto se multiplica y en muchos casos está “legalizado”.
También como resultado de esta situación la dictadura ha resuelto abrir el “diálogo” sólo a nivel de municipio por intermedio del Ministerio del Interior, y a nivel de organizaciones sociales por intermedio del Ministerio de Planea-miento, con lo que en definitiva se han agravado las relaciones ya tirantes con los principales partidos políticos del país.

IV. Intensificar y profundizar la resistencia

Las perspectivas entonces, tanto internacionales como nacionales, son de una agudización de la situación de aislamiento y empantanamiento de la dictadura, y de una agudización de sus contradicciones. Por lo tanto la perspectiva general es de intensificación de las luchas, y el desarrollo de condiciones favorables para intensificar y generalizar la resistencia a la dictadura. Pero para que esto sea así, y para que la resistencia a la dictadura cree las condiciones para el derrocamiento revolucionario de la misma, es fundamental la línea del Partido.
La línea del Partido debe tender a utilizar todas las contradicciones con el fin de aislar a la dictadura, golpeando fundamentalmente como enemigo principal del momento al núcleo de la misma representada por el sector videlista, que expresa la hegemonía lograda en el Estado argentino por el sector de testaferros y terratenientes y grandes burgueses asociados al socialimperialismo soviético, que fueron los más activos golpistas antes del 24 de marzo, y fueron los que hegemonizaron el movimiento del 24 de marzo de 1976.
En este sentido se han ido desmoronando, ante la lucha y la práctica de las masas, las tentativas del P“C”, y otros, de diferenciar a los sectores “blandos” de los sectores “duros” en la dictadura, y se ha ido demostrando el carácter fascista de la misma.
Al presionar Carter a la dictadura videlista para que respete los llamados derechos humanos, los yanquis se han sacado de encima el sambenito de “pinochetista”, que les habían puesto los prosoviéticos, con lo que han dificultado el trabajo de éstos. Y también se desmorona la tentativa de dividir a la dictadura entre sectores fascistas y “no fascistas”, para llevar a sectores populares a apoyar al sector hegemónico en la dictadura contra otro sector enemigo de Videla, como pretenden los prosoviéticos. Es justa la división entre fascistas y antifascistas; pero esa división no deja del lado de los antifascistas a Videla y al sector hegemónico en la dictadura, sino que, si nos guiamos por los hechos y no por las supuestas intenciones de las personas, esa división coloca a Videla y al sector que le responde como el núcleo fundamental del sector fascista, ya que fascista es el carácter de la propia dictadura, independientemente de que alguno de sus representantes sea más “blando” o más “duro” que otro.
Han ido fracasando los que intentaron defender en el movimiento popular posiciones de apoyo a la dictadura videlista so pretexto de apoyar a los sectores antifascistas contra los sectores fascistas.
A partir de una política correcta que golpee como enemigo principal del momento a la dictadura videlista, exponente de los enemigos jurados del pueblo y de la patria, el imperialismo, los terratenientes y la gran burguesía intermediaria, será posible ir desarrollando un poderoso movimiento de resistencia.
Pero para que este movimiento se desarrolle exitosamente, es fundamental que el Partido no subestime tácticamente a la dictadura ni la sobreestime estratégicamente, y deposite toda su confianza en la vitalidad y la capacidad revolucionaria de las masas populares, y ponga el centro de sus esfuerzos en la organización de un poderoso movimiento popular antidictatorial cuya clave está en la unidad antidictatorial de la clase obrera. Unidad antidictatorial que debe recuperar para la lucha contra la dictadura a las organizaciones sindicales en todos los niveles, y debe cuajar en la unidad política de la clase obrera contra la dictadura videlista. Sobre esta base será posible construir un poderoso frente único antidictatorial. Por eso es importante que el Partido se preocupe más que hasta ahora por la organización antidictatorial de las masas.
Al mismo tiempo es totalmente pernicioso para el desarrollo de la lucha creer que ésta va a ser una lucha corta y una lucha fácil. Para no remontarnos a los antecedentes anteriores, bastaría recordar que después de varios años de dictadura fue menester un Cordobazo, en 1969, para que, recién en 1973, se pudiese abrir un proceso electoral fraudulento y condicionado (como ha quedado actualmente claro), después de años de dura lucha antidictatorial y de enfrentamiento muchas veces cruentos a la represión de la dictadura lanussista.
La única garantía para que la lucha antidictatorial abra un camino democrático y de liberación para el pueblo y la patria, es que se logre el derrocamiento revolucionario de la dictadura, y que no se frustre la lucha antidictatorial en un nuevo acuerdo con los sectores del privilegio a los que representa la dictadura, como ha sucedido anteriormente con el combate contra otras dictaduras. Por eso nuestro Partido es defensor ardiente de la salida revolucionaria. Al mismo tiempo que el planteo de esta salida revolucionaria, desde el punto de vista propagandístico, debe ser una tarea permanente, lo que implica el planteo de la necesaria lucha insurreccional contra la dictadura, paralelamente las consignas que unen el movimiento concreto con esa salida revolucionaria deben adecuarse, en cada momento, al estado de ánimo de las masas y a la correlación de fuerzas del movimiento general de lucha antidictatorial. Hoy todos nuestros esfuerzos se vuelcan al estímulo de todos los factores de oposición a la dictadura; a la utilización de todos los elementos que nos posibiliten ir aislando a ésta y, al mismo tiempo, el planteo del tipo de salida frente a la dictadura debe hacerse en las masas populares adecuándose a la particularidad del momento de resistencia que atraviesa el movimiento popular.
Por cuanto una cuestión es el planteamiento de la salida revolucionaria en el momento directamente insurreccional; otra cosa es el momento previo a la salida insurreccional; y otra cosa es en circunstancias que obligan a privilegiar las tareas y consignas de la organización de la resistencia a una dictadura, antes de que la lucha contra ésta pase a una fase directamente revolucionaria.
En cuanto a la intensificación de la resistencia contra la dictadura, debemos continuar estimulando en el movimiento obrero la lucha por salarios y contra la superexplotación, e ir organizando la defensa y la reorganización o recuperación de los sindicatos, comisiones internas, y cuerpos de delegados, en lucha contra la política divisionista del movimiento obrero que pretende instrumentar la dictadura con la nueva Ley de Asociaciones Profesionales. La lucha contra la modificación de la Ley de Asociaciones Profesionales que pretende hacer la dictadura es una tarea primordial de todo el movimiento obrero. También debemos intensificar la lucha contra la entrega de la economía nacional al imperialismo en general y al socialimperialismo en particular, uniendo a la denuncia del imperialismo y el socialimperialismo los sufrimientos de las masas, y bregando para que la clase obrera sea la vanguardia de esta lucha, tanto en el caso de los ferroviarios (tarea fundamental para todo el Partido) como en el caso de la defensa de importantes empresas que actualmente están en manos nacionales, como es el caso de las empresas intervenidas y nacionalizadas que la dictadura espera privatizar. Al calor de estas luchas se irán creando las condiciones para el paro activo de 36 horas que permita profundizar la resistencia y cree las condiciones para pasar a la contraofensiva general contra la dictadura. En el movimiento campesino tenemos que organizar en concreto la solidaridad y la lucha contra los desalojos, y preparar una participación combativa de los sectores pobres del campesinado en el próximo Congreso de Federación Agraria y en el Encuentro de los Centros Juveniles Agrarios. En todo nuestro trabajo en el campo se ha demostrado que la columna vertebral de la lucha de los sectores pobres del campo está en el movimiento de los obreros rurales, y que de la combatividad y orientación correcta del movimiento de trabajadores rurales depende, en gran medida, la posibilidad de organizar la lucha de los semiproletarios y campesinos pobres y tener una justa política de unidad con los campesinos medios. Desde este punto de vista adquiere una importancia particular la lucha por la defensa de ISSARA y la defensa de la organización del proletariado rural, en el caso de los obreros rurales, al mismo tiempo que las luchas por las distintas reivindicaciones inmediatas que éstos tienen.
Pasa a ser de una importancia fundamental en el combate antidictatorial, la organización del movimiento femenino, fuerza fundamental en la resistencia del movimiento popular contra la dictadura en barrios y villas. Por otro lado, al ser las mujeres el sector más explotado por la política de hambre de la dictadura, no es extraño que ellas hayan estado a la cabeza en una serie de luchas demostrando particular combatividad, y que estén actualmente a la cabeza en la lucha por las libertades democráticas y contra la política represiva de la dictadura; por lo que es necesario que el Partido tome medidas mucho más enérgicas que las tomadas hasta ahora para organizar el movimiento femenino de masas y darle al mismo un carácter antidictatorial.
También han mejorado las condiciones para la organización masiva de los intelectuales y profesionales. Lo mismo que para la organización de los estudiantes. En este caso es fundamental que el Partido preste atención a la lucha por las pequeñas reivindicaciones capaces de movilizar a la gran masa del estudiantado, y que cree, a través de esa lucha, las condiciones para la acción revolucionaria de las masas estudiantiles contra la dictadura.
En las Fuerzas Armadas crece el descontento en la masa de soldados y suboficiales. El contacto con las masas y sus problemas está generando un intenso clima de debate político dentro de las Fuerzas Armadas, en donde es visible el fortalecimiento de las tendencias nacionalistas y el repudio a la política represiva de la dictadura en grandes sectores de la oficialidad.
Esta dictadura es una dictadura enemiga de la juventud. Muy pocas veces se ha conocido en el país un gobierno que tuviera una contradicción tan abierta con las grandes masas de jóvenes. A la juventud le corresponde un puesto de avanzada en el combate antidictatorial, y a la JCR le corresponde por tanto una importante tarea en la lucha antidictatorial general de nuestro pueblo. La unidad de la juventud obrera es parte muy importante de la lucha por la unidad de la clase obrera. Una masa enorme de jóvenes busca un camino para sus aspiraciones democráticas, patrióticas y revolucionarias, que sólo la JCR puede darle, en la medida en que luche a fondo para romper los moldes sectarios de trabajo, se transforme en una amplia y fuerte organización de la juventud avanzada, y sepa unir a los millones de jóvenes organizados y no organizados de la juventud argentina en un poderoso Frente Juvenil Antidictatorial.

V. El Partido

Si la clave para que el triunfo de la lucha antidictatorial abra el camino a la liberación nacional y social de la patria y del pueblo, está en la organización del movimiento obrero y popular y en su dirección revolucionaria, el problema principal a resolver desde este punto de vista, es el problema del partido. El rol que juegue el partido de vanguardia marxista-leninista del proletariado, el PCR, en la lucha antidictatorial de masas y en el derrocamiento de la dictadura.
Está planteada con fuerza la contradicción entre un partido estrecho, un partido que conserva muchas características de secta, y la necesidad de un partido revolucionario al servicio de las grandes masas populares, que pueda ser un partido que represente efectivamente los intereses de la mayoría de la clase obrera y del pueblo. Cuando decimos mayoría, está claro que no nos referimos a la mayoría formal, de tipo socialdemócrata, es decir la mayoría electoral, de acuerdo a los principios de la democracia burguesa. Nos referimos a un partido capaz de dirigir en el combate revolucionario a la mayoría de las masas populares. “¿Construir un partido en interés de la inmensa mayoría o en el de la minoría? He aquí la línea divisoria entre un partido proletario y un partido burgués y la piedra de toque para distinguir a los auténticos comunistas de los falsos.”5
Las concepciones de tipo “foquistas”, putchistas, o espontaneístas, al igual que las posiciones de tipo doctrinario, que han tenido fuerte raíz en el Partido por su composición de clase, por su origen y por su debilidad teórica, han facilitado que prosperen y supervivan concepciones sectarias y estrechas sobre el Partido. Por cuanto, si se trata de organizar un putch, o un “foco”, no cuenta organizar y dirigir a las masas; y tampoco cuenta el dominar una teoría revolucionaria que posibilite al Partido y a las masas aprender de su propia experiencia. Lo mismo sucede con las tendencias “fatalistas”, de tipo espontaneístas, que conciben a la revolución como un proceso fatal, inevitable, en el sentido que piensan que un pequeño grupo de revolucionarios puede, en definitiva, montarse sobre el movimiento espontáneo de las masas y llegar a hacerse del poder. La idea de un partido sectario, pequeño, de “elegidos”, también es propia de quienes ven al partido como una secta de predicadores y “educadores” de las masas, y no como un partido de organizadores y dirigentes revolucionarios del movimiento de masas.
Está planteada una gran lucha para que el Partido valore la organización de las masas y la lucha por las pequeñas reivindicaciones, que permiten movilizarla: un partido capaz, no sólo de hacer propaganda sobre sus fines, sino, por sobre todo, capaz de ayudar a las masas a que a través de su propia experiencia, avancen hacia formas superiores de lucha; un partido que valore la necesidad de conquistar la dirección de la acción revolucionaria de las masas obreras y populares, y por lo tanto valore la teoría revolucionaria, capaz de ayudar a las masas y al Partido a aprender de su experiencia. Un Partido basado en células, principalmente en las empresas y lugares de producción, y con una composición social predominantemente obrera, vinculado y arraigado plenamente a la vida de la clase obrera y del pueblo.
La necesidad de un tal tipo de partido surge de las necesidades de la lucha revolucionaria en nuestro país. Los grandes combates populares posteriores a 1969 pusieron en un primer plano la ausencia de un tal tipo de partido. Pero esa necesidad se agudiza ante la situación internacional. Con un mundo que marcha a la tercera guerra mundial, como resultado de la agudización de la disputa entre las dos superpotencias (los EE.UU. y la URSS) por el control del mundo, disputa que se ha extendido a América Latina y a nuestro país.
Está planteado el interrogante de si se puede forjar tal Partido en las duras condiciones de la represión fascista actual. La respuesta es que sí se puede forjar porque, en definitiva, el resultado de la lucha antidictatorial depende de que exista o no tal partido. Una lucha antidictatorial de masas encabezada por la clase obrera aliada al campesinado pobre y medio exige un poderoso Partido Comunista Revolucionario, fuerte en el proletariado y capaz de organizar y dirigir a éste en la lucha antidictatorial y en la lucha revolucionaria.
En las duras condiciones de la represión fascista el Partido ha logrado mantener la edición de su quincenario Nueva Hora y la difusión nacional del mismo. Nueva Hora ha sido el único órgano antidictatorial de aparición regular y difusión nacional desde el surgimiento de la dictadura hasta ahora. Este ha sido un gran mérito revolucionario de nuestro Partido y ha sido posible por la abnegada labor de los militantes del PCR.
Hemos realizado exitosamente la campaña financiera de 1977. Esta campaña financiera también ha sido una campaña nacional. Mientras el año pasado llegamos aproximadamente a los 800.000.000. de pesos entre el Partido y la Juventud, este año hemos llegado a los 2.000.000.000 de pesos, lo que significa un incremento importante de la misma, por cuanto a valores constantes hemos hecho en 1977, aproximadamente, un 50% más que en 1976. El Partido ha realizado un intenso trabajo de agitación y denuncia política de masas con la declaración editada con motivo del escándalo Graiver, de la cual se editaron 100.000 ejemplares y se colocaron en forma centralizada y controlada, principalmente mano en mano, más de 46.000. La mayoría de ellas se difundió en grandes empresas, habiéndose colocado centenares de ejemplares en empresas como Ford, Santa Rosa, Cantábrica, General Motors, en talleres y centros de concentración ferroviarios, en empresas del automotor y metalúrgicas de Córdoba, al igual que en facultades y centros de concentración obrera y popular. Nuestro Partido ha realizado una labor importante en la denuncia del socialimperialismo y del grupo monopolista de testaferros del socialimperialismo y grandes terratenientes y burgueses asociados a ellos, que hegemonizan a la dictadura videlista. Desde este punto de vista ha tenido particular importancia la denuncia del socialimperialismo realizada en Teoría y Política Nº 18 y Nº 19.
Paralelamente, el Partido ha ido intensificando la campaña contra el liberalismo en su seno y, desde hace aproximadamente cinco meses, hemos desplegado una amplia campaña de esclarecimiento sobre los temas de fondo de la dictadura del proletariado y la construcción del comunismo, utilizando como instrumento la campaña de desenmascaramiento teórico y político del “grupo de los cuatro” que se ha realizado en China por el Partido hermano, y aprovechando para ello los importantes elementos aportados por la delegación partidaria que visitó recientemente la República Popular China.
La campaña contra el liberalismo tiene una importancia particular para nuestro Partido. Está claro a esta altura que sin desplegar a fondo la campaña por erradicar el mal del liberalismo en lo ideológico, en lo político y en lo orgánico, será imposible comunizar al Partido; y será imposible mantener una lucha permanente contra el revisionismo y crear las condiciones para la lucha por un estilo correcto de trabajo que liquide el sectarismo interno y el sectarismo en el trabajo del Partido entre las masas. Esta campaña contra el liberalismo es una campaña para mejorar el trabajo de masas del Partido, y no para que éste “se cocine en su propia salsa”, y una campaña para unir al Partido y no para dividirlo. Se basa en la aplicación del principio de la unidad-crítica-unidad. Es decir: partir del deseo de la unidad del Partido y sus cuadros, para resolver las contradicciones mediante una crítica y lucha, y lograr un fortalecimiento posterior de la unidad sobre una nueva base. Es una campaña que creará grandes dificultades a los enemigos del Partido, y no una campaña para facilitarles el trabajo a esos enemigos. Y es una campaña destinada a crear las condiciones para que en el Partido pueda existir una democracia plena, y pueda realizarse un debate a fondo de ideas, que facilite así el único medio para lograr una centralización real y una disciplina consciente mayor que la actual. Está claro que la posibilidad de realizar un libre debate de ideas no tiene en sí un carácter de clase. El problema es cómo ese debate fortalece las concepciones proletarias en el Partido y termina fortaleciendo el carácter marxista-leninista del mismo. Por lo tanto, la campaña contra el liberalismo en sí no garantiza el predominio de las concepciones proletarias en el Partido, pero crea las condiciones imprescindibles para que las concepciones proletarias puedan triunfar, derrotando al revisionismo y las líneas erróneas, y fortalecerse, liquidando la conciliación ideológica e imponiendo la lucha ideológica activa, y la crítica y la autocrítica, como método para resolver las contradicciones y diferencias en el seno del Partido, y fortalecer su unidad revolucionaria y capacidad de combate dando batalla permanente a la intriga y al fraccionalismo burgués, que reemplaza el debate colectivo por la conversación bilateral que termina, más tarde o más temprano, en intriga, en chismerío, y en fraccionalismo, facilitando el trabajo de los enemigos de clase del Partido y del proletariado.
Hay que tener presente que la campaña contra el liberalismo enfrenta la gran presión de las ideas de la moral de las clases dominantes, y de la metodología de las clases dominantes, que se apoyan en el egoísmo de la pequeña burguesía para combatir la ideología y las concepciones políticas y orgánicas del marxismo. Al mismo tiempo, esa campaña enfrenta un estilo de trabajo que tiene fuertes raíces en el pasado, en el caso de los militantes que vienen del P“C” revisionista, ya que ese método liberal de intrigas y falta de lucha ideológica era el método practicado en el falso P“C” por la camarilla dirigente, para ir imponiendo el revisionismo y el oportunismo político. Ese estilo de trabajo fue estimulado también por los agentes del enemigo dentro del Partido.
La lucha contra el liberalismo es un gran instrumento en la lucha contra el revisionismo, como enseña la experiencia revolucionaria, y particularmente las enseñanzas sintetizadas por el camarada Mao Tsetung después de las largas y difíciles luchas de líneas que debió enfrentar el Partido Comunista de China y el movimiento revolucionario internacional. Los “tres sí y los tres no” extraídos como enseñanza de esas luchas: “practicar el marxismo y no el revisionismo”; “trabajar por la unidad y no por la escisión”; y “actuar en forma franca y honrada y no urdir intrigas y maquinaciones”, “expresan con claridad el criterio básico para identificar a los dirigentes seguidores del camino capitalista dentro del Partido”, como acaba de señalar el camarada Hua Kuofeng en el XI Congreso del Partido Comunista de China.
Al mismo tiempo, la lucha contra el liberalismo crea las condiciones para poder desplegar a fondo la lucha por un método de pensamiento correcto, un método que busque la verdad en los hechos y no sea metafísico y unilateral.
La discusión a fondo del Balance del Partido con posterioridad al Tercer Congreso nos permitirá también dar un avance importante en el descubrimiento y la corrección de los errores cometidos en el último período por el Partido, y nos permitirá aprender de nuestra práctica, ya que “lo que llamamos experiencia es el proceso y el resultado final de la aplicación de una política” (Mao Tsetung). Todo esto en el camino de preparar una conmemoración del 10º aniversario de la fundación de nuestro Partido que nos permita fortalecer nuestras filas y la influencia entre las masas.
Próximamente abordaremos la realización del Mes de la Prensa que garantice un crecimiento firme y sostenido de la difusión del quincenario del Partido, instrumento importantísimo para la lucha de masas contra la dictadura, y la realización de planes de reclutamiento que permitan que afluya sangre nueva, que nos traiga lo mejor, lo más combativo, lo más dispuesto a la lucha, del seno de la clase obrera y de las masas populares.
Paralelamente debemos elevar a un nivel cualitativamente superior la clandestinidad del Partido, para que éste pueda realizar su misión histórica a pesar de la sangrienta represión de la dictadura fascista. El odio popular a ésta, y la creciente influencia de nuestra línea, crean condiciones para que podamos resolver exitosamente esta tarea.
La lectura, el estudio y la discusión por todo el Partido del Balance aprobado por el Comité Central, y de los balances que sobre esa base realicen los comités regionales, nos permitirá ir a fondo en la corrección de nuestros errores, y nos permitirá fortalecer nuestras filas y todo nuestro trabajo, paralelamente con una campaña por cambiar el método de pensamiento idealista y antimarxista, para lo cual realizaremos una campaña de estudio de tres trabajos filosóficos del camarada Mao Tsetung: Sobre la práctica, Sobre la contradicción y De dónde surgen las ideas correctas.
Al mismo tiempo, debemos fortalecer el conjunto de las tareas partidarias, y desarrollar y consolidar la organización y preparación en todos los terrenos del Partido, para que éste esté en condiciones de afrontar las tareas de envergadura que le esperan como partido de vanguardia, marxista-leninista, del proletariado y el pueblo.

1    Problemas de economía, Nº 46.

2    Recientemente el gobernador de la provincia de Salta informó que la deserción escolar alcanza al 72 % en algunas zonas de la provincia.

3    “Esta crisis económica-financiera no es para todos -dijo el presidente de la Federa-ción Agraria Argentina el 8 de septiembre en un acto en Moldes-, es para la gran mayoría.” Pero, agregó, “hay un sector pequeño en número pero fuerte económicamente, que está haciendo su agosto”.

4    La entrevista Carter-Videla en Washington reflejó esta situación, pues se caracterizó por la fuerte presión del imperialismo yanqui sobre la dictadura argentina con la finalidad de irla condicionando en el marco global de la disputa soviético-yanqui por la hegemonía mundial.

5    Chou Enlai, Informe al Décimo Congreso del Partido Comunista de China.