“No creo que venga mucha gente, el pueblo le tiene mucho miedo a la empresa Ledesma”, comentaba el pasado miércoles 16/2, un reconocido dirigente de la CCC. Dos horas más tarde, alrededor de 1.500 personas, en su mayoría desocupados, acompañados por jubilados, ex obreros, docentes, estudiantes, jóvenes y profesionales del pueblo de Libertador, marchaban hasta las puertas de la Empresa Ledesma, uno de las más importantes en Latinoamérica.
En la provincia de Jujuy, el 40% de las tierras rurales con valuación fiscal están en manos de cinco grandes propietarios terratenientes: Ledesma SA, La Esperanza SA, Río Grande SA, Forestal Norte SA y la Familia Bracamonte de Fraile Pintado. Ledesma es el más grande de estos latifundistas, con 157.556 hectáreas bajo su absoluto dominio.
Es la primera vez en la historia de esta localidad que diversos sectores populares realizan una marcha exigiendo tierra y trabajo. “A donde pisés en este pueblo, es propiedad de Ledesma. Falta mucho trabajo, y la empresa sólo te contrata si tenés un familiar adentro que se jubile. En los barrios se sufre hambre, droga y violencia”, comentaba una joven mamá durante la marcha.
Ante la desidia del gobierno nacional y provincial, el petitorio presentado ante la empresa exige la entrega de diez hectáreas, para enfrentar el actual hacinamiento donde en una misma casa, conviven hasta cuatro generaciones. También se reclamaron puestos de trabajo, a fin de incorporarse al mercado laboral ya sea como proveedores locales o productores de fruta.
“Siempre es un orgullo volver marchando hasta la empresa. Veremos si nos devuelve un poco de los que nos debe: a mí me robó la vida”, aseguraba emocionado un obrero, ex sindicalista, despedido tempranamente “por terrorista”. “Desde los ‘90 que amenazan a los obreros con que si reclaman, se agudiza la crisis y van a tener que llevarse la empresa al Brasil. Si quieren que se la lleven, la tierra la van a tener que dejar (…) A mí me deben la indemnización y horas extras. Ahora tengo que vivir con un plan y changas que hago por ahí, porque no me alcanzan los años de servicio para jubilarme y ya estoy ‘demasiado viejo’ para que me contrate otra empresa, además, tengo tres hijos, uno discapacitado” agregó, al borde de las lágrimas.