Hebe de Bonafini dijo en un seminario en la sede de la Comisión Nacional de Valores, “Las madres hoy somos felices, porque nuestros hijos están en ellos, los que están trabajando. Nuestros hijos son Amado (Boudou), Felisa (Miceli), los sentimos nuestros”.
Hebe de Bonafini dijo en un seminario en la sede de la Comisión Nacional de Valores, “Las madres hoy somos felices, porque nuestros hijos están en ellos, los que están trabajando. Nuestros hijos son Amado (Boudou), Felisa (Miceli), los sentimos nuestros”.
Cuanta razón tuvo Marx al plantear que “No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”. Sólo así podemos comprender el disparate de la híper oficialista Bonafini, de comparar a los detenidos desaparecidos, con un dilecto alumno de Alsogaray como Boudou, y una ex ministra de Economía que terminó procesada por la bolsa con dólares encontrada en el baño de su despacho.
La señora de Bonafini, como recordó recientemente Cristina Cabib, Madre de Plaza de Mayo de Quilmes, “hoy es una empresaria”. Por eso se siente cómoda en un lugar como la Comisión Nacional de Valores, y dice que “nos dimos cuenta de que podíamos querer, ser amigo de un presidente de un banco y de un ministro de Economía”.
No podemos evitar pensar, como les pasará a nuestros lectores, que estas declaraciones son un agravio a la lucha de los 30.000, independientemente del sector político o social al que pertenecieran.
