Ante la inminente toma de decisiones respecto de la cuarta central nuclear argentina, los trabajadores de la CNEA y la actividad nuclear llamamos a movilizarnos para imponer el amplio debate nacional, rechazando las decisiones de apuro impulsadas por las autoridades. El gobierno por intermedio de la Secretaría de Energía convoca a un llamado a licitación para la compra llave en mano de una central nuclear con tecnología en la línea uranio enriquecido-agua liviana. Entre los oferentes aparecen: la Corporación Nuclear China (CNNC), la francesa Areva SA, la empresa Rusa Rosatom y Westinghouse Electric Co.
Es evidente que la política del gobierno nacional de Cristina Kirchner nos encamina a una decisión que va a consolidar la dispersión y dependencia tecnológica al comprar una central de tecnología nueva para el país y que será una vez más un prototipo sin antecedentes operativos en el mundo.
“Hablemos de los 90”
Esto se agrava porque el gobierno, al mismo tiempo que incrementó el presupuesto hacia la Comisión Nacional Energía Atómica (CNEA), consolida el espíritu de la ley nacional de la actividad nuclear sancionada por el menemismo en el año 1994 al asignarle, por intermedio de la Secretaría de Energía, la iniciativa a la operadora NA-SA para la compra llave en mano de una cuarta central, que involucra el cambio de tipo de ciclo combustible, según las necesidades de los vendedores internacionales.
En este sentido hagamos un racconto histórico. Hace 60 años el gobierno de Perón creaba la CNEA en la perspectiva de hacer investigación científica básica y aplicada para poder encarar los desafíos tecnológicos del desarrollo nuclear. Pero este modelo de institución fue golpeado por primera vez cuando de la mano de Galtieri y bajo la dictadura más sangrienta de la historia, Argentina decide ceder gratuitamente la tecnología desarrollada por los trabajadores de la CNEA en la provisión de elementos combustibles a las centrales nucleares a las primeras SA del sector nuclear: Conuars. A. y Faes. A. pertenecientes al grupo Perez Companc. Muchos de los trabajadores que enfrentaron esta política de entrega de la dictadura componen hoy el centenar de detenidos-desaparecidos de la CNEA, como Daniel Bendersky.
El desmembramiento de la unidad investigación-desarrollo-producción iniciado por la dictadura se profundizó por el gobierno de Alfonsín y fue llevado al extremo con un plan privatizador ejecutado por el gobierno de Menem y definido por el documento del Banco Mundial “Argentina de la insolvencia al crecimiento”, en el cual se encontraban lineamientos generales, entre otras cosas, de las leyes educativas, la LES, el Fomec y la Coneau. Ese plan se plasmó con el decreto Nº 1540/94 que estableció el desmembramiento de CNEA, la formación de la NA-SA y la ARN. A partir de entonces se dejó languidecer a CNEA y se intentó privatizar las centrales nucleares. Los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner no han modificado este esquema insignia de la “década del 90” en la rama nuclear.
¿En qué quedó el desarrollo autónomo propio en tecnología nuclear?
Argentina hoy no domina el ciclo combustible de uranio enriquecido, por lo tanto con la decisión de pasar de centrales con uranio natural/agua pesada a otra con uranio enriquecido/agua liviana se da un paso mas en la profundización de la dependencia tecnológica nacional. Frente a esta situación los trabajadores de la CNEA y la actividad nuclear nos preguntamos: ¿Se van a invertir miles de millones de dólares en una central nuclear prototipo de tecnología nueva para el país para aumentar el aporte nucleoeléctrico dentro de no menos de tres años?
¿No será conveniente insistir en la copia y la provisión de una central de agua pesada-uranio natural, con tubos de presión, a menor costo e incrementar la inversión en el proyecto Carem, proyecto nacional llevado adelante por CNEA, al mismo tiempo que se encara un claro y firme proyecto de impulsar las tecnologías de enriquecimiento de uranio?
Después de la experiencia en la construcción y operación de tantos años, ¿volvemos a comprar según las premisas de los vendedores internacionales?
Si la fuerza impulsora de la urgencia en la decisión de la compra es abastecer de otra gran obra de montaje a ciertas empresas como Electroingeniria, ¿no seguimos consolidando el esquema de promover negocios para la industria privada reduciendo la actividad de la CNEA a tareas periféricas?
Los trabajadores nos ponemos de pie…
…para forjar un verdadero desarrollo tecnológico independiente, integrado, con recuperación del patrimonio nacional y de nuestros recursos naturales.
Con la compra de una central de tecnología nueva para el país, que involucra el cambio de tipo de ciclo combustible según las necesidades de los vendedores, se afianza el cepo de la dependencia tecnológica de nuestro país y se sigue consolidando a la CNEA como vehículo y promotor para los negocios del conglomerado de empresas asociadas al gobierno kirchnerista que cargan los costos al Estado y se llevan los beneficios de la inversión que hemos realizado todos los argentinos.
Para optar por un verdadero plan de desarrollo nuclear independiente, integrado con recuperación del patrimonio nacional y de nuestros recursos naturales, habrá que reunificar la capacidad de diseño propio que fue desmembrada en la época de las privatizaciones para poder definir así la política nuclear más conveniente.
Se impone un amplio debate nacional sobre las características del plan nuclear y sobre cómo llevarlo a cabo. En ese debate impulsamos que:
• Se deroguen los artículos 34, 35 y 36 de la ley nuclear 24804 que mantienen sujeta a privatización a las empresas del ciclo combustible y de operación de centrales nucleares
• La actividad nuclear sea llevada adelante por el Estado argentino con un claro proyecto de impulsar y fomentar el desarrollo tecnológico nuclear independiente.
• Que la CNEA encabece y dirija ese plan nuclear argentino, fruto del debate profundo antes exigido. Para eso la CNEA deberá modificarse y democratizarse, incluyendo la participación de los trabajadores en el contralor de todas las actividades, para garantizar la transparencia de los actos y el firme apego a la política nuclear surgida del debate anterior.
• Impulsar una Ley Nuclear que contenga los resultados del debate y asuma que no es lo mismo un plan de auténtico desarrollo que uno de simple instalación de centrales nucleares.
Sólo a algunos intereses les conviene convertir una institución que desarrolla y elabora tecnología al servicio de las necesidades del pueblo, en una Argentina Sociedad Anónima.