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16 de June de 2011


Los sistemas electorales y la conformación histórica de la Nación Argentina

Hoy 1373 / Breves de la historia argentina

La Constitución de 1853, dictada luego del derrocamiento de Rosas, y su posterior reforma de 1860, marcó la hegemonía de los sectores ideo- lógicamente liberales, que expresaban a los terratenientes del litoral, y a la oligarquía portuaria bonaerense, creando un sistema representativo, republicano y federal, en los textos legales.

La Constitución de 1853, dictada luego del derrocamiento de Rosas, y su posterior reforma de 1860, marcó la hegemonía de los sectores ideo- lógicamente liberales, que expresaban a los terratenientes del litoral, y a la oligarquía portuaria bonaerense, creando un sistema representativo, republicano y federal, en los textos legales.
Decimos en los textos legales, porque por ejemplo, lo representativo venía enchalecado desde el inicio con aquello de que “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes”.
La forma como se elegían a los representantes quedó fuera de la Constitución, se dejó para implementarse mediante leyes electorales en el futuro.
En realidad, hasta que los grandes terratenientes bonaerenses fusionados con los del litoral y del interior, y en alianza con los grandes comerciantes del puerto de Buenos Aires, consolidaron su hegemonía y se acoplaron al imperialismo; como modelo de país dependiente, quedaron sin resolverse temas claves para la construcción del Estado.
Así quedaron afuera de la Constitución de 1853 los sistemas electorales, la ley de ciudadanía, la organización del ejército, la moneda única, la capital del país; y el dictado del Código Civil omitió crear el registro de la propiedad inmueble, para facilitar la posterior apropiación de la tierra pública en manos privadas.
Todos estos temas se irán resolviendo a favor de las clases dominantes, en la medida que el grupo descrito afianza su hegemonía.
En los sistemas electorales propiamente dichos, entre 1853, y 1912, con ligeras variantes, se reimplanta la ley electoral de la provincia de Buenos Aires de 1821, ahora con alcance nacional.
Además del voto cantado, es decir el voto no era secreto, para poder votar, era necesario inscribirse en el padrón, al que accedían sólo los propietarios afincados. Para ser candidato, era necesario tener fortuna acreditada, quedaban fuera de las candidaturas los dependientes, los gauchos conchabados, y por supuesto las masas originarias.
El voto no era obligatorio. Este sistema electora, dejó la fabricación de los resultados en manos de los alcaldes, jueces de paz, comisarios, jefes de milicias, sacerdotes, y caudillos locales, es decir los opresores inmediatos, en un país, donde la mayoría de la población seguía siendo rural.
Así se votó, hasta 1912. Guido Spano, los llamó falsos liberales, Alem, les organizó insurrecciones cívicas, La revolución del Parque de 1890 expresó el heroísmo de un sector de la juventud burguesa y pequeño burguesa, pero fue derrotada.
Sin embargo, la nueva hegemonía en el Estado, se expresaría en el acuerdo que puso fin a las insurrecciones cívicas, y que mediante la conciliación con sectores de la oligarquía y el imperialismo, obtuvo el voto universal (sólo para los hombres nativos), secreto, y obligatorio. Esta conciliación, condicionó, todo el posterior desarrollo de la democracia en Argentina.
En definitiva, con cada sistema electoral nuevo, se consolida o desplaza una hegemonía en el Estado, todo un tema para tener en cuenta en el conocimiento concreto de la sociedad argentina.