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17 de August de 2011

El superávit externo se ha venido achicando rápidamente, sobre todo por el crecimiento de los pagos de regalías y de rentas de la inversión.

Se achica el superávit externo

Hoy 1382 / El Balance de Pagos muestra el crecimiento de la dependencia

A nivel macroeconómico el “modelo” kirchnerista se sostenía en dos pilares fundamentales: el superávit fiscal y el superávit externo. El primero ya ha desaparecido, financiándose el déficit fiscal con fondos bancarios (del Banco Central y Banco Nación) y de la seguridad social (Anses y PAMI). En cuanto al superávit externo se ha venido achicando rápidamente, pese al incremento de los ingresos por exportaciones, por un mayor crecimiento en los egresos por importaciones y sobre todo por el crecimiento de los pagos de regalías y de rentas de la inversión: intereses y, principalmente, remesas de utilidades y dividendos, resultado de la creciente extranjerización de la economía en estos años.
Las cuentas del Balance de Pagos registran las transacciones con el exterior llevadas a cabo por los residentes en el país (Estado y particulares) con el resto del mundo. Las mismas se agrupan en dos grandes rubros: la cuenta corriente (con sus subrubros: mercancías, servicios y rentas) y la cuenta capital y financiera. La diferencia entre ingresos y pagos determina el saldo de cada subrubro. A su vez, el saldo de la suma de los subrubros determina la variación de Reservas Internacionales del Banco Central.
Observando las cuentas vemos que el subrubro mercancías (balance comercial), aunque debilitado el último año mantiene todavía saldo positivo. Pero si a ello descontamos el saldo negativo de servicios (particularmente por turismo, fletes, seguros y regalías) y rentas (pago de intereses y giro de utilidades y dividendos) vemos que el saldo de la cuenta corriente se ha deteriorado drásticamente, al extremo de haberse vuelto negativo en el primer trimestre de 2011. Encima la cuenta capital y financiera también arrojó un resultado negativo, lo que ha provocado una reducción del stock de reservas internacionales.

 

El primer trimestre de 2011
Según los últimos datos del Indec, para el primer trimestre de 2011 la cuenta corriente (que incluye como dijimos mercancías, servicios y rentas) registró un déficit de 673 millones de dólares. Desde la eclosión de la convertibilidad, todos los trimestres hasta 2009 habían tenido saldo positivo. Pero en 3 de los 5 trimestres siguientes (1ro. y 4to. de 2010, y 1ro. de 2011), el saldo fue negativo.
El principal factor de desequilibrio es el rubro utilidades y dividendos, que en el primer trimestre de este año tuvo un resultado neto negativo de 1.689 millones de dólares y ha venido aumentando aceleradamente desde 2003. Si a ese déficit se le agrega el saldo negativo de los intereses de deuda de 773 millones de dólares durante el mismo período, llegamos que toda la cuenta de rentas de la inversión alcanzó un resultado negativo de 2.462 millones de dólares.
Además, en el primer trimestre de 2011, el déficit de servicios alcanzó 510 millones de dólares, una cifra superior a la mitad de todo el año 2010, siendo el principal factor de desequilibrio los pagos por transportes (por falta de flota marítima argentina) y los pagos por regalías (por las marcas y patentes que cobran las empresas imperialistas).

 

Profundización de la dependencia
El constante deterioro de las cuentas externas se explica, por un lado, en que la tasa de crecimiento anual de las importaciones duplica (todos los meses) a la de las exportaciones; y si bien el superávit comercial todavía se ubicaría en torno a los 7.500 millones de dólares a fin de 2011, la reducción paulatina del mismo no llega a compensar el déficit del resto de las partidas de la cuenta corriente. Tanto por lo que señalamos antes sobre el saldo negativo de la cuenta de servicios, como por el creciente saldo negativo de rentas de la inversión (expresado principalmente por los egresos en concepto de dividendos y utilidades), que es consecuencia del incremento en las ganancias de los monopolios imperialistas, agravado por el proceso de extranjerización de las grandes empresas que caracterizó a la década de 1990, y que en lo esencial se ha mantenido en la década kirchnerista.
Este rasgo estructural de la economía argentina se ha profundizado al punto que de las 500 compañías que más facturan en el país, 324 son extranjeras, según surge de las Encuesta Nacional a Grandes Empresas que elabora el Indec. (El último año en que hubo mayoría de nacionales en las primeras 500 fue 1993, con 281 firmas). Hoy, de las 10 empresas que encabezan el ranking de facturación que publica la revista Mercado, 6 son imperialistas (YPF, Cargill, Telecom, Petrobras, Carrefour y Jumbo), y de las primeras 25, lo son 17.
Además, la dominación imperialista es aún más intensa en los sectores de mayor dinamismo de la economía en los últimos años, entre los que sobresale el automotriz (no hay ninguna terminal de capital nacional), el complejo oleaginoso, la minería y las telecomunicaciones. Las abultadas ganancias de esos sectores ha potenciado el giro al exterior de utilidades y dividendos.