Cuando la mayoría de los economistas burgueses daban por superada a la llamada Gran Recesión de 2008, el agotamiento de los medios de financiamiento de la débil recuperación en las principales economías imperialistas, que se manifiesta en la crisis de la deuda pública, y las medidas de ajuste que la acompañan, amenazan al mundo con una nueva Gran Recesión, que podría tener alcances mayores que en la primera vuelta, precisamente porque en ella se gastaron todos los cartuchos disponibles (rebaja hasta cero en las tasas de interés, flexibilizaciones monetarias, endeudamiento de los gobiernos, etc.), sin que se haya producido el esperado despegue de la economía capitalista mundial.
Para escarnio de esos economistas que auguraban una recuperación, que aunque lenta sostenida, la revisión anual de las estadísticas publicadas a fines de julio de 2011 por el Departamento de Comercio de los Estados Unidos, mostró que la mayor economía del mundo cayó más y se recuperó menos de lo que se venía creyendo. Tras la publicación anterior de las cifras (mayo de 2011) se creía que en el último trimestre de 2010 se había logrado una recuperación de la actividad económica del 3,1% anual, que había borrado el retroceso de 2,8% anual en 2009.
Pero ahora, de la revisión de las cifras anteriormente publicadas, resulta que la recuperación al último trimestre de 2010 no fue sino de 2,3% anual, y que el retroceso en 2009 había sido en realidad de 3,5% anual. También se revisaron a la baja las cifras de 2008, y la del primer trimestre de 2011 que de un modesto 1,9% anual estimado hace tres meses bajó ahora a apenas 0,4%. Con lo que en realidad, la economía estadounidense sigue siendo aun más chica que en 2007. Sobre esta nueva base, el porcentaje de crecimiento anual estimado para el segundo trimestre de 2011 da un modesto 1,3%. Lo que no impide que un economista como Federico Sturzenegger, cumpliendo su papel de tranquilizar a las clases dominantes, afirme que “aunque los números de la economía norteamericana no son tan buenos como los del año pasado, el segundo trimestre (1,3%) muestra un número bastante más que razonable, y bastante más fuerte que el débil primer trimestre (0,4%)” (Clarín iEco, 14/8/2011). Por supuesto que, para afirmar esto, no puede mencionar que el porcentaje publicado en mayo del primer trimestre había sido de 1,9%.