El sábado 15 se realizaron asam-bleas por manzana en El Triángulo, sobre las tierras expropiadas a la empresa Ledesma. Se decidió democráticamente la distribución de los lotes arrancados con la lucha, paso indispensable para poder iniciar con la asignación de los títulos de propiedad.
El sábado 15 se realizaron asam-bleas por manzana en El Triángulo, sobre las tierras expropiadas a la empresa Ledesma. Se decidió democráticamente la distribución de los lotes arrancados con la lucha, paso indispensable para poder iniciar con la asignación de los títulos de propiedad.
Las prioridades tenidas en cuenta para la asignación de los terrenos se organizaron en base a tres criterios principales: primero los que viven (ocupan) El Triángulo, segundo, los que participaron en las luchas y por último, los que no participaron pero figuraban empadronados. Los que formaban parte del primer grupo, decidían donde se querían establecer definitivamente, asignándoseles los lotes de acuerdo a ello. A los del segundo grupo, se les contempló la opinión de dónde querían vivir, quedando la decisión sujeta a la consideración de la dirección del movimiento. Los del tercer grupo, quedaron a total consideración de la conducción de la CCC.
Del total de las 1.300 familias empadronadas, 45 fueron excluidas de la distribución, por ya poseer propiedades donde vivir, así como también quedará a disposición del movimiento cualquier otro título de propiedad de lotes donde, al paso de 15 días, no haya comenzado nadie a habitar el mismo. En tal caso, el lote se reasignará a quien realmente dé cuenta de necesitarlo.
La gran mayoría de quienes participaron del combate del 28 de julio, aseguraron que su deseo es vivir sobre las tierras donde lucharon, donde sus compañeros derramaron su sangre, aun si se tratase de terrenos inundables: “yo acá luché por mi lote, y aquí me quedo a vivir”, argumentaron.
Nadie se queda sin su terreno
En la calurosa mañana del sábado 29, se realizó nuevamente una asamblea en El Triángulo, esta vez para difundir el listado completo de quienes ya tienen sus títulos de propiedad asignados, quienes adeudan algunos papeles para poder completar los trámites, y cuál es el sector definitivo en el que podrán comenzar a construir sus casas.
Durante la tarde, alrededor de las 17 hs., se realizó la segunda parte de la asamblea, esta vez sobre otro sector de las 75 hectáreas ganadas, denominado “La Cuña”. El objetivo de esta segunda asamblea fue que las personas a las que les fue asignado este sector, tomaran posesión efectiva de los 160 metros cuadrados correspondientes, de acuerdo a la planificación realizada por el equipo técnico de la CCC de Libertador.
La tarea de asignación y distribución de terrenos no es nada sencilla, puesto que además de las ansiedades y contradicciones propias de todo proceso de lucha de las dimensiones de lo sucedido en Libertador, se expresan también, ya pasadas las elecciones, las disputas políticas entre diversos sectores del gobierno: “Siempre hay errores y nombres que corregir, pero nadie se va a quedar sin su terreno”, aseguró Mosquera, dirigente de la CCC de Jujuy.
Algunas voces
Para más de 1.300 familias, provenientes de los sectores históricamente más relegados del pueblo jujeño, nunca nada volverá a ser igual en estas tierras: “Estoy muy contento, porque esto es algo muy grande”, comentaba un trabajador jubilado de Ledesma, una vez finalizada la asamblea. “Después de tantos años de trabajo, por fin voy a tener mi terreno”, expresó.
La lucha por tierra en Libertador, permitió alumbrar una salida a la alarmante situación de hacinamiento que sufre este pueblo. Sergio, joven integrante de la CCC, aseguró a nuestros corresponsales: “Me siento libre, por primera vez puedo empezar a planificar mi vida junto a mi familia y no tener que estar amontonado en casa de mis suegros”.
Amplios sectores del pueblo de Ledesma formaron parte de esta lucha, unidos todos por una misma necesidad y un mismo enemigo común: el latifundio. “Mucha satisfacción, me cuesta hablar, no puedo expresarlo”, afirmaba Marcela, emocionada por todo lo vivido y el recuerdo de lo sufrido durante la represión. “Cuando uno realmente quiere lo que necesita, lucha y lo consigue. La forma en que la CCC manejó todo me pareció muy democrático, todos podían hablar en las asambleas. Yo es la primera vez que participo en algo así, porque necesitaba mucho tener mi terreno. Estoy muy orgullosa por haber luchado y ganado lo que ahora es mío. No veo la hora de llegar a casa y poder contarle a mis hijos”, comentó antes de retirarse del lugar.
En Libertador Gral. San Martín, hoy 75 hectáreas de tierra son testigo que la dignidad organizada en la lucha, es el camino que debe recorrer un pueblo para hacer posible lo necesario.