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16 de November de 2011

Cada día son más los trabajadores que dejan la salud en las fábricas en poco tiempo, producto de los altos ritmos de producción. María Rosario nos describe la realidad en Kraft.

Tendinópolis

Hoy 1395 / Crecen las enfermedades por superexplotación

Hace ya muchos años, en 1936, Charles Chaplin retrató en la película “Tiempos modernos”, la explotación obrera en la línea de montaje. Su personaje enloquecía por los movimientos repetitivos y terminaba en un manicomio. Hoy en la Argentina, Chaplin debería seguir trabajando, ya que las ART no reconocen las enfermedades psiquiátricas como “enfermedades laborales”.

Hace ya muchos años, en 1936, Charles Chaplin retrató en la película “Tiempos modernos”, la explotación obrera en la línea de montaje. Su personaje enloquecía por los movimientos repetitivos y terminaba en un manicomio. Hoy en la Argentina, Chaplin debería seguir trabajando, ya que las ART no reconocen las enfermedades psiquiátricas como “enfermedades laborales”.
Esta es una de las herencias del menemismo que este gobierno ha dejado intocable: el sistema de salud manejado por las ART. Estas Aseguradoras de Riesgo de Trabajo fueron implantadas a partir de 1996, y son las “encargadas” de atender los accidentes y/o enfermedades laborales.
Este sistema perverso, ideado en función de optimizar la ganancia empresaria, y desligar al Estado de la responsabilidad de la salud del conjunto de los trabajadores, ha llevado a que mientras la OIT (Organización Internacional del Trabajo), sostiene que las enfermedades de origen laboral producen el 82% de las patologías laborales en el mundo, en la Argentina esta cifra no llega al 2%, en los registros de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, dependiente del Ministerio de Trabajo. Las empresas hacen lo imposible para ocultar estas enfermedades, para no afrontar los gastos de salud de sus trabajadores.
En muchas fábricas, la denuncia de tendinitis equivale al despido, como ocurrió en Havanna de Mar del Plata el año pasado, y se da, sin trascendencia en la prensa, en otras empresas.

 

Kraft enferma
Para conocer cómo es la realidad en las grandes empresas, conversamos con María Rosario, quien fuera parte de la Comisión Directiva que encabezó la lucha de los obreros de Kraft contra los despidos en el 2009. María trabaja en una línea de la sección Envasamiento en el turno mañana, y nos cuenta que: “Hay varias enfermedades en la fábrica. La más común es la tendinitis, pero además hay compañeros y compañeras con hernias de disco, lumbalgias, problemas de rodilla. Esto tiene que ver con problemas de postura, y con los ritmos de producción, que cada vez se han acrecentado más.
“La tendinitis proviene de los movimientos repetitivos en una línea. Yo por ejemplo tengo el problema en las dos muñecas, continúa por el antebrazo y llega hasta el hombro.
“¿Cómo te das cuenta? Hablamos mucho en la línea, y cada una va contando los síntomas. Lo principal son los dolores, sentís como si te clavaran agujas, un hormigueo y la pérdida de fuerza en las manos. Las compañeras cuentan que ya no pueden levantar una olla cuando cocinan, alzar a los chicos, estrujar un trapo de piso… las cosas elementales que uno sigue haciendo en la casa, y que nadie las hace por vos.
“Nosotros discutimos que hay que denunciar esta situación. Esto es un debate entre los compañeros, porque muchos tienen miedo que los marquen por tener una enfermedad, porque te tienen que ubicar en tareas livianas, etc. Pero no podés vivir con dolores. Esto pasa en muchas fábricas, en las que por ahí los compañeros tratan de pasarla tomando analgésicos, pero esto no es la solución.
“La empresa obviamente se niega a abordar esto como una enfermedad. En mi caso primero denuncié, luego tuve que ir a la obra social, de ahí me derivaron a la ART con una nota, y ahí vino la pelea para que me atiendan en la ART. Te hacen una ecografía, donde salta que tengo inflamación en los tendones de ambas muñecas, producto de la actividad laboral.
“El tratamiento en la ART son sesiones de kinesiología, primero cinco que se pueden extender a 10. Ahí el médico laboral en general te da el alta, y cuando volvés a la fábrica, la empresa se niega a darte tareas livianas; de vuelta a envasar, de vuelta a armar cajas, y ahí de nuevo con tendinitis. Esto es lo que le pasa a la mayoría de los compañeros y compañeras.
“Las empresas no quieren hacer las denuncias, obviamente, y esto queda a cargo del trabajador, con la carga de tiempo y trámites que esto lleva. Ni hablar de los compañeros que tienen problemas siquiátricos, lo que la empresa no reconoce. Muchas no denuncian, por las obligaciones que tienen en la casa, o por temor. Charlamos con las compañeras, porque algunas te dicen ‘es una pérdida de tiempo’, pero no es así. Es parte de la pelea por tus derechos, y mejorar tus condiciones de trabajo”.

 

Pelear por bajar los ritmos
María Rosario afirma que “Está claro que esta es una enfermedad derivada de la superexplotación. Han aumentado mucho los ritmos, y vos tenés que estar a la par de las máquinas. Por ejemplo las Tita, hace un tiempo salían 120 por minuto, y en los últimos tiempos lo llevaron a 220 por minuto. También es mucho el trabajo de armado de cajas, que tiene que ir a la par de la producción que va saliendo.
“En Kraft están metiendo la robotización, y te dicen que ahora con la llegada de los robots se va a terminar el problema de la tendinitis, pero no te dicen que esto va a ser a costa de la pérdida de puestos de trabajo, porque a las compañeras que quedan fuera de la línea, no las reubican más que haciendo paquetes. Ya están llamando a trabajadoras que están haciendo tareas livianas para ofrecerles ‘arreglos voluntarios’.
“En Kraft lo que hay que hacer, en primer lugar es bajar los ritmos de producción, y ver sector por sector cuáles son los problemas específicos de los compañeros y compañeras, para llegar a tanta gente con tendinitis. No es como dice un miembro de la Comisión Interna, que este problema viene de hace 20 años. Sí que existen enfermedades, pero van apareciendo nuevas, y la tendinitis en la fábrica es una enfermedad nueva, que tiene que ver con la superexplotación, los altos ritmos de producción, y tiene que ver con que nadie le pone freno a esto, al menos en Kraft hoy. Cuando nosotros éramos Interna, veíamos línea por línea que tarea realizaba cada trabajador, y si lo estaba haciendo bien, o dejaba la salud dentro de la empresa. Como ellos están lejos de la gente, eso no les interesa”.