En octubre de 2012 vence la concesión de la terminal 5 del Puerto de Buenos Aires a Bactsa, y hasta el momento el gobierno no la ha prorrogado ni convocó a licitación, dejando en la incertidumbre el futuro laboral de sus mil trabajadores. Los gremios presionan por una pronta solución.
En octubre de 2012 vence la concesión de la terminal 5 del Puerto de Buenos Aires a Bactsa, y hasta el momento el gobierno no la ha prorrogado ni convocó a licitación, dejando en la incertidumbre el futuro laboral de sus mil trabajadores. Los gremios presionan por una pronta solución.
En octubre de este año, Schiavi, el secretario de Transporte, se comprometió mediante acta firmada a prorrogar la concesión por tres años, de acuerdo a lo que lo faculta el pliego de licitación, en un plazo máximo de 10 días. Ya pasaron más de 45 días sin novedades. Juan Corvalán, secretario general del SUPA, amenazó con medidas de fuerza y afectar incluso la terminal de cruceros que en la temporada que ya comenzó espera recibir unos 400 mil turistas.
El gobierno nacional, del que depende el Puerto de Buenos Aires, hasta ahora no ha dado a conocer su política portuaria. En los hechos ha promovido el desarrollo del puerto de La Plata, en construcción, y en Buenos Aires la ampliación y modernización de la terminal de cruceros, lo que sumado a la prolongada indefinición sobre la terminal 5, va coincidiendo con los que proponen la paulatina desactivación del puerto de contenedores, a medida que vayan venciendo las concesiones, para dejar solo el de pasajeros y continuar hacia el norte el gran negocio inmobiliario de Puerto Madero.
Esta política, además de afectar a los 5.000 trabajadores que hoy trabajan en el puerto, traerá graves perjuicios al comercio exterior. Es paulatinamente una política más orientada por los intereses inmobiliarios que por los de los trabajadores y la nación.