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18 de January de 2012


Crónicas proletarias

Hoy 1402 / La primera huelga gremial

Hacia la década de 1870 tenemos noticias de las primeras huelgas en nuestro país. Conocemos algunas espontáneas: costureras, panaderos, lancheros del Riachuelo, pero la primera organizada por un sindicato ocurrió en 1878, y fue lanzada por la Unión Tipográfica, creada un año antes. Esta huelga abarcó a los trabajadores de las imprentas editoras de diarios en la ciudad de Buenos Aires.

Hacia la década de 1870 tenemos noticias de las primeras huelgas en nuestro país. Conocemos algunas espontáneas: costureras, panaderos, lancheros del Riachuelo, pero la primera organizada por un sindicato ocurrió en 1878, y fue lanzada por la Unión Tipográfica, creada un año antes. Esta huelga abarcó a los trabajadores de las imprentas editoras de diarios en la ciudad de Buenos Aires.
La huelga arrancó por la “tarifa del salario” y contra la reducción salarial que pretendió imponer uno de los editores; por la reducción de la jornada laboral; y contra el trabajo infantil en las imprentas.
La Unión Tipográfica se separó en 1877 de la Sociedad Tipográfica Bonaerense, creada en 1857 y con un exclusivo carácter mutual. El 30 de agosto de 1878, más de mil tipógrafos se reunieron en asamblea: “fue imponente”, dice uno de los testigos. Al no aceptar los dueños de las imprentas los reclamos, el 2 de septiembre comenzó la huelga, que abarcó a los diarios La Tribuna, El Nacional, La Nación, Comercio del Plata, La Prensa, La República y La Libertad. Como era de esperarse, los diarios jugaron a romper la huelga, con distintas maniobras. Una de ellas fue traer tipógrafos de Montevideo, lo que ocasionó el pronunciamiento de los trabajadores del Uruguay a favor de la “trascendental huelga bonaerense”, y planteando que nadie iría a romper la huelga, en una temprana demostración de internacionalismo proletario.
El conflicto se prolongó por varios días del mes de septiembre, ya que, sólo algunas de las imprentas aceptaron los reclamos el primer día. Varios diarios tuvieron que reducir su tirada, y los más pequeños debieron suspender ediciones.
Los diarios hicieron campaña activa contra la huelga, como El Nacional (cuyo fundador fue Dalmacio Vélez Sarfield), planteando que la huelga era “un recurso inusitado e injustificado”, e iba más allá en una idea que hizo carrera entre nuestras clases dominantes: “El socialismo usa las huelgas como instrumento de perturbación, pero el socialismo es una necedad en América” (14/9/1878), porque, como dijo el editorial de otro diario: “entre el capital y el trabajo no existe aquí el antagonismo que existe en otras partes. Ambos se dan la mano, viven fraternalmente, corren los mismos riesgos y juntos soportan cargas”. La libertad, (5/9/1878).
Los tipógrafos triunfaron en la mayoría de sus reclamos: se redujo la jornada laboral, los niños fueron reemplazados por mayores, y aumentaron los sueldos.