Donde Mao Tse Tung pone su mano pura
crece una carabina, nace una rosa pura.
Crece una carabina que protege a la rosa
y la pólvora épica se perfuma de rosa.
crece una carabina, nace una rosa pura.
Crece una carabina que protege a la rosa
y la pólvora épica se perfuma de rosa.
Por sus ojos que abarcan todos los horizontes
la más clara avenida del futuro se ve,
y por el mismo arco de las hondas pupilas,
la montaña Huasang y el Paso del Yangtsé.
Creador de mañanas, profeta que supiste
hacer caer de nuevo una lluvia de flores,
Donde Mao Tse Tung pone su mano pura
crece una carabina, nace una rosa pura.
Crece una carabina que protege a la rosa
y la pólvora épica se perfuma de rosa.
crece una carabina, nace una rosa pura.
Crece una carabina que protege a la rosa
y la pólvora épica se perfuma de rosa.
Por sus ojos que abarcan todos los horizontes
la más clara avenida del futuro se ve,
y por el mismo arco de las hondas pupilas,
la montaña Huasang y el Paso del Yangtsé.
Creador de mañanas, profeta que supiste
hacer caer de nuevo una lluvia de flores,
devolver la sonrisa a las muchachas tristes,
restañar las heridas, libertar los amores.
En Hanchow los Tres Lagos que Reflejan la Luna,
los barcos de Shanghai y en Pekín el balcón,
vieron pasar tu estampa de maestro y soldado
que inaugura la nueva Estirpe del Dragón.
los barcos de Shanghai y en Pekín el balcón,
vieron pasar tu estampa de maestro y soldado
que inaugura la nueva Estirpe del Dragón.
Y para honrar tu hazaña, a medida del hombre
–donde un mundo comienza cuando el otro termina–,
la paloma blindada, la estrella matutina,
y en la piedra de jade grabaremos tu nombre,
¡Capitán de poetas, Libertador de China!
(De: Todos los hombres del mundo son hermanos, 1954)