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15 de February de 2012


¿Malvinización desmalvinizadora?

Hoy 1406 / El doble discurso de Cristina Fernández

La presidenta hizo dos actos para anunciar que, dentro de un mes, se conocerá, censurado, el Informe Rattembach. Informe sobre la Guerra de Malvinas que ya fue publicado por un diario, dos revistas y en un libro. Resulta extraño que Cristina K, que dice ser peronista, califique a Rattembach de ejemplo de “militar democrático”, pasando por alto su papel en el golpe contra Perón en 1955, y sus órdenes de reemplazar la palabra Perón por la de “tirano prófugo”.

La presidenta hizo dos actos para anunciar que, dentro de un mes, se conocerá, censurado, el Informe Rattembach. Informe sobre la Guerra de Malvinas que ya fue publicado por un diario, dos revistas y en un libro. Resulta extraño que Cristina K, que dice ser peronista, califique a Rattembach de ejemplo de “militar democrático”, pasando por alto su papel en el golpe contra Perón en 1955, y sus órdenes de reemplazar la palabra Perón por la de “tirano prófugo”.
Sin embargo, la presidenta dijo algo exacto: el plan de la dictadura, funcional a sus objetivos políticos de revitalizar su poder, fue tomar las islas y dar paso a una negociación. No tuvo un plan de defensa de las islas, por eso, por ejemplo, retiró de las islas los cañones de mayor alcance, lo que provocó una gran desventaja con la artillería inglesa; desventaja que se hubiera equilibrado con esos cañones.
La consecuencia de esa comprobación de la estrategia de “toco y me voy”, es que enfrentar el ataque militar colonialista inglés, no fue una decisión de la dictadura, sino la confluencia de tres hechos. 1) La gigantesca movilización de las masas en todo el país, que es infame comparar, como lo hizo la presidenta, con una manifestación por el triunfo argentino en el mundial juvenil. 2) La decisión de civiles, soldados, suboficiales y oficiales patriotas de enfrentar con las armas la agresión colonialista, en muchos casos, con un heroísmo que hasta el enemigo reconoce. 3) El extraordinario apoyo de países latinoamericanos y del llamado entonces Tercer Mundo, que ofrecieron armas y hombres para esa lucha; ofrecimiento que la dictadura despreció (en otra muestra de que su objetivo era “toco y me voy”).
Que estos tres hechos no le hayan provocado, a la presidenta ningún sentimiento nacional o patriótico, no es de extrañar. Luego de casi 9 años de gobierno K, sigue vigente el Tratado de Madrid, firmado por Menem, que expresa la claudicación nacional frente al ocupante colonial, y exige un juicio sumario por traición a la patria de Menem, un aliado del gobierno K.
La denuncia ante el Consejo de Seguridad de la ONU, de militarización del Atlántico Sur por parte del gobierno inglés, es correcta, pero está destinada al fracaso: Inglaterra tiene poder de veto sobre las resoluciones de ese organismo. El otro anuncio, llevar el tema a la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), en la que Argentina tiene amplio apoyo, es algo que se ha hecho siempre: se ponía a votación de esa Asamblea el apoyo al reclamo de soberanía argentina. Hasta que llegó Menem. En casi 9 años, el gobierno K siguió los pasos de Menem: habla en la Asamblea, pero no pone a votación el reconocimiento de la soberanía argentina en la Asamblea General. ¿Cambiará ahora?
Para que haya un cambio real, la presentación debería ir precedida por la denuncia del Tratado de Madrid, que es el que impone el “paraguas de soberanía”. Debería ir unida, además, a una política de defensa nacional que atienda a que el despliegue militar inglés es una amenaza a la Nación Argentina, lo que exige una hipótesis de conflicto y las medidas consecuentes. Y además, exige medidas concretas contra algunos de los socios de este gobierno, como la petrolera British Petroleum, o la minera Barrick Gold, controladas por los bancos que financian la explotación petrolera pirata en Malvinas.
Hasta ahora, los dos únicos gobiernos constitucionales que golpearon realmente la estrategia inglesa en el Atlántico Sur fueron los de Perón (extensión de la plataforma continental hasta los 200 metros de profundidad) e Illia (que logró la resolución de la Asamblea de la ONU sobre el carácter colonial de la usurpación inglesa en Malvinas. Nada de lo que ha hecho o anunciado este gobierno K se le asemeja.
¿Por qué, entonces, tanto acto y tanto discurso para medidas que no cambian nada de fondo? Es una “malvinización” de palabra para mantener una “desmalvinización” en los hechos.