Desde el 22 de marzo, los estudiantes universitarios de la ciudad canadiense de Quebec –al norte de la capital Montreal– se hallan en lucha contra el aumento de la matrícula.
Desde el 22 de marzo, los estudiantes universitarios de la ciudad canadiense de Quebec –al norte de la capital Montreal– se hallan en lucha contra el aumento de la matrícula.
Con el apoyo de las organizaciones docentes (la Central de Sindicatos de Quebec, la Federación Nacional de Docentes de Quebec, la Federación Quebequés de Docentes Universitarios y la Asociación Canadiense de Docentes Universitarios) se desató un gigantesco movimiento de protesta que movilizó ese día a más de 200.000 personas en Montreal.
El movimiento rechaza la decisión del gobierno provincial de aumentar la matrícula universitaria anual que tienen que pagar los estudiantes en un 75% en cinco años, lo que llevaría la tasa desde el equivalente a 1.660 euros en 2012 a 2.900 euros en 2017.
Con el pretexto de las “carencias financieras” de las universidades y de que la matrícula en Quebec “es muy inferior” a las de las universidades de otras provincias canadienses, el gobierno quebequés quiere descargar los rebotes de la crisis económica mundial sobre los estudiantes. Y sus razones son casi idénticas a las que motivan la gran lucha de los estudiantes chilenos (pese a las grandes diferencias estructurales, ya que Canadá es una potencia imperialista y Chile es un país dependiente): semejante hachazo al bolsillo estudiantil y al presupuesto familiar aumentará verticalmente el endeudamiento de los estudiantes, poniendo de hecho fin a su carrera universitaria. Lo que está en juego es, por lo tanto, la histórica conquista democrática del acceso a los estudios superiores.
Pese a los intentos del gobierno provincial de intimidar y liquidar la protesta iniciando demandas judiciales contra los dirigentes, la huelga ya lleva más de 50 días sin clase en las facultades, y el movimiento protagonizó múltiples formas de lucha, como la ocupación de oficinas del gobierno quebequés, conferencias de prensa, corte de puentes, festivales, etc. Todo esto con gran apoyo del movimiento sindical, de la comunidad artística y de una gran parte de la población, y ratificando periódicamente la medida de fuerza con votaciones en las facultades y en los colegios de enseñanza general y profesional.