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25 de July de 2012

Tango y guerra civil española

Hoy 1429 / El poeta Carlos Bahr

¿Quién no silbó alguna vez aquel tango que dice “Yo no sé si es prohibido, si no tiene perdón, si me lleva al abismo, solo sé que es amor” (Pecado, música de Francini y Pontier)? ¿O este otro “No te apures, Carablanca, que no tengo quién me espere… nadie extraña mi retardo, para mí siempre es temprano para llegar…” (No te apures Carablanca, música de Roberto Garza)? ¿O el que comienza con las estrofas “A mí me están sobrando las penas, tal vez porque me lo tomo a pecho, tal vez porque sé que me desdeña…” (Me están sobrando las penas, música de Pepe Basso y Argentino Galván)?


Corría el mes de julio de 1936, sonaban los primeros disparos de lo que sería la Guerra Civil Española y en Argentina intelectuales, artistas, poetas, músicos y actores engrosaban como partidarios una u otra fila de los bandos en pugna.


Carlos Bahr, el autor de las letras de los tangos mencionados más arriba, integraba el mayoritario partido de los defensores de la República Española, junto a renombrados tangueros como Tito Lusiardo, Libertad Lamarque, Agustín Irusta, Mercedes Simone, Hugo del Carril, Ignacio Corsini, Azucena Maizani, Pedro Láurenz, entre otros. (Según Ernesto Goldar en Los argentinos y la Guerra Civil Española, Ed. Plus Ultra).


Nacido en el porteño barrio de la Boca en 1902, huérfano de padre, Bahr no terminó la escuela primaria. Fue un autodidacta. “Poco se sabe de su vida, ya que su posición respecto a lo público siempre estuvo condicionada a su ética socio política, seria y severa” (Roberto Risetti, De corazón a corazón, Ed. Corregidor).


Lo cierto es que de acuerdo a sus convicciones, decidió luchar por la República en la Guerra Civil. Según refieren Risetti en la obra citada y Gaspar J. Astarita “Llegó hasta Montevideo (República Oriental del Uruguay), donde pensaba embarcarse, pero no logró pasar la revisación médica, pues le detectaron una afección pulmonar y fue enviado de vuelta a su patria. Después de este regreso es cuando comienza su firme orientación hacia la canción popular. Es a mediados de la década del 30, y al llegar el año 1940 se inscribe en la lista de los más destacados letristas del tango que jerarquizaron su literatura.” (Tango y Lunfardo N° 108, Chivilcoy, 16 agosto 1995).

 

Tango en las trincheras
Argentina y España. Tango y guerra civil española. Se cuenta que Tania y Discépolo tuvieron una relación de amistad con Federico García Lorca durante un viaje de los primeros a la tierra del poeta. También que “Luego, con la guerra, persistió el tango en las trincheras de Madrid donde se solía escuchar a Gardel cantando a través del disco, cuando el fuego cesaba en las trincheras. Las tres versiones que se conocen del tango “Silencio”, una la real y las otras dos realizadas por catalanistas y de clara intención política, así como la realizada por los republicanos y referida totalmente a las vicisitudes de la guerra civil. La letra de “Melodía de arrabal” traducida al italiano y cantada durante el conflicto. Y sobre la música de otro tango inolvidable “Esta noche me emborracho”, mientras el ejército republicano era internado en los campos de concentración de Francia al perder la guerra y exilarse, se cantaba: “Somos los rojos refugiados, a este campo llegados, después de mucho andar…” [sobre las estrofas de “Sola, fané y descangayada, la vi esta madrugada salir del cabaret” nota del autor]. (conf. Juan Manuel Peña, artículo “El Tango en España” en sitio web Todotango.com, altamente recomendable).


Lo cierto es que no sólo con su letra y música nuestro tango estuvo desde siempre en España y durante la guerra civil. Sino que uno de sus más prolíficos y destacados letristas estuvo a punto de combatir entre las filas de los revolucionarios contra el fascismo.


Ahora, cuando escuchemos a Fiorentino cantar con Pichuco “A mí me gusta el tango, pero el tango, aquel que fue tildado de guarango; que entró a copar la banca a los lanceros con su alma de arrabal y su pañuelo… tango que añoran los arrabales; tango de un tiempo que dio que hablar… A mí me gusta el tango, pero el tango de pañuelo y alpargata, que selle cada corte con su marca… que tenga cara triste y gesto guapo; tango de fandango y de arrabal” (Sencillo y compadre, música de Juan José Guichandut), sabremos que fue escrito por un artista comprometido con su época y los oprimidos. Sueños de lucha, arte y libertad.