—¿Qué es Misibamba?
—¿Qué es Misibamba?
—Misibamba es una asociación que se creó hace 4 años con la intención de dar visibilidad a la historia negada de los descendientes de africanos esclavizados que trajeron a este país. Nosotros nos autodefinidos como afro argentinos del tronco colonial, estamos aquí del tiempo de la colonia, preexistentes a la Nación, lo que trajeron aquí es el tronco de ese árbol de África, nuestras raíces del árbol genealógico está en África y nosotros somos sus ramas.
Cuando se inician las luchas de la independencia de España o cuando la ocupación inglesa, los afros argentinos eran tomados por el gobierno a sus dueños por un importe para participar en esas luchas, también les prometían la libertad por luchar en las batallas, pero esa prometida libertad no era tal, cuando volvían a sus pueblos o provincias. Si estaban en condiciones de trabajar no había ninguna libertad, volvían a su estado anterior, a no ser que estuvieran heridos, entonces se las tenían que arreglar por su cuenta. Esa es parte de nuestra historia, hemos luchado en las batallas de la independencia, con héroes como el coronel Lorenzo Barcala u otros. Pero de esto no se hace ningún comentario en las escuelas.
—Es una historia negada. Ya que hubo una contribución importante de los negros en la constitución de la Argentina como Nación. De los batallones de Pardos y Morenos en la defensa y la reconquista de Buenos Aires, del cruce de los Andes por el general San Martín, donde había, según dicen las crónicas, un importante porcentaje de negros, en la campaña del Alto Perú. ¿Podemos decir que esta contribución fue hecha con sangre?
—Sí por supuesto, no solo en esa parte sino en la parte musical, comidas, pintores, escritores que la historia no reconoce.
—Tenemos el más grande payador rioplatense que es Gabino Ezeiza que era negro.
—Claro, el otro día escuché que el día del payador era por Betinotti, cuando ese día fue instituido por una payada que ganó Gabino en el Uruguay a Nava, un payador muy renombrado en ese tiempo en Uruguay. Eso fue en 1884 o 1885.
—Ha salido a la luz últimamente el caso de María Remedios del Valle, una mujer negra, llamada la Capitana o Madre Patria que acompañó a Belgrano en la Campaña del Norte y en casi todas las batallas de la independencia, auxiliar de las tropas, combatiente, detenida y azotada por los españoles; perdió a su esposo y un hijo, murió pobre y mendigando en Buenos Aires.
—Exacto, las topas de Belgrano la llamaban la Madre Patria, en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma es capturada y la azotan durante nueve días, conservó las marcas de por vida y con 6 balazos en el cuerpo, ya que no solo ayudaba sino que efectivamente combatía con el fusil en mano. Tenemos otros héroes como el sargento Cabral o el Negro Falucho en el Alto Perú que lo fusilaron al pie de la bandera por no arrear el pabellón argentino y dicen las crónicas que les dijo: “peor que ser revolucionario es ser traidor. ¡Viva Buenos Aires!”
Esta historia es negada, hay que reconocer el aporte afro. Esa es una deuda histórica con la población negra. Al negro solo se lo reconocía como herramienta de trabajo. En eso la iglesia jugó su papel porque le dió a España la venia para traer esclavos, para la producción en las minas. Frente a las dificultades con los originarios para resistir el trabajo allí, traen negros esclavos que consideraban mejor para ese sistema inhumano de producción.
En el año 1813 se da la libertad de vientres pero los que eran esclavos seguían siendo esclavos y los nacidos con la libertad de vientres seguían con sus padres y el propietario como les daba comida tenía el derecho a descontarles hasta un 60% del sueldo, con el resto trataban de comprarse un terreno para independizarse de su familia esclava. No obstante la libertad de vientres no significó la libertad inmediata, ya que recién en 1853 se reconoce en las provincias y en Buenos Aires recién sucede en 1861, es decir que pasaron 50 años para que en este país los descendientes de africanos tuvieran la libertad.
Al ser liberados se refugian en las zonas marginales, San Telmo, Montserrat, el puerto. Las mujeres se encargaban de carnear los animales, pero no tenían para comprar esa carne, se alimentaban con achuras, era lo que comían los negros. Algunos se hicieron herreros, por ejemplo; las familias patricias los alquilaban para esos trabajos por poca plata.
—El negro era el último peldaño de la sociedad colonial prerrevolucionaria e incluso después.
—Esa es la parte de la historia no contada. Por eso nosotros recalcamos que somos argentinos del tronco colonial, ya que en la actualidad una persona ve a alguien con piel oscura o rasgos negroides y supone siempre que es de otro país, de Uruguay, Brasil, de corrientes inmigratorias de África del siglo 20, de Angola, de Cabo Verde. Pero no es así, hay negros argentinos, afro argentino como nosotros, por eso nos consideramos desaparecidos de la historia. El negro no desapareció con la fiebre amarilla, ni con la guerra del Paraguay, esa es la historia que contaron los intelectuales de la generación del ‘80 que viajaron a Europa e hicieron el relato que los argentinos somos descendientes de europeos.
—Pero ha habido una reducción muy importante de la población de origen afro en la Argentina, lo que no ha sucedido en otros países como Uruguay, Perú, Venezuela… que lleva a pensar eso que vos señalás, que no hay descendientes de familias negras en Argentina.
—Después de estos hechos, como la fiebre amarilla o la guerra del Paraguay, sólo quedan mujeres que comienzan a formar familias con criollos, descendientes de españoles e inmigrantes, lo que produce el mestizaje, se aclara la piel en las personas e induce a esa idea de la desaparición del negro, de su descendencia, pero no es así: la herencia afro esta en muchos argentinos.
—¿Dónde están esos núcleos de población afro argentina en la actualidad?
—En Santa Fe, Córdoba, Tucumán, Corrientes; aquí en Buenos Aires, en Merlo, en Ituizangó, en Lanús, en Avellaneda, en La Matanza -solamente en Ciudad Evita hay más de 20 familias vinculadas conmigo y otras familias.