El 14 de septiembre, el Tribunal de Etica notificó a Mariana Vargas de las resoluciones del Consejo Directivo que formulan acusación contra ella por falta de ética profesional.
Lejos de detenerse el Colegio de Abogados en este camino persecutorio, sigue avanzando.
El 14 de septiembre, el Tribunal de Etica notificó a Mariana Vargas de las resoluciones del Consejo Directivo que formulan acusación contra ella por falta de ética profesional.
Lejos de detenerse el Colegio de Abogados en este camino persecutorio, sigue avanzando.
Mariana Vargas, junto a sus abogadas patrocinantes, planteó en la semana sendos recursos ante el Tribunal de Etica y ante el Consejo Directivo a fin de que se detenga el trámite y se resuelvan las nulidades planteadas que siguen violentando sus derechos a una acusación imparcial –el abogado de la empresa escrachada por el movimiento de mujeres es parte del trámite acusatorio y presidente del Colegio, Mario Mallagray–, a defenderse (porque se elevó al Tribunal de ética la denuncia de Aramayo sin escuchar a la denunciada), y a ejercer su derecho a la militancia social que jamás puede ser aniquilado por ser una profesional del derecho.
Convocan a los abusadores
Al poder acceder a la totalidad de los expedientes, Mariana Vargas se sintió absolutamente vulnerada. Es que un e-mail privado, dirigido a sus compañeras de la Multisectorial de Mujeres de Jujuy, formaba parte de uno de los expedientes. ¿Cómo habrá llegado allí, y aún llegando allí, cómo es que se incorporó a un expediente?
Peor aún, su descargo efectuado ante el Consejo Directivo del Colegio de Abogados, inexplicablemente había llegado a manos de otro de los denunciantes, Martin Aramayo, a pesar del carácter reservado de las actuaciones de este tipo. Y la única prueba que ofrece Martin Aramayo contra Vargas, es ese descargo al que nunca debió tener acceso. Fue el Consejo Directivo del Colegio, o uno de sus integrantes, quien convocó a Aramayo a denunciar a Vargas. Ella exige que el Consejo Directivo determine responsabilidades en esta cuestión, además de fulminar la prueba ilegal contra ella.
Las mentiras
El único argumento que desparraman desde el Colegio para sostener el accionar persecutorio contra Vargas, es señalar mentirosamente que Aramayo, médico cirujano acusado de abuso sexual contra una paciente al momento de sacarle los puntos luego de haberla operado, es que fue sobreseído, con sentencia firme, y que Vargas siguió señalándolo como violador.
Lo cierto es que Aramayo sigue con un proceso abierto en su contra por este caso, y si bien fue sobreseído en primera instancia, hoy tramita la apelación contra dicha sentencia, y la querella que Mariana Vargas patrocina sigue sosteniendo, al igual que el movimiento de mujeres, que Aramayo debe ser detenido y condenado por abuso sexual.
La razón por la que Aramayo fue sobreseído es porque el Juzgado exigió a la víctima la prueba de la resistencia al ataque que en la mayoría de los casos de abuso sexual no existe, y que incluso en Europa motivó una condena a Bulgaria por exigir esa prueba a la propia víctima en la ley. Es decir, el sobreseimiento de Aramayo tiene que ver con el atraso de nuestro país en el tratamiento de los abusos sexuales y la inexistencia de una perspectiva de género en tal sentido.
“No dejaremos que nos amordacen”
“Esta batalla que se ha desatado a partir de la lucha del movimiento de mujeres, es una expresión más de la lucha de clases tan nítida en Jujuy. No puedo verlo de otro modo. Y porque seguiré poniendo mi profesión al servicio de las causas populares, y del movimiento de mujeres, es que ni me callarán, ni nos callarán. Sigo exigiendo junto al movimiento de mujeres la cárcel para Martin Aramayo y Antonio Salvador Sánchez. ¿Seré sancionada por ello? No claudicaremos en esta lucha, porque un abusador libre pone en riesgo a cientos de niños/as y mujeres. Por nosotras y por nuestros hijos, y por los hijos de nuestro pueblo, no dejaremos que nos amordacen. Como decía Tanguito, si no nos cosen la boca, no podrán hacernos callar”, dijo a este medio Mariana Vargas. Y también expresó: “Me persiguen violando todos mis derechos, mi intimidad, y me juzgan con una ley inquisitiva de la dictadura que es la que rige este trámite. Pero ni siquiera les avergüenza violentar esa ley dictatorial para vulnerar aún más mis derechos, incluso violentando la reserva de las actuaciones que también es mi derecho”.
Esta persecución contra Vargas, que intenta acallar al movimiento de mujeres y de derechos humanos, es una vergüenza nacional. Tan nítido es ello, que la solidaridad hacia ella y hacia las mujeres en lucha, y también hacia las víctimas de violencia sexual, sigue creciendo. Ya se ha presentado en el Congreso Nacional un proyecto de declaración en este sentido, y la Multisectorial de Mujeres de Jujuy ha efectuado ese pedido a la Legislatura de Jujuy.