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22 de November de 2012

El autor aborda la situación inédita de desocupación, a partir de la crisis mundial.
 

La “descarga” de la crisis

Hoy 1446 / Del “ejército industrial de reserva” a “la población sobrante”

La crisis que sacude al sistema capitalista, como ha sucedido a lo largo de más de dos siglos de predominio de este modo de producción, provoca en este momento enormes daños y sufrimientos a una masa gigantesca de población en el mundo, muy superior a la de otras épocas.

La crisis que sacude al sistema capitalista, como ha sucedido a lo largo de más de dos siglos de predominio de este modo de producción, provoca en este momento enormes daños y sufrimientos a una masa gigantesca de población en el mundo, muy superior a la de otras épocas.
En la Asamblea anual del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial realizada recientemente en Tokio, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha presentado un informe cuyo resumen tiene dos títulos: “Mejores empleos para una economía mejor” y “¿Cómo salir de la trampa de la austeridad?”. El primer párrafo del resumen señala lo siguiente: “durante el año pasado (2011) los mercados se vieron afectados por la desaceleración del crecimiento mundial. Un hecho que resulta especialmente problemático si se tiene en cuenta que los mercados no se han recuperado totalmente de la crisis mundial que estalló en 2008: todavía existe un déficit de aproximadamente 50 millones de empleos en comparación a la situación anterior a la crisis. Es poco probable que durante los dos próximos años la economía mundial crezca a un ritmo suficiente para reducir el actual déficit de empleo y ofrecer trabajo a más de 80 millones de personas que se calcula que entraran al mercado laboral durante este periodo”.
Según otro trabajo de la OIT en el mundo existen 200 millones de personas que buscan empleo sin encontrarlo.
Sucede que tanto en los informes de la OIT, como en la mayoría de los análisis que tratan este problema brillan por su ausencia los soportes teóricos y científicos que existen en la historia de las ciencias económicas para analizar el drama de la desocupación.

 

Ejército industrial de reserva
A mitad del siglo 19, Carlos Marx denominaba “ejército industrial de reserva” a una parte de la población que estaba desocupada como algo inherente al sistema capitalista en su momento de libre concurrencia y fluctuaba según el ciclo económico y las crisis periódicas del sistema capitalista cuyo grado de desarrollo era muy inferior al actual. El concepto de “población sobrante” que se usa en la actualidad se asemeja a las ideas de Malthus, un economista de comienzos del siglo 19, cuya opinión básica consistía en que la población crecía a mayor ritmo que la producción de alimentos y sacaba conclusiones catastrofistas, que Marx y Engels criticaron severamente porque no tenía en cuenta las posibilidades del desarrollo de las fuerzas productivas que permitía el capitalismo y menos bajo condiciones del socialismo.
La discusión de hoy con las clases dominantes a nivel mundial es que el capitalismo es incapaz de generar trabajo genuino para una población mucho mayor, con un extraordinario grado de desarrollo de las fuerzas productivas, y conscientes de que no lo pueden hacer aconsejan “la reinversión del gasto público” en “programas” sociales elaborados”, tal como lo recomendó la llamada Revisión del Consenso de Washington de 1998. Los millones de subsidios a la desocupación posteriores al Argentinazo fueron parte de estas políticas y las asignaciones universales por hijo también.
Hasta hace poco más de dos décadas se consideraba que en los momentos de reanimación económica lo “normal” era que de la población económicamente activa el porcentaje de desocupados oscilara entre el 2 y el 5%, era lo mínimo necesario para presionar a los ocupados para que no exigieran aumentos salariales. El desafío que se nos presenta ahora consiste en analizar científicamente el presente del sistema capitalista, las causas y las perspectivas sociales y políticas del fenómeno por el hecho que la desocupación y la informalidad inevitablemente seguirán creciendo, más allá de las fluctuaciones de los ciclos del capitalismo.

 

La restauración capitalista en China trastocó el mundo capitalista
En nuestra opinión se ha producido un hecho principal en los últimos treinta años que por lo general no se lo quiere designar por su verdadero nombre, particularmente entre ciertos “progresistas”, se trata de la restauración capitalista en China, tras la derrota en 1978 del socialismo que dirigió Mao Tsetung. Este es el hecho que trastocó el mundo capitalista creando una situación en donde los llamados países avanzados transfirieron capital y tecnología a China y a un conjunto de países de Asia, buscando la mayor tasa de ganancia en base al precio mínimo de la fuerza de trabajo, lo que llevó aparejado, como sombra al cuerpo, la migración de millones de campesinos a las ciudades que fueron a engrosar las filas de las llamadas “poblaciones sobrantes” de Asia y otras partes del planeta. Desocupados también existen en los EEUU porque no resuelven el camino para reformular su matriz productiva y en Europa por el fenomenal ajuste de países insolventes para pagar deuda pública acumulada durante décadas, cuando a mano llena recibían capital proveniente de la plusvalía que se sacaba principalmente de Asia. En España son desocupados los que acaban de recurrir a los saqueos.
El Informe de la OIT se refiere al criterio de la “austeridad” que han tomado los Estados endeudados y la flexibilidad laboral y critica estas medidas como ineficaces para resolver el problema del empleo. La medida más extrema que propone es gravar con impuestos a las empresas que acumulan capital y no invierten en la producción para generar empleo.
También existe desocupación en América Latina por el predominio de estructuras productivas dominadas por el capital imperialista y en el caso de la Argentina por la subsistencia del latifundio, donde además aparecieron los llamados pooles de siembra y fondos de inversión que expulsan permanentemente población del campo a la ciudad.
En todo el mundo avanzó el trabajo informal al que recurre la población para llevar algo de dinero al hogar. La OIT calcula que hoy el 40% de la población vive de este tipo de ocupación cuentapropista, en donde la inmensa mayoría son jóvenes.
El informe de la OIT dice que “la sociedad se está volviendo cada vez más ansiosa ante la falta de trabajos decentes. En 57 de los 106 países, el índice de Descontento Social (…) aumentó en 2011 en comparación con 2010”. Esta manera de denominar a las rebeliones sociales en el mundo anticipa que irán en ascenso, así sea con “capitalismo responsable”, como dice Cristina de Kirchner, como con “anarco-capitalismo”. Poco importan las definiciones antojadizas, en el modo de producción capitalista la contradicción principal consiste en que la producción es cada vez mas social y la apropiación de la riqueza cada vez mas individual (personas físicas o jurídicas como las corporaciones o sociedad anónimas) y su ley económica fundamental es la de obtener ganancia para el capital invertido.
En esta etapa de su evolución el capitalismo expulsa mucho más población de la esfera de la producción, fenómeno que hoy, repetimos, va mas allá de las crisis cíclicas, por el hecho de que, aun nivel mayor, menos cantidad de fuerza de trabajo pone en movimiento mayores magnitudes de capital constante (maquinarias, instalaciones, ciencias y técnica, materias primas, etc.), por esta ley objetiva del desarrollo capitalista a lo que Lenin llamaba “refinada crueldad”, se está creando una situación explosiva en el mundo que ya tiene una población de 7 mil millones y que pronto, para el año 2030, se estima será de 8,3 mil millones.
Ante la situación inédita que ha creado esta nueva crisis mundial sólo revoluciones democráticas, populares, agrarias y antiimperialistas en marcha al socialismo podrán resolver el gigantesco drama de la desocupación sobre la base de superar la contradicción entre el avance científico-técnico y los trabajadores creadores de la riqueza social.