Hace pocos días visitó nuestro país el presidente de Ecuador, Rafael Correa. Aquí reafirmó sus conocidas posiciones de apoyo al gobierno de Cristina Fernández, y recibió por parte de ésta, y de sectores aliados al gobierno, los más encendidos elogios.
Para darle chapa de progresista, Correa fue galardonado con un premio a la “libertad de prensa”, en la facultad de periodismo de La Plata, cuya decana es activa militante K.
Ninguno de los medios periodísticos vinculados al kirchnerismo, ni mucho menos los funcionarios, le hicieron pregunta alguna a Correa por “los 10 de Luluncoto”.
El 10 de diciembre “paradójicamente, día internacional de los derechos humanos”, como denuncian organizaciones populares ecuatorianas “se inicia la audiencia de juzgamiento en contra de los(as) diez jóvenes detenidos desde el pasado 3 de marzo, acusados de ‘atentar en contra de la seguridad del Estado’ en un proceso judicial que, por donde se lo mire, peca de violatorio a los derechos fundamentales de las personas y de absoluta nulidad legal… Los 10 de Luluncoto son víctimas del manejo político-represivo del actual gobierno en contra del movimiento social. Su detención producida pocos días antes de la Marcha Plurinacional por el Agua, la Vida y la Dignidad de los Pueblos, se hizo con el claro propósito de escarmentar al movimiento popular y para impedir que las voces de protesta se hagan escuchar”.
El Partido Comunista Marxista Leninista del país hermano denuncia además, que hay una escalada represiva, por la que está preso Marcelo Rivera, ex presidente de la FEUE (estudiantes universitarios), y “son víctimas también cerca de dos centenares de luchadores sociales que enfrentan procesos judiciales por sabotaje y terrorismo, algunos de ellos ya sancionados con prisión pero que, por estar en curso apelaciones a esos fallos, aún permanecen en libertad”.