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23 de January de 2013


De Roca a Cristina

Antes era la “riqueza pastoril”, hoy es “el yuyito”...

 “Debo […] hacer especial mención de la necesidad que hay de poblar los territorios desiertos, ayer habitados por las tribus salvajes. […] Continuaré las operaciones militares sobre el sur y el norte de las líneas actuales de frontera, hasta completar el sometimiento de los indios de la Patagonia y del Chaco. […] Libremos totalmente esos vastos y fértiles territorios de sus enemigos tradicionales, que desde la conquista fueron un dique al desenvolvimiento de nuestra riqueza pastoril”. Así se expresaba el general Julio Argentino Roca, allá por 1880.
Parece que Roca tiene quiénes lo emulan. Entonces era la apropiación de la tierra para la expansión del ganado cornudo de las pampas, hoy lo es principalmente para la soja en las llanuras y valles, y la gran minería en las zonas cordilleranas. Así lo vemos cada vez con mayor frecuencia en los desalojos, persecuciones y crímenes sobre los pobladores originarios y criollos pobres, de los que tenemos ejemplos recientes no sólo en el Chaco (Imer Flores, Mártires López) y Formosa (Juan Daniel Asijak, Celestina Jara y su nieta Lila Coyipé, Roberto López, Mario López) sino además en Santiago del Estero (Cristian Ferreyra, Mario Galván) y Tucumán (Javier Chocobar) y también en todas las provincias cordilleranas desde el Norte hasta la Patagonia.
Todos esos hechos muestran que hay en marcha una campaña de exterminio, directa o disimulada, de originarios y criollos pobres, que se suma al genocidio silencioso del que son objeto por la falta de alimentos, agua y de las condiciones de vida más elementales, con el objetivo de arrinconarlos o expulsarlos de los lugares que habitan y amedrentarlos para frenar su creciente lucha por la preservación y recuperación de sus tierras.
El gobierno kirchnerista se llena la boca hablando de políticas para los originarios y los campesinos pobres, pero esas políticas no resultan ser más que la continuación por otros medios (principalmente económicos pero también políticos e ideológicos, que incluyen la represión abierta o encubierta) de la política roquista de sometimiento para “librar” esos territorios “de sus enemigos tradicionales”. Todo en función de los intereses de los principales beneficiarios del “modelo”: los monopolios imperialistas de la exportación de granos, las corporaciones mineras saqueantes, los usureros imperialistas y los grandes terratenientes, pules, bancos y grupos económicos amigos del gobierno.