En los comienzos del siglo 20, era muy grande el desarrollo de la prensa vinculada a las distintas corrientes del movimiento obrero. Para dar una idea de la magnitud y el peso que algunos de estos periódicos tuvieron, recordemos que tanto La Vanguardia, órgano del Partido Socialista, como La Protesta, el más importante vocero anarquista, llegaron a transformarse de semanarios en diarios.
En los comienzos del siglo 20, era muy grande el desarrollo de la prensa vinculada a las distintas corrientes del movimiento obrero. Para dar una idea de la magnitud y el peso que algunos de estos periódicos tuvieron, recordemos que tanto La Vanguardia, órgano del Partido Socialista, como La Protesta, el más importante vocero anarquista, llegaron a transformarse de semanarios en diarios.
Además de estas dos publicaciones, se editaban, principalmente en Buenos Aires, una importante cantidad de periódicos, folletos, libros, revistas culturales, publicaciones de colectividades extranjeras vinculadas al movimiento obrero, y por supuesto también de los distintos gremios, que por esos años crecían y se fortalecían.
La Protesta (fundada en 1897), apareció como diario el 1º de abril de 1904, y planteó en su editorial de ese día “La aparición de este diario tiene para el mundo obrero una significación cuyos alcances son difíciles de de medir. Ella significa la afirmación de la personalidad anarquista en la Argentina…”. Meses después, la revista semanal Martín Fierro, editada por el escritor anarquista Alberto Ghiraldo, se transformaba en suplemento cultural del diario.
Por las persecuciones a sus redactores, y por los frecuentes estados de sitio declarados por el gobierno oligárquico, se interrumpió la aparición diaria de La Protesta en distintas oportunidades, aunque se logró mantener varios años. Según algunos autores llegó a tirar, en esos años, 100 mil ejemplares. La Protesta tuvo una relación contradictoria con la dirección de la FORA en este período, pues mientras ésta reforzaba su adscripción al “comunismo anárquico”, Ghiraldo, ya como director del diario, propiciaba un acuerdo con los socialistas. Otro dato para ver la influencia anarquista: hacia 1910, junto con La Protesta matutina, apareció La Batalla, edición vespertina. Único caso en todo el mundo de un periódico anarquista con dos ediciones diarias.
La Vanguardia (cuyo primer número apareció en 1894), comenzó a aparecer diariamente el 1º de septiembre de 1905. Juan B. Justo, el máximo dirigente del Partido Socialista, escribía en ese número: “El Partido Socialista, órgano específico de la fundación política del pueblo que trabaja… está en pleno crecimiento. Su influencia es ya un freno a las tendencias depredadoras de los gobiernos criollos, y su voz se impone a la atención de todos por medio de su representante en el parlamento”. Pese a esa declaración de amor reformista, también La Vanguardia sufrió clausuras, y sus redactores persecuciones.