La presidenta Cristina Fernández de Kirchner dijo, en el acto en Tucumán por el 9 de Julio, que “cuando quisieron montar una suerte de escandalete como que había una suerte de espionaje de la Gendarmería, Proyecto X, inexistente, se armó un lío. Ahora resulta que nos están espiando desde el Norte y nadie dice nada. ¡Claro, es mucho más cool la CIA que un gendarme!”.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner dijo, en el acto en Tucumán por el 9 de Julio, que “cuando quisieron montar una suerte de escandalete como que había una suerte de espionaje de la Gendarmería, Proyecto X, inexistente, se armó un lío. Ahora resulta que nos están espiando desde el Norte y nadie dice nada. ¡Claro, es mucho más cool la CIA que un gendarme!”.
Fernández de Kirchner miente: el Proyecto X existe. Lo utiliza el gobierno nacional para hacer inteligencia interna e infiltrarse en organizaciones sociales, populares, sindicales, ambientalistas y de partidos políticos.
La existencia del Proyecto X se encuentra probada judicialmente. Sus informes de inteligencia son utilizados actualmente contra los trabajadores de Kraft Food en las causas judiciales abiertas contra la Comisión Interna que lideró la lucha en 2009. Esas causas dan cuenta de que el gobierno nacional hacía tareas de inteligencia sobre la CCC y sobre la agrupación que lidera Ramón Bogado en Kraft, al menos desde el año 2007.
En el expediente “Empleados de Kraft Food S/ Art. 194 CP” ahora elevado a juicio oral, por el Juzgado Federal de Tres de Febrero a cargo del Dr. Culotta (el mismo que ordenó el allanamiento donde el grupo Halcón asesinó a un agente de la SIDE), hay informes de inteligencia que dan cuenta de agentes infiltrados en reuniones de los trabajadores de Kraft en un local de la CCC durante el año 2007 (dos años antes del conflicto que da razón de ser a la causa judicial).
Asimismo, en el marco de la causa abierta por la denuncia de los trabajadores de Kraft y organismos de derechos humanos, se ha acreditado que Gendarmería nacional recopila información sobre organizaciones populares, sindicales, políticas, de derechos humanos, etc., mediante la utilización de agentes encubiertos, infiltrados, y seguimientos. En el caso de Proyecto X, se demostró que la información es volcada en una base de datos llamada Unidad Especial de Investigaciones y Procedimientos Judiciales “Campo de Mayo” (Uesprojud). Allí se guardan datos sensibles (vicios, relaciones, actividades, afiliación política, etc.), que son accesibles para las fuerzas de seguridad.
Proyecto X –que es una base de datos de Gendarmería nacional– es una parte de un aparato de inteligencia mucho más extenso y profundo que se pretende unificar a través de la implementación del Sistema Federal de Identificación Biométrica para la Seguridad (Sibios), creado por CFK a través del Decreto 1766/2011. Este sistema pretende la unificación de los datos biométricos de la totalidad de la población a fin de que la misma esté a disposición en tiempo real para cualquier fuerza de seguridad, inteligencia o militar del país. Así se archivan (cuando sacamos el nuevo DNI) nuestras huellas dactilares, los rasgos faciales de nuestros rostros, la grafía (con nuestra firma), conjuntamente con el resto de nuestros datos. El sistema está capacitado y está previsto agregar los datos de nuestra voz, iris y datos genéticos.
En el mismo acto la presidenta dijo: “Me corre frío por la espalda cuando nos enteramos que nos están espiando”, cuando días antes nombró como jefe del Ejército al general Milani, quien había sido el jefe de Inteligencia del Ejército durante toda su Presidencia (y participante como oficial de inteligencia en el “Operativo Independencia” en Tucumán en la dictadura), y sentó en el acto del 25 de mayo detrás suyo a Gerardo Martínez, un agente del 601 durante la dictadura militar. El Servicio de Inteligencia del Ejército tiene el segundo presupuesto de inteligencia más grande del país después de la Secretaría de Inteligencia (SI, ex SIDE) y tiene un presupuesto mayor al de todas las fuerzas militares y de seguridad del país juntas.
Frente a la inexistencia de hipótesis de conflicto ¿en qué se utilizará todo ese dinero? Para contestar esta pregunta basta con recordar que hace sólo unos meses conocimos que la Policía Federal Argentina tenía infiltrado desde el año 2002 al oficial de inteligencia Balbuena en la Agencia Walsh.
La existencia de Proyecto X no es desconocida por la Presidenta. La Gendarmería Nacional, conjuntamente con la Prefectura, la Policía de Seguridad Aeroportuaria, el Ejército y la SIDE formaban parte de las fuerzas de seguridad en las cuales los Kirchner depositaron su confianza para avanzar con sus intereses. Tanto es así que al frente del Ministerio de Seguridad designó a una persona de confianza de Verbistky y Nilda Garré, cuyo hermano, quien trabajó con ella en Defensa, integró antes el estudio jurídico del PC que nos hizo un largo juicio por el uso público del nombre PCR.
El gobierno nacional destina cada vez mayor presupuesto a los servicios de inteligencia que controla con el fin de perfeccionar las tareas de inteligencia interna sobre opositores, trabajadores, dirigentes sociales, etc., y sanciona legislación que le permita utilizar esa información contra militantes sociales (leyes antiterrorista y espía Nº 25.873, por ejemplo).
No es menor que haya designado a Milani, un especialista en inteligencia (toda su vida la dedicó al servicio de inteligencia del Ejército) como jefe del Ejército Argentino y puso como jefe del Estado Mayor Conjunto a un hombre de Milani. La designación de Milani se da en el marco de la feroz disputa política existente en este momento que tiene su correlato en los servicios de inteligencia, tal como dan cuenta las noticias policiales de la semana pasada.
Todos estos hechos también sirven para entender las razones por las cuales CFK se niega a abrir los archivos secretos de la dictadura. Necesita los servicios y a las fuerzas de seguridad para usarlos contra la población cuando esta lucha porque la crisis no la paguen los trabajadores y el pueblo.