El camarada Carlos Echagüe, responsable del Instituto Marxista Leninista de la Argentina, presentó el ciclo de charlas. Dio la bienvenida a compañeros, camaradas y amigos presentes, y agradeció el aporte del mural de los artistas plásticos Diana Dowek y Alfredo Saavedra.
Echagüe señaló que “El objetivo del Instituto es defender el marxismo–leninismo–maoísmo. Difundirlo, estudiarlo, desarrollarlo e integrarlo con la práctica de la revolución en Argentina”. Señaló que con esta charla se inicia un ciclo de cinco conferencias con debate, a realizarse el último sábado de cada mes. Las restantes estarán a cargo de compañeros del Comité Central del PCR. La segunda, de Jacinto Roldán, será “Mao Tsetung sobre el papel del partido y su construcción”. La tercera: “El desarrollo de la filosofía marxista en Mao Tsetung”, a cargo de la camarada Rosa Nassif. La cuarta: “La continuación de la revolución en las condiciones del socialismo” a cargo de Carlos Echagüe. Y la quinta: “Mao Tsetung y la teoría de la revolución en los países oprimidos por el imperialismo. La nueva democracia”, a cargo del camarada Claudio Spiguel.
“Este es el plan que queremos desarrollar, a la vez que se vayan desarrollando algunas otras actividades del Instituto”, señaló. A continuación, Carlos Echagüe le dio la palabra al camarada Otto Vargas, conferencia que reproducimos.
Otto Vargas
“Amigas, amigos, camaradas: Tengo que hablar sobre la vigencia en el siglo 21 de las enseñanzas de Mao Tsetung y su vigencia actual para la Argentina. Las enseñanzas del camarada Mao Tsetung y de la Revolución China que triunfó en 1949, mantienen palpitante actualidad. La Revolución China fue la primera revolución democrática–popular, dirigida por el proletariado, que triunfó en un país semicolonial, colonial o dependiente de Asia, África y América Latina, y que aseguró, con la dirección del proletariado y el Partido Comunista de China, su paso posterior al socialismo.
Esta es una de las razones por la que estos dos folletos: La vigencia del pensamiento de Mao Tsetung y otro que se llama La revolución cultural proletaria en China, editados por nuestro Partido, siguen vigentes y son de lectura obligatoria para nuestra militancia.
Los enemigos de la revolución y el enemigo principal
Una de las grandes enseñanzas del marxismo es la que indica la necesidad de señalar con precisión cuáles son los enemigos de la revolución y la necesidad de determinar, en cada momento, cuál de ellos es el enemigo principal, en ese momento de la lucha revolucionaria.
Este ha sido uno de los temas centrales del debate con el grupito fraccional que intentó recientemente fracturar a nuestro Partido. Ellos se negaban a golpear principalmente, en el momento actual, al gobierno kirchnerista. Nuestro 12º Congreso reiteró que en nuestro país, en la actualidad, el blanco de la lucha popular es el bloque dominante, es decir: la alianza de un grupo de imperialismos, burguesía intermediaria y terratenientes que se asocian y disputan en el poder; y, dentro del bloque dominante, el golpe principal de la lucha popular, va dirigido al gobierno y la política kirchnerista que expresan al grupo que hegemoniza ese bloque y tiene en sus manos las principales palancas del poder estatal.
Además de negar que el golpe principal de nuestra lucha debe apuntar hoy al kirchnerismo, los mencionados fraccionistas inventaron la teoría del “enemigo específico”, uno especial en cada lugar de lucha evitando golpear al gobierno nacional. Por ejemplo ellos decían en la Universidad de Buenos Aires, que Franja Morada es el enemigo. Ese era el golpe principal. Es decir, el enemigo específico. Es como si los comunistas chinos, en la época de la lucha antijaponesa o posteriormente contra Chiang kai shek, hubiesen tenido un enemigo “específico” en Shangai, otro en Pekín, otro donde combatía el Ejército Rojo, etc., etc. Una verdadera tontería, aunque su inventor se considere el más grande teórico de este país.
Para determinar el blanco y el golpe principal de nuestra lucha revolucionaria siempre nos ayudó y nos ayuda la diferencia que señaló Mao entre la burguesía nacional de los países dependientes, oprimidos por el imperialismo, como es nuestro caso, y la burguesía intermediaria del imperialismo, a la que los chinos llamaron burguesía compradora.
¿Qué es el kirchnerismo?
Como trascendió allá por el 2003, Duhalde cuando tuvo que postular a Néstor Kirchner a la presidencia, dijo, en confianza: “no me queda más remedio que traer a Kirchner, aunque con él vienen los petroleros”. Decían por entonces que De la Sota, que era el candidato, tenía alas de yeso y no levantaba vuelo en las encuestas.
Efectivamente, con Kirchner llegaron los petroleros y fueron parte principal del grupo hegemónico. Llegaron petroleros como los que controlan Pan American, en especial la British Petroleum, que tiene el 60% de las acciones; ahora está asociada a Bridas, controlada por rusos y chinos, donde ahora predominan los chinos. Bridas dirige, transitoriamente –después de la catástrofe del derrame del petróleo por la British en 2010 en el Golfo de México– en medio de una pelea muy intensa que se está desarrollando en este mismo momento con la participación de los gobiernos de Chubut y Santa Cruz.
La relación de Kirchner con Pan American Energy tiene que ver con que el primer viaje al extranjero realizado por Kirchner como presidente, que fue a Gran Bretaña. Allí se entrevistó con Tony Blair e hizo declaraciones en las que calificó a la recuperación de las Malvinas, en 1982, por las Fuerzas Armadas argentinas, como una “infame agresión”. Posición que luego él y Cristina cambiaron aunque, en realidad, siguieron aplicando una política desmalvinizadora con tironeos.
A Pan American se le adjudicó, en el 2001, sin licitación alguna, por 40 años, el yacimiento de Cerro Dragón (el más importante en explotación actualmente), con su mayor parte en Santa Cruz y una parte en Chubut, con una regalía ridícula del 12%. Es un plazo que en la práctica es a perpetuidad, por el posible agotamiento para entonces del yacimiento. El gobierno de Néstor Kirchner extendió las concesiones petroleras, no sólo a los capitales ingleses, sino también a otros de diferente origen. No hay que olvidar que Kirchner asoció su gobierno en Santa Cruz a la minera Cerro Vanguardia, de propiedad de la Anglo Gold de los ingleses, una de las grandes exportadoras de oro de la Argentina.
Otros monopolios ingleses consolidaron sus posesiones en la Argentina en estos años, como sucedió con Unilever, Shell, Nobleza Piccardo (con marcas como Jockey Club y Derby), Dunlop, Alvear Palace Hotel, Boston Seguros, Hospital Británico, etc. Otra gran empresa ligada a capitales ingleses es Minera Alumbrera, que explota la gran mina catamarqueña, gerenciada por Xstrata pic (anglo suiza). Otras dos empresas en las que los capitales ingleses tienen fuertes inversiones son el HSBC y el Standard Bank, que ahora tienen mayoría china del banco ICBC.
El kirchnerismo tiene desde siempre fuertes relaciones con Aluar, la empresa de los Madanes, testaferros de la Unión Soviética en su momento. Socios históricos del imperialismo ruso, agentes del imperialismo ruso. La primera gran obra que realizó Kirchner cuando llegó al gobierno nacional fue la conexión de la línea eléctrica de Choele Choel a Puerto Madryn, que le permitió a Aluar duplicar su producción.
Los K también tienen una relación estrecha con el grupo alemán Volkswagen. Ustedes deben recordar el viaje de “princesa” que hizo Cristina a Alemania, invitada por Víctor Klima, presidente del directorio de esa empresa en la Argentina. Todo un “señor”, Klima fue el canciller de Austria. Todo un viaje de placer financiado por Klima. El kirchnerismo tiene desde siempre fuerte relación con esas empresas de los rusos y de los alemanes. Acá están todos: están los españoles, los italianos… por eso decimos burguesía intermediaria, no burguesía nacional, como ha dicho alguno por ahí.
Instalado Néstor Kirchner en el gobierno nacional, como señala Arnoldo Gómez en su libro El Proyecto K, luego de su viaje a Pekín, cuando dejó de “estaca” en el aeropuerto de Moscú a Vladimir Putin –que todavía está esperando que llegue Kirchner a entrevistarse con él porque siguió de largo hacia Pekín–, Kirchner dijo a sus colaboradores más cercanos, que la línea estratégica de su gobierno era: primero con China (los grandes compradores de nuestra soja y algunos de sus derivados); segundo los europeos y tercero el Mercosur. En consecuencia, propició una penetración impresionante del imperialismo chino en nuestro país.
Les concedió la explotación de la mina de hierro de Sierra Grande en Río Negro, la más grande de la Argentina. China se convirtió en el primer comprador de soja de nuestro país y se impulsó el cultivo de esta oleaginosa hasta transformarlo, prácticamente, en monocultivo; y los capitales chinos penetraron en todas nuestras provincias comprando empresas y tierras. Los chinos se transformaron en el primer grupo extranjero en el petróleo y fueron el primer inversor en el 2010 en la Argentina. El ICBC (Banco Industrial y Comercial de China), primer banco del mundo hoy, hizo pie firme en nuestro país.
Con el kirchnerismo entró la droga en profundidad en la Argentina. Ni qué hablar que los puertos de Santa Cruz eran los principales puertos de salida de la droga para Europa. Ustedes recordarán que el gobierno de Néstor Kirchner subsidió a la Southern Winds, que transportaba droga en un extraño itinerario. Cuando Chile cerró la frontera con Perú, la Southern Winds hacía Tacna–Córdo-ba–Madrid, hasta que un día un distraído se olvidó cuatro valijas dando vueltas en el aeropuerto de Madrid; valijas etiquetadas como pertenecientes a la Embajada argentina, y se descubrió que cada una de ellas llevaba 60 kilos de cocaína. Esa empresa era subsidiada por el Estado porque no tenía ni un peso de ganancia. Era totalmente financiada por el Estado y dedicada al tráfico de drogas.
Al mismo tiempo Kirchner está asociado a Cristóbal López (el “rey del juego”) y, como se sabe el juego está liberado de impuestos, con casinos en todo el país, pese a que es el principal instrumento para el lavado de dinero sucio: el casino que han hecho acá en el Hipódromo, más el casino que tienen en el Puerto de Buenos Aires, con cantidades enormes de dineros sucios las que se lavan actualmente a través del juego.
Como señala Arnoldo Gómez “gobiernan a favor de la mayoría de las clases dominantes pero son un nuevo sector dentro de éstas y tienen su propio proyecto”. Constituyen un grupo profundamente corrupto –yo creo que nunca se ha visto un grupo tan corrupto en la Argentina como el grupo kirchnerista–. Ha utilizado la corrupción para crecer como grupo. Cuando llegaron al poder, para negociar con ellos había que “poner” un 15%. Por eso los bautizaron “celular”. Luego el porcentaje fue creciendo y, ahora, para licitar obras públicas o hacer otros negocios, se es de ellos o hay que entregarles una parte de la empresa. Este es el kirchnerismo.
Los Kirchner vienen de una provincia en la que reina soberano el latifundio, al cual ellos estuvieron siempre asociados. Santa Cruz es la provincia en donde se ubican los más grandes latifundios de la Argentina. Con una historia sangrienta que se remonta a la llamada “conquista del desierto”, cuando los Menéndez Behety, los Braun y otros, pagaban contra la entrega de las orejas de los indios asesinados para sacarles sus tierras, y luego fueron parte de la matanza durante la gran huelga de los peones de la Patagonia, que se llamó “La Patagonia Rebelde” en el siglo pasado. Los Menéndez Behety son además dueños de La Anónima, un supermercado con sucursales en toda la región patagónica. El grupo Braun tiene allí la estancia La Anita, estancia que tuvo en su momento 70 mil hectáreas. Una estancia modelo en la cría de ovejas. Los Benetton, los más grandes latifundistas de la Argentina (con más de 900 mil hectáreas de tierra en total), tienen las estancias más grandes en Santa Cruz.
A estos grandes terratenientes se les une ahora el grupo kirchnerista que, solamente en Santa Cruz, tiene más de 250 mil hectáreas, a nombre de Lázaro Báez (un súpertestaferro de Kirchner y de Cristina), la mayoría de ellas en tierras que serán beneficiadas con la construcción de las dos grandes represas: Kirchner y Cepernic. Esas tierras que compraron regaladas, van a tener un precio fabuloso dentro de unos años. Por eso se habla de “la gran millonaria del Sur”, la señora Cristina Fernández viuda de Kirchner.
Mao Tsetung explicó, detalladamente, la importancia que tiene para el proletariado de países como el nuestro, diferenciar a la burguesía nacional, capaz de ser neutralizada en la lucha liberadora, y si es posible, incluso aliar a algunos de sus miembros; de la burguesía intermediaria, que se asocia y se subordina al imperialismo, enemiga de la revolución.
La lucha interimperialista
Tuve la suerte de conocer en China, en 1953, pocos años después del triunfo de la Revolución, una fábrica textil que ocupaba cerca de 5 mil obreros, de propiedad de un burgués nacional asociado al gobierno chino. También supimos el trato especial que se le dio al alcalde de Pekín, hombre de Chiang Kai shek, a cambio de que entregase, sin disparar un tiro, el control de esa ciudad para salvar el patrimonio cultural de la misma. El ejército chino bombardeó todos los aeropuertos que tenía este ciudadano dentro de Pekín y le dijeron: “¿usted qué va a hacer ahora?”. Había un aeropuerto que no habían bombardeado, pero miren qué casualidades del destino, la hija de este señor era novia de un oficial “tapado” del Partido Comunista de China, que les informó a tiempo, bombardearon ese aeropuerto y le dijeron: “señor ahora no le queda más que rendirse. A cambio de eso le garantizamos: va a tener un chalet, va a vivir toda su vida cómodamente, sus hijos van a poder estudiar, ningún problema pero si usted nos entrega Pekín, porque nosotros queremos conservar las riquezas históricas de esta ciudad”.
Yo creo que son ejemplos de cómo hay que diferenciar a un burgués nacional de un burgués intermediario.
Mao Tsetung también explicó, detalladamente, la importancia, en países como China y como la Argentina, disputados por varias potencias imperialistas, de explotar sus contradicciones. Este fue el caso del frente único con Chiang Kai Shek contra los japoneses. Las tropas armadas del Ejército Rojo estaban en Yenan, pero Chou Enlai se instaló en Chung King –capital provisional de China– porque había un frente único en la lucha contra los japoneses. Esto se debió a que la lucha antijaponesa China era apoyada por los yanquis y los ingleses.
Hablando de burguesía nacional, me había olvidado de decir que hemos tenido buenos amigos de nuestro Partido, pertenecientes a esa burguesía. Incluso alguno que fue asesinado por la dictadura violo-videlista. Es uno de los mártires de la lucha antidictatorial, es decir que podemos hablar con experiencia propia de estos temas.
En los Escritos Inéditos, que editamos en 1975, Mao dice que “Debemos considerar las luchas entre los países imperialistas como acontecimientos importantes. Lenin y Stalin las consideraron como tales. Calificaban tales luchas como fuerzas de reserva de la revolución. China también se benefició de esas luchas en el tiempo en que organizaba sus bases de apoyo revolucionario. En el pasado existían en China contradicciones entre los diferentes grupos de la clase terrateniente y de los compradores (o sea los intermediarios). Detrás de dichas contradicciones se disimulan las contradicciones entre diferentes países imperialistas. Durante el tiempo que hemos podido extraer provecho de estas contradicciones en el plano del imperialismo, no debimos combatir directamente en un mismo período más que a una parte de las fuerzas enemigas y no todas esas fuerzas reunidas. Además, a menudo, hemos podido encontrar tiempo para descansar y reagruparnos”.
Hay que tener en cuenta que cuando ellos luchaban, por ejemplo contra Chiang Kai Shek, junto a él había señores de la guerra. Un señor de la guerra podía tener un ejército de 400 o 500 mil hombres. Entonces se llegaba a un acuerdo –a cambio de algunas concesiones– con esos “señores de la guerra” y se facilitaba el triunfo contra Chiang Kai Shek.
En nuestro caso, durante la lucha antidictatorial, luego de 1976, golpeamos juntos con yanquis, ingleses y el Vaticano. Repito: junto con los yanquis, ingleses y el Vaticano cuando la dictadura, hegemonizada por los prorusos Videla-Viola, preparaba la guerra contra Chile en la disputa por el Beagle. Y en 1982, cuando la guerra de Malvinas, golpeamos junto con los prosoviéticos contra los yanquis y los ingleses. Es decir que tenemos experiencia práctica, nuestra, de la utilización de esas contradicciones.
Mao ha escrito otro folleto de lectura obligatoria e imprescindible para todo comunista: Problemas de la independencia y autodecisión dentro del frente único. “Ni romper el Frente Único ni atarnos de pies y manos al Frente Único”. “Una política de unidad y resistencia a la vez”, esa es nuestra línea en todos los terrenos.
La importancia de ganar al campesinado pobre y medio como aliados de la revolución democrática-popular
La revolución en China fue desde el campo a la ciudad. La práctica de la revolución china antes de la derrota de 1927 enseñó a Mao ese camino. Stalin no vio esto. Pero sí vio la enorme importancia que tenía para el triunfo del proletariado chino la entrada del campesinado en la revolución. Stalin escribió, en ese entonces: “El frente antiimperialista en China será tanto más fuerte y poderoso mientras más rápida y completamente se haga entrar a la gente del campo chino a la revolución”. Por el contrario Trotski escribió: “La revolución agraria en China tiene un carácter tan antifeudal como antiburgués, porque el explotador más odiado en el campo es el campesino rico usurero”. ¿Qué tal? El explotador “más odiado en el campo es el campesino rico usurero”. Como escribimos en el homenaje a cien años del nacimiento de Mao Tsetung, si los comunistas chinos le hubiesen hecho caso a Trotski hubiesen terminado colgados por los propios campesinos y no hubiesen triunfado jamás.
Aquí, en América Latina, es posible que en determinado momento, en el siglo 20, la revolución también hubiera debido seguir, en la mayoría de los países, ese camino, del campo a la ciudad. La Internacional Comunista, por el contrario, marcó el camino de la ciudad al campo.
Es necesario estudiar tanto la experiencia de la Revolución Mexicana, como la de la Columna de Prestes, en 1924, que terminó en Bolivia en febrero de 1927, después de atravesar todo Brasil combatiendo. Cuando se realiza el levantamiento en 1935, en Brasil, transformado en un putch militar, porque se decía que era más fácil reclutar oficiales para el alzamiento en los cuarteles, que obreros en las fábricas, se dice que Arthur Ewer, el revolucionario alemán enviado por la Internacional Comunista a Brasil, que enloqueció en la prisión por las horrendas torturas que sufrió, tuvo la idea de que en Brasil la revolución también iba del campo a la ciudad.
Con otras perspectivas y en otro momento histórico, esto fue visto por Fidel y los dirigentes de la Revolución Cubana. Porque, en definitiva, ¿qué fueron el foco de Sierra Maestra, ampliado luego por el segundo frente en Oriente y los centros que instalaron Camilo Cienfuegos en Camagüey y el Che en Las Villas, sino bases guerrilleras de composición fundamentalmente campesina? ¿No dijo el Che que ellos aprendieron allí de la combatividad y las posibilidades revolucionarias del campesinado?
Dejemos de lado las especulaciones teóricas de los que transformaron esa experiencia en un modelo a seguir, “incluso en Berlín Occidental”, como dijo Fidel Castro.
El “foco agreste”, como se lo llegó a llamar, sin apoyo de masas campesinas, un grupo de 30 o 300 hombres armados, que algunos grupos han propiciado, ¿podría sostenerse en la época de los satélites, que llegaron a fotografiar el “horno vietnamita” que construyó el Che Guevara en Bolivia, y cuando con rayos laser se detecta la temperatura de un cuerpo escondido en el bosque, y diferencia a un animal de un ser humano? La lucha de Sierra Maestra, vuelvo a repetir, fue una lucha de guerrilleros con una base agraria.
¿Y la llamada guerrilla urbana, que a tantos sedujo en épocas de los Tupamaros, en los setenta, a tantos compañeros en la Argentina? En ese esquema es posible que un grupo de cinco personas pueda desde ejecutar al presidente de la República o realizar cualquier atentado. Pero luego está obligado a dispersarse, y vivir temeroso de los sonidos de cada coche que estaciona frente a su casa o de cada vecino que lo mira serio en la cuadra. La llamada guerrilla urbana, que fracasó en Uruguay y fracasó acá requeriría más análisis, y en qué condiciones podría desplegarse. A lo mejor en condiciones de una invasión extranjera, habría que ver…
No es el objeto de esta charla estudiar a fondo la experiencia de la guerrilla cubana pero sí preguntarnos ¿Qué hubiese sucedido si en la época del 30 y el 40, época de las grandes experiencias de los Frentes Populares antifascistas, se hubiese realizado lo que planteó después Fidel Castro, que creo que era correcto, de unir a las luchas proletarias de San Pablo, Montevideo, Buenos Aires, Rosario, Córdoba, los grandes centros proletarios de Chile; con la lucha armada en la Cordillera de los Andes, región de grandes concentraciones campesinas de originarios y criollos?
Enseñanzas de la rebelión agraria del 2008
La cuestión del papel del campesinado en la revolución argentina ha ganado actualidad luego de la rebelión agraria del 2008.
No es raro que los trotskistas la califiquen de una lucha de “los patrones del campo”, como ha hecho Néstor Pitrola, diputado nacional del PO, hace pocos días en la TV. Jamás los trotskistas podrán entender una lucha como la lucha agraria del 2008. Uno llega a sospechar –disculpen la grosería– que la mayoría de ellos “nunca vio cagar una vaca”, al igual que la señora presidenta Cristina, que habló en su momento “del yuyito” refiriéndose a la soja.
Sucede ahora, que los fraccionistas (los que llamamos “cri–cri”) dada su innegable adhesión a gran parte de las opiniones trotskistas (como ya lo hicieron en su momento durante la lucha agraria, estando en el Partido) adhieren a esa interpretación de la más grande movilización agraria en muchos años.
Una lucha que no lanzaron los terratenientes, sino los chacareros de la FAA, entre ellos muchos de nuestros militantes. En la Comisión Política del Partido discutimos la concentración de Maciel desde donde se lanzó la lucha agraria del 2008, exigiendo la segmentación de las retenciones para favorecer a los pequeños y medianos productores agropecuarios.
¿Qué es lo que no comprenden de esa lucha?: Primero, lo que ya se sabe desde la Grecia Antigua, algo que se mantiene hasta nuestros días: El productor agropecuario tiene tres enemigos eternos: los terratenientes, los usureros y el Estado. Resultó que al intentar aplicar la resolución 125, aprovechando el precio extraordinariamente alto de las commodities, como la soja, presionados por la crisis internacional y los problemas de la balanza de pagos, el gobierno, puso retenciones a la soja (que en ese momento superaban el 40% del valor del producto), afectando por igual a los terratenientes, campesinos ricos, medios y pobres. Incluso golpeaban a una gran parte de los obreros rurales que trabajan en la siembra y la trilla de la soja, la mayoría de los cuales cobra a porcentaje. Fueron los rurales y los campesinos pobres los que alimentaron todas las noches los fogones en los piquetes.
Paralelamente, el gobierno benefició a los grandes acopiadores de granos (como Cargill, Bunge, Noble, etc.) a los que les permitió antedatar la facturación de la soja acumulada en sus silos pagando la vieja retención. Ganaron millones de dólares.
En la lucha contra la 125, efectivamente también se movilizaron los terratenientes de la Sociedad Rural junto a quienes sostuvieron los piquetes: los obreros rurales, campesinos pobres, medios y ricos. “No los unió el amor sino el espanto”, como diría Borges. Se unieron por espanto frente a un golpe que se les daba a todos.
La rebelión agraria fue una lucha que estremeció a la Argentina y dejó invalorables enseñanzas para la revolución, si se sacan de ella conclusiones correctas. En un día se hicieron más de 1.000 cortes de ruta en todo el país. Siempre cuento la anécdota que en mi pueblo –yo soy de un pequeño pueblo de Río Negro, donde no hay soja, sino fruticultura–. En mi pueblo dicen que ese día había 140 coches en caravana de protesta. Los vecinos de Choele Choel, que siempre nos envidian a los de Luis Beltrán, dicen que no es cierto, porque no hay ni 100 coches en Beltrán. Doy ese ejemplo para mostrar la magnitud que tuvo esa lucha que conmovió al país, y que nos enseñó un camino a tener en cuenta en la Argentina el día que querramos que triunfe la revolución. Porque sin el apoyo campesino, la revolución no va a triunfar en nuestro país, por más que se alcen los obreros de las ciudades más grandes, aunque hoy estemos cerca del 80% de población urbana.
Ahora se discute si hay o no campesinos pobres en el campo argentino. Muchos compañeros dicen que ya no hay más campesinos pobres.
La extensión de la producción sojera a casi todo el país requiere expulsar del campo a miles de campesinos. Pero basta con mirar al Chaco o a Misiones, para concluir que esto ha generado grandes luchas del campesinado pobre y medio (originarios y criollos). Asistimos a un impresionante proceso de concentración de la propiedad de la tierra. Pero, está claro que aún hay muchos campesinos pobres y medios.
Sobre un total de aproximadamente 84.000 productores de soja y girasol, según datos de la Oncca de 2009, 1.680 cosechaban el 80% del total, y el promedio de extensión de la siembra era 5.4360 has. cada uno. En la otra punta, 67.200 pequeños y medianos productores, según la misma fuente, habían cosechado en promedio 167 toneladas en el 2009, trabajando sobre un promedio de 60 has. cada uno.
Aquí cerca, en La Plata, de 1.200 quintas que había en 1993, quedan solo 500, y existen 7.500 arrendatarios a los que ahora llaman porcentajeros. Este proceso de concentración ha hecho que de 17.000 productores agropecuarios en Misiones queden solo 7.000.
Pero quedan miles, por eso ha sido un gran paso adelante de todo el movimiento popular argentino la creación y fortalecimiento de la Federación Nacional Campesina, que ya ha creado sus filiales en muchas provincias.
Para mejorar nuestro trabajo en el campo, como enseñó Mao, es necesario “acampar entre las flores”, es decir, bajarse del caballo, recorrer las zonas agrarias mezclándose y conviviendo con su gente, e investigar en concreto, en cada lugar, los problemas de la masa campesina. Para eso nos ayudará mucho estudiar los trabajos sobre este tema del camarada Mao Tsetung, comenzando por el primer tomo de sus Obras Escogidas y su trabajo “Investigación del movimiento campesino en Junan”. Donde, dicho sea de paso, hay experiencias muy interesantes de lucha contra la droga, contra el opio, en el campo chino, en 1927. No cuando tomaron el poder, cuando liquidaron por muchos años la droga en China, mientras fue socialista.
Por qué degeneró el socialismo
Otro gran aporte del camarada Mao al marxismo leninismo ha sido su estudio de por qué degeneró el socialismo, que había triunfado en la tercera parte de la tierra. Mao Tsetung, a diferencia de Stalin, vio esto con claridad y llevó adelante la Revolución Cultural proletaria para evitar el triunfo del revisionismo y la restauración del capitalismo en China, lucha que libró exitosamente durante diez años.
Respecto de la restauración capitalista en la URSS, Lenin, subrayando el peligro del burocratismo y la necesidad de la incorporación de las amplias masas a la labor de los órganos soviéticos, remarcó que “El bajo nivel cultural hace que los Soviets, que son por su programa órganos de gobierno a través de los trabajadores, actúen en la realidad como órganos de gobierno para los trabajadores, a través de la capa avanzada del proletariado, pero no a través de las masas laboriosas”. Esto lo dijo en 1919, en el Informe sobre el Programa del Partido, en el 8º Congreso del PC(b)R y se puede leer en el Tomo 29 pág. 177, de sus obras completas.
Lenin dijo muchos años antes de la restauración capitalista en la URSS que: “El paso del capitalismo al comunismo lleva toda una época histórica. Mientras esta época histórica no finalice, los explotadores siguen abrigando esperanzas de restauración, esperanzas que se convierten en tentativas de restauración”. Este fue el gran error de Stalin en la Constitución soviética de 1936, donde señaló que ya no existía más lucha de clases en la URSS, entonces cuando alguien hacía una crítica, se consideraba que estaba complotando al servicio de una potencia extranjera.
Mao Tsetung comprendió a fondo la verdad de esta tesis leninista y, cuando observó que en China la agudización de la lucha de clases podía llevar a la restauración del capitalismo, lanzó la Revolución Cultural proletaria, que movilizó a centenares de millones de hombres y mujeres de toda China, que practicaron los 4 Da’: los Da–Zi–bao (libertad de hacer carteles de grandes caracteres). He contado muchas veces que los que visitamos China en esos años, cuando recorríamos fábricas, universidades y otras instituciones, nos costaba trabajo abrirnos paso entre esos carteles. Allí escribían sus opiniones, muchas veces críticas sobre la administración de la fábrica, la región o el país. Como dijo Mao, “La Revolución cultural encontró un método para movilizar a las amplias masas y expresar de manera clara, abierta, extensa y desde abajo nuestros lados oscuros”.
Los otros Da’ fueron el Da’ Min: Derecho a lanzar gritos y hablar muy fuerte. Ustedes en China podían salir a la calle y gritar. “qué mala la conferencia que acabo de escuchar”. Estaba además el Da’ Fong: la gran apertura y el Da´ Blang: el gran debate.
Los análisis de Mao Tsetung nos ayudaron a comprender cómo la URSS llegó a convertirse en un país socialimperialista y socialfascista, lo que nos fue de mucha utilidad cuando triunfó la dictadura de Videla–Viola, ya que en ella predominaron los intereses de esa superpotencia.
Nosotros visitamos China en 1972 y adherimos al maoísmo. Pero en 1979, cuando visitamos China por última vez, me entrevisté con Hu Yaoban, al que había conocido cuando era secretario de la Juventud Comunista. Hu Yaoban atacó veladamente a Mao. Me dijo que visitando Rumania, comprendió que la URSS era chauvinista, lo que le pareció muy mal, “porque un país comunista no puede ser chauvinista”, pero en ningún momento mencionó a la Unión Soviética como un país imperialista, lo que fue más grave aún conociendo nuestra caracterización de la dictadura de Videla–Viola. Así que nosotros salimos claros de esa entrevista de que en China se había restaurado el capitalismo. Lo dijimos cuando llegamos acá. Tardamos en que nos creyeran, pero lo dijimos.
Aquella caracterización de Mao nos ayuda, también hoy, a entender lo que pasó en China, que se sigue llamando comunista y se ha transformado en la “locomotora del mundo capitalista”. Qué mejor propaganda contra el comunismo que lo que pasa hoy en China, o lo que pasa en Corea del Norte. ¿Puede haber una propaganda peor que esa para el comunismo?
Un momento de grandes virajes
Se podrían mencionar otros temas que demuestran la vigencia de las enseñanzas de Mao Tsetung para la lucha revolucionaria de la clase obrera y el pueblo argentino. Veo que Rosa Nassif va a dar una charla sobre filosofía, así que vaya como ejemplo: Las posiciones de Mao tsetung sobre el arte y la necesidad de organizar un ejército cultural –junto al ejército revolucionario– para que triunfe la lucha de la clase obrera. O sus grandes aportes a la filosofía marxista en sus trabajos, como “De dónde provienen las ideas correctas”, que todos los afiliados, todos los revolucionarios, deberían leer. Hay otros temas, que se abordarán en otras charlas.
Quiero referirme a este momento. Un momento de grandes virajes en la historia de la humanidad. Un momento en el que cambios estremecedores conmueven al mundo. El derrumbe del sistema esclavista en occidente fue un proceso en el que se sucedieron grandes rebeliones de esclavos, como la que lideró Espartaco, a fines del siglo 1 antes de Cristo, contra Roma. Durante siglos se sucedieron sublevaciones, guerras civiles, invasiones extranjeras, hasta la caída del imperio.
Lo mismo sucedió en la lucha contra el feudalismo, con grandes rebeliones y guerras campesinas, hasta que triunfaron las revoluciones burguesas. No le fue fácil a la burguesía mantener su poder, sufrió repetidas restauraciones monárquicas. Y siglos también le llevó a la burguesía imponer su dictadura de clase.
Lo mismo ha sucedido en la lucha contra el capitalismo, con las revoluciones proletarias con sus triunfos y derrotas.
Por eso, en la lucha por el socialismo, cobra gran importancia el nuevo y superior desarrollo teórico del marxismo: la teoría de la continuación de la revolución en las condiciones de la dictadura del proletariado, de Mao Tsetung. Y la práctica que inspiró y de la que a su vez se nutrió esa teoría, la Revolución Cultural proletaria, que dio respuesta a qué hacer cuando la clase obrera toma el poder para que no degenere el socialismo y se restaure el capitalismo.
El revisionismo del marxismo–leninismo, que coronó su trabajo de zapa en el 20 Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, generó una capa burocrática que utilizó sus privilegios políticos para generar privilegios económicos y sociales. Hoy Rusia está gobernada por 110 grandes millonarios. La mayoría de ellos son viejos burócratas de la época anterior.
Las dos preguntas que se formuló Mao Tsetung fueron: ¿Podía suceder en China lo que sucedió en la URSS? Y ¿Existían en el PC de China seguidores del camino capitalista como los que hubo en el Comité Central del PCUS? La respuesta fue sí. El problema era que estaba desatada una lucha por el poder entre los verdaderos comunistas y los seguidores del camino capitalista.
Con la derrota de la Revolución Cultural en 1978, después de más de 10 años de lucha y luego de la muerte de Mao, se cerró una etapa del desarrollo del movimiento revolucionario del proletariado mundial.
Una etapa en la que en un momento la clase obrera tomó el poder y tuvo “la sartén por el mango” en la tercera parte de la tierra. Hoy China, como dijimos, se ha convertido en “la locomotora del sistema capitalista mundial”, así la llaman. Se demuestra, así, que el tránsito al comunismo con su dialéctica de luchar, fracasar; volver a luchar, volver a fracasar; hasta triunfar, cubrirá toda una etapa histórica.
Conocimos el comunismo triunfante en la tercera parte de la tierra. También tuvimos la suerte de conocer Cuba en 1959, cuando triunfó la Revolución Cubana, la primera revolución “hablada en castellano”, antes que degenerara al igual que los otros países que fueron socialistas.
Nosotros fuimos contemporáneos y conocimos al Che. Conocimos la China de la Revolución Cultural y conocimos todos esos países, cuando se restauraba en ellos el capitalismo.
Un mensaje a los revolucionarios
¿Qué mensaje podemos dejar hoy a los revolucionarios, especialmente a los jóvenes, cuando una profunda oleada anticomunista invade al mundo y provoca escepticismo? Un profundo escepticismo.
Cuando se quiere transformar al trotskismo en doctrina legítima para el triunfo de la revolución. Tienen página permanente en Clarín y otros medios.
Cuando en Google, buscando imágenes de Hitler y Musolini, te ponen juntos a Hitler, Musolini y Stalin. A Stalin, que cometió tremendo errores, no voy a decir que no. ¡Pero Stalin dirigió al ejército que aplastó al nazifascismo en la Segunda guerra mundial!
San Martín venció en Maipú. Aníbal cruzó los Pirineos y ganó las Guerras Púnicas. César cruzó el Rubicón, Napoleón ganó grandes batallas ¿y el ejército que ganó la guerra más grande de la historia, en la que murieron 20 millones de soviéticos, no lo dirigió nadie? Como dijo el tonto de Jruschov, que Stalin dirigió esa guerra con un globo terráqueo. Stalin, dirigiendo el Ejército Rojo, fue el que derrotó al fascismo. No se puede poner su foto al lado de la Hitler y Mussolini, cuando Stalin fue quien los derrotó, para suerte de todos nosotros. Imagínense como sería el mundo si el fascismo hubiera triunfado a escala mundial. Pero nos bombardean mañana, tarde y noche.
¿Qué mensaje les podemos dejar a los revolucionarios, en particular a los jóvenes? Que estudien el marxismo–leninismo–maoísmo, como ciencia de la revolución y para aprender también la posición y el método que adoptaban los fundadores de nuestra doctrina para examinar y resolver los problemas. Además estudiar nuestro patrimonio histórico, para integrar esa teoría a la realidad nacional, con sus características propias y de acuerdo a cada momento político.
Porque no hay recetas para copiar. Tenemos que seguir construyendo un Partido capaz de dirigir la revolución que nuestro país necesita.
Hoy, si nos preguntan si vale la pena luchar por el comunismo, les decimos –con la misma fuerza y convicción con la que comenzamos esta lucha hace muchos años– que sí, que no hay otro camino para lograr la liberación de los explotados y oprimidos por el capitalismo, que la lucha por el comunismo. Lucha que será muy larga y dura, pero que triunfará.
Tras los cerrados aplausos que rubricaron las palabras de Otto Vargas, luego de un cuarto intermedio el secretario del PCR contestó preguntas del público, y convocó a la asistencia a las restantes charlas del ciclo del Instituto Marxista Leninista Maoísta.
Cuando en Google, buscando imágenes de Hitler y Musolini, te ponen juntos a Hitler, Musolini y Stalin. A Stalin, que cometió tremendo errores, no voy a decir que no. ¡Pero Stalin dirigió al ejército que aplastó al nazifascismo en la Segunda guerra mundial!
San Martín venció en Maipú. Aníbal cruzó los Pirineos y ganó las Guerras Púnicas. César cruzó el Rubicón, Napoleón ganó grandes batallas ¿y el ejército que ganó la guerra más grande de la historia, en la que murieron 20 millones de soviéticos, no lo dirigió nadie? Como dijo el tonto de Jruschov, que Stalin dirigió esa guerra con un globo terráqueo. Stalin, dirigiendo el Ejército Rojo, fue el que derrotó al fascismo. No se puede poner su foto al lado de la Hitler y Mussolini, cuando Stalin fue quien los derrotó, para suerte de todos nosotros. Imagínense como sería el mundo si el fascismo hubiera triunfado a escala mundial. Pero nos bombardean mañana, tarde y noche.
¿Qué mensaje les podemos dejar a los revolucionarios, en particular a los jóvenes? Que estudien el marxismo–leninismo–maoísmo, como ciencia de la revolución y para aprender también la posición y el método que adoptaban los fundadores de nuestra doctrina para examinar y resolver los problemas. Además estudiar nuestro patrimonio histórico, para integrar esa teoría a la realidad nacional, con sus características propias y de acuerdo a cada momento político.
Porque no hay recetas para copiar. Tenemos que seguir construyendo un Partido capaz de dirigir la revolución que nuestro país necesita.
Hoy, si nos preguntan si vale la pena luchar por el comunismo, les decimos –con la misma fuerza y convicción con la que comenzamos esta lucha hace muchos años– que sí, que no hay otro camino para lograr la liberación de los explotados y oprimidos por el capitalismo, que la lucha por el comunismo. Lucha que será muy larga y dura, pero que triunfará.
Tras los cerrados aplausos que rubricaron las palabras de Otto Vargas, luego de un cuarto intermedio el secretario del PCR contestó preguntas del público, y convocó a la asistencia a las restantes charlas del ciclo del Instituto Marxista Leninista Maoísta. n
Cuando en Google, buscando imágenes de Hitler y Musolini, te ponen juntos a Hitler, Musolini y Stalin. A Stalin, que cometió tremendo errores, no voy a decir que no. ¡Pero Stalin dirigió al ejército que aplastó al nazifascismo en la Segunda guerra mundial!
San Martín venció en Maipú. Aníbal cruzó los Pirineos y ganó las Guerras Púnicas. César cruzó el Rubicón, Napoleón ganó grandes batallas ¿y el ejército que ganó la guerra más grande de la historia, en la que murieron 20 millones de soviéticos, no lo dirigió nadie? Como dijo el tonto de Jruschov, que Stalin dirigió esa guerra con un globo terráqueo. Stalin, dirigiendo el Ejército Rojo, fue el que derrotó al fascismo. No se puede poner su foto al lado de la Hitler y Mussolini, cuando Stalin fue quien los derrotó, para suerte de todos nosotros. Imagínense como sería el mundo si el fascismo hubiera triunfado a escala mundial. Pero nos bombardean mañana, tarde y noche.
¿Qué mensaje les podemos dejar a los revolucionarios, en particular a los jóvenes? Que estudien el marxismo–leninismo–maoísmo, como ciencia de la revolución y para aprender también la posición y el método que adoptaban los fundadores de nuestra doctrina para examinar y resolver los problemas. Además estudiar nuestro patrimonio histórico, para integrar esa teoría a la realidad nacional, con sus características propias y de acuerdo a cada momento político.
Porque no hay recetas para copiar. Tenemos que seguir construyendo un Partido capaz de dirigir la revolución que nuestro país necesita.
Hoy, si nos preguntan si vale la pena luchar por el comunismo, les decimos –con la misma fuerza y convicción con la que comenzamos esta lucha hace muchos años– que sí, que no hay otro camino para lograr la liberación de los explotados y oprimidos por el capitalismo, que la lucha por el comunismo. Lucha que será muy larga y dura, pero que triunfará.
Tras los cerrados aplausos que rubricaron las palabras de Otto Vargas, luego de un cuarto intermedio el secretario del PCR contestó preguntas del público, y convocó a la asistencia a las restantes charlas del ciclo del Instituto Marxista Leninista Maoísta. n