Es un muy día especial: alumnas y alumnos, maestras y maestros, personal administrativo y de apoyo, directivos y una gran cantidad de madres y padres, esperamos ansiosos que el reloj marque las ocho. La directora de la escuela, como tantas otras, a esa hora, pregunta nerviosa: ¿Ya tocamos el timbre? Rápido, una docente corre y lo hace. Todos sentimos orgullo y alegría, la ansiedad fue mayor a cualquier inicio de ciclo lectivo. Sucede que no volvíamos de las vacaciones, esta vez regresábamos a la escuela tras 37 días de lucha, de un paro por tiempo indeterminado.
La directora saludó a todos y se izó la bandera. Nunca antes los alumnos prestaban tanta atención y silencio, todos esperábamos sus palabras. En un breve discurso, la principal responsable de la escuela, agradeció la solidaridad recibida: Se dirigió a todos para contarnos acerca de los logros obtenidos por sus docentes, fue cauta y dejó entrever que tal vez esta lucha siga. Pidió ayuda a todos para recuperar las horas de clases de abril y de mayo: “Se acortarán los actos, sólo tendremos los recreos estrictos, sintetizaremos contenidos, trabajaremos con distintas estrategias, y se suspenderán otras actividades escolares. A los padres les pedimos que nos consulten sobre sus hijos en las horas especiales o antes del inicio de clases de cada día”. Esta fue la propuesta de Docentes Unidos, que aceptó el Gobierno, para que no se descuenten los días de paro y poder fijar contenidos. Son más de cien las horas calendario que deberán recuperarse.
De este modo en cada escuela pública de Salta se retornaba al trabajo cotidiano. En la memoria de todos quedaron las columnas con más de 10.000 maestros marchando por las calles; 52 carpas que durante un mes conformaron el Campamento en la Plaza 9 de Julio; el paro provincial en solidaridad con esta gran lucha; las decenas de marchas, piquetes, cortes de rutas y de calles en cada pueblo del interior; distintos escraches a un gobernador que aplica políticas ajustadoras en sintonía con la presidenta; y el bloqueo de varias horas en las puertas de la Legislatura provincial, entre tantas otras formas de lucha que adoptó la docencia salteña.
El gobernador Juan Manuel Urtubey, quien está más preocupado por sus futuras e inciertas candidaturas que por resolver los problemas que aquejan a la provincia, tuvo que reconocer a la verdadera dirección de los trabajadores de la educación, Docentes Unidos. Estos autoconvocados, que decidieron cada paso a través del cuerpo de delegados y de la Asamblea Provincial, lograron poner en foco el problema salarial de miles y miles de trabajadores estatales, dejando en claro que las luchas serán prolongadas y duras. También demostraron que con organización y lucha es posible torcerle el brazo al gobierno y obligarlo a negociar. La Mesa de diálogo abierta y el reconocimiento de Docentes Unidos como la dirección legítima por fuera de gremios traidores, como la Asociación Docente Provincial, así lo demuestran. Al mismo tiempo, fueron claves las alianzas con los padres de los alumnos en el acampe y con otras organizaciones sociales y sindicales.
El salario y las resoluciones de Asamblea
Salta cuenta con más de 27 mil docentes, el 85% adhirió al paro y se sumó a la lucha. En la última asamblea, aunque decidieron aceptar el incremento del 42% en el salario inicial, votaron también que ese aumento es insuficiente. Por este motivo no se levantó el paro, el mismo quedó en suspenso y se realiza un quite de colaboración hasta tanto el gobierno resuelva el pliego completo de reivindicaciones. Tras ocho horas de debate, con esta tregua y con triunfos parciales que llevaron el salario de bolsillo de $3.526 a $5.000; una suba del básico de $1.536 a $2.234; y un aumento del 72% para los maestros que trabajan en zonas inhóspitas, los autoconvocados se sentarán con el gobierno el 15 de mayo para trabajar en los temas pendientes como la reestructuración de la grilla salarial.
Entre otras tareas a futuro, los Docentes Unidos de Salta anotaron en sus pizarras: Asamblea departamental el 17 de mayo y provincial el 24, luego de la reunión del 15 entre delegados y gobierno. Crear un fondo de huelga con aporte de $5 por mes. Otorgar Comisión de servicio a los delegados. Mantener a la Asamblea como órgano soberano. Que la Mesa de Asamblea sea derogable. Hacer un balance del paro. Y lo más importante, recuperar fuerzas para volver al paro si el gobierno no cumple con lo acordado.
