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18 de June de 2014

Un embajador en una vidriera de Moscú

Breves de la historia argentina

 En junio de 1952, Leopoldo Bravo fue citado por el presidente de la república, el Gral. Perón, quien lo recibió en compañía del canciller Gerónimo Remorino. Luego de los saludos de rigor el presidente recordó que el 6 de junio de 1946, su gobierno había restablecido relaciones con la Unión Soviética, y que el Dr. Federico Cantoni había sido su primer embajador durante un año. Le recordó también que cuando el embajador dejó el cargo, Leopoldo Bravo quedó al frente de la Embajada como encargado de negocios, imprimiéndole un perfil técnico agrícola, destinado a vender trigo. Luego mencionó que en 1949 lo había designado en Rumania y Bulgaria, y que estaba frente a un especialista en la venta de productos primarios, en especial azúcar.
Dijo también que es difícil ser embajador en la Unión Soviética, y le preguntó “¿Es cierto que Ud. habla ruso?, “Sí señor presidente, lo estudié en Moscú, y lo he podido practicar estos 5 años”, contestó Bravo. “¿Se animaría a hablarlo con un intérprete en este momento?”, “Sí, cuando Ud. disponga”. “No es necesario, le vamos a ofrecer la embajada en Moscú”.
Luego de los agradecimientos de estilo, Perón retomó el diálogo: “No tiene nada que agradecerme, lo que yo hago es ponerlo en una vidriera. A partir de ahora está en una vidriera en Moscú, y Ud. bien sabe que todo artículo que se descompone en una vidriera hay que reemplazarlo”. Bravo le reiteró que era dirigente del partido provincial bloquista de San Juan, a lo que el Gral., que conocía el tema, le aclaró “el ofrecimiento se lo he hecho a Ud”. Bravo salió de esta entrevista y fue a verlo al Dr. Cantoni, que lo esperaba en el Hotel Castelar, a pocas cuadras. En la despedida, el presidente le dijo “Es imprescindible firmar un convenio comercial”. Antes de que transcurriera un año, Argentina y la URSS firmaron el convenio de comercio y pago, el 5 de agosto de 1953.
En esta columna, damos a conocer hechos, detalles, que permiten conocer la política que está alumbrando esos mismos hechos, y asimismo facilitar la caracterización de clase de algunos actos del gobierno peronista anteriores a 1955. Los hemos tomado de una entrevista con Leopoldo Bravo, hecha en San Juan el 26 de julio de 1986, citada en el libro El federalismo Bloquista, de Adalberto Zelmar Barbosa. Editorial Sudamericana. Bs. As. 1988.
No necesitamos opinar sobre quién era en política Leopoldo Bravo en ese momento histórico, aunque es evidente que tenía buena llegada y conocía las reglas de juego en Moscú. De la anécdota transcripta queda claro que el Gobierno hegemonizado por la burguesía nacional, sabía con qué bueyes araba, y al mismo tiempo necesitaba de esos elementos. Durante la dictadura de Videla se designó nuevamente a Leopoldo Bravo como embajador en Moscú, siendo éste uno de los civiles que aceptó el cargo, colaborando con la dictadura.