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02 de October de 2010

Retenciones: un impuesto distorsivo y regresivo

Hoy 1212

No todos los productores son propietarios
Revisionistas como Osvaldo Barsky (Clarín, 31/3/08), defienden la "racionalidad" de las retenciones a las exportaciones agropecuarias hablando de "la rentabilidad de los productores agrarios"; equiparando propietarios con productores, como si fueran lo mismo los grandes terratenientes (de los que no hablan) y pooles de siembra que los chacareros, contratistas y obreros rurales. Critican que éstos hayan ido junto con aquellos a los cortes de ruta, cuando es el gobierno el que los junta con un impuesto que supuestamente afectaría a todos por igual; cuando las retenciones son un impuesto que se aplica sobre la producción, a diferencia de lo que sería un impuesto sobre la propiedad de la tierra.

Se castiga la producción y se premia la ociosidad
Las retenciones a las ex-portaciones son un impuesto que castiga a la producción; a diferencia de lo que sería un impuesto territorial en función del precio de la tierra, que afectaría la renta de la tierra, castigando más a los que dejan tierras improductivas. Por eso se puede decir que las retenciones son un impuesto que premia la ociosidad de la tierra, desalentando su utilización productiva.
Además, las retenciones afectan regresivamente a los productores más pequeños, especialmente a los que trabajan las tierras menos productivas y más distantes. Por lo que en la coyuntura se plantean retenciones segmentadas y coparticipables.

El impuesto tiene que ser sobre la tierra
No cuestionamos que se quiera gravar y redistribuir las rentas extraordinarias derivadas de la explotación de recursos naturales (lo que también vale para la pesca, el petróleo y la minería). Lo que cuestionamos es que las retenciones sean el instrumento apropiado. Sería bueno que estos revisionistas recordaran que en su juventud planteaban el impuesto a la renta potencial de la tierra. Instrumento que hoy sería mucho más fácil aplicar que entonces, con la tecnología informática disponible. Si el gobierno no lo hace, es porque no quiere confrontar con los grandes terratenientes ni coparticipar con las provincias los aumentos de recaudación impositiva.

¿Cómo abaratar los alimentos?
Si verdaderamente se quisiera redistribuir las rentas extraordinarias y abaratar la alimentación, no es castigando a la producción como se lo va a conseguir. Al contrario, así los alimentos van a faltar y se van a encarecer. Lo que hay que hacer es garantizar precios mínimos sostén en origen para las producciones de alimentos básicos, nacionalizar los monopolios intermediarios y eliminar el IVA que recarga su consumo. Porque si no, mientras se dice que se aumentan las retenciones para que no se trasladen los precios internacionales a los precios internos, castigándose a la producción, los precios internos de los alimentos básicos sufren un recargo del 21% con el IVA, afectando más el nivel de vida de los sectores de menos ingresos.