Esta semana el Indec (Instituto Nacional de Estadística y Censos) realizó la primera Encuesta Nacional sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo por encargo del Consejo Nacional de las Mujeres cuya presidenta es la señora Mariana Gras.
Gras dijo que esta herramienta les permitirá llevar a cabo políticas y desafíos culturales, saber qué pasa y cómo se distribuyen las tareas, entre otras cosas.
Esta semana el Indec (Instituto Nacional de Estadística y Censos) realizó la primera Encuesta Nacional sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo por encargo del Consejo Nacional de las Mujeres cuya presidenta es la señora Mariana Gras.
Gras dijo que esta herramienta les permitirá llevar a cabo políticas y desafíos culturales, saber qué pasa y cómo se distribuyen las tareas, entre otras cosas.
Los resultados indican que el 74,2% de la población de más de 18 años realiza trabajo doméstico no remunerado.
El 69% de las personas declaran realizar quehaceres domésticos, el 24,3% realizan trabajo de cuidados y el 13,5% dan apoyo escolar a miembros del hogar. En todas estas actividades se observa predominio femenino.
Del total del tiempo aplicado al trabajo doméstico no remunerado el 76% corresponde a mujeres y 24% a los varones. Las mujeres de 30 a 59 años presentan mayor tasa de dedicación al trabajo doméstico (93,2 %). Los varones de la misma franja etaria el 61,3%.
Los varones de entre 18 a 29 años son los que menos participan en tareas domésticas aumentando su participación a partir de los 60 años.
Las mujeres que viven en pareja destinan más horas diarias al trabajo doméstico. Sobre todo las que tienen hijos menores de 6 años. Aquí se registra la mayor brecha entre varones y mujeres. En varones separados o viudos aumenta la participación en tareas domésticas. En mujeres separadas disminuye en relación a las casadas.
Las mujeres trabajan en promedio un extra de tres horas más cada día que los varones en actividades domésticas.
La encuesta es interesante para estudiar y corrobora una parte de la realidad que, desde la militancia en género conocemos muy bien, pues junto a las mujeres peleamos día a día, problema por problema. Y analizamos la realidad de la mujer en forma integral.
El trabajo que el gobierno no ve
Las funcionarias del área mujer del gobierno de Cristina son desconocidas por las mujeres argentinas: nunca expusieron su programa, ni balances de logros y dificultades. No han peleado presupuesto para programas de prevención de violencia, salud sexual y reproductiva, entre otros. En su escasa aparición por las provincias revelan desconocer la realidad del lugar. Este gobierno “progresista” no se ha ocupado de mejorar las condiciones de vida y de trabajo de las mujeres. Por el contrario destruyen la industria nacional y profundizan la dependencia lo que impide el desarrollo y mantiene a miles sin servicios esenciales como agua potable, luz, gas, transporte; con viviendas precarias y deficiente atención en salud y contención en educación. ¡Cuántas cocinan con leña (que acarrean del campo), sacan agua de la acequia para lavar, no tienen baño.
Esto genera más esfuerzo en el trabajo doméstico y no es un problema cultural como dice la señora Gras. Es un problema político que el gobierno no ha resuelto.
La mayoría de las mujeres sentimos en nuestro físico el peso de las horas diarias que dedicamos a: comprar y procesar alimentos, lavar, tender y ordenar la ropa, remendar, pedir turnos y llevar a médicos o realizar estudios a los niños y adultos mayores, apoyar en tareas escolares, limpiar, regar, etc., etc. Quienes contratan empleada se alivian un poco, pero aún la organización familiar es su responsabilidad.
Estas tareas desde hace cientos de años fueron consideradas, hasta por nosotras mismas, por la fuerza de la costumbre, como naturales de la mujer. Hubo un proceso por el cual en un momento del desarrollo histórico las mujeres quedamos signadas a servir a la familia dentro de casa y los varones a tareas fuera de casa: producción, comercio, política, etc.
Mucho se ha estudiado y escrito sobre las causas de la esclavitud doméstica, el “trabajo invisible” del ama de casa, en fin, sobre las causas de la desigualdad de la mujer. Los movimientos de mujeres, y nuestro partido, hemos luchado para que la tarea del hogar se reconozca como trabajo. Con Amas de Casa del País, hace 30 años, impulsamos el proyecto de jubilación para el Ama de Casa sin aporte previo que generó mucho debate.
Es bueno democratizar la familia, es decir, no son tareas de mamá sino de todos. No hay tareas de varón o mujer. Esto rompe esquemas, se hace costumbre e integra al grupo.
Hay cambios en la sociedad. La participación de los varones en tareas del hogar es mayor. Porque cada vez más mujeres trabajan fuera de casa, algunas llegan más tarde que los demás, se acuerdan y reparten tareas, en una sociedad donde se trabaja más de 8 horas, más ritmos de producción, se viaja mal, la plata no alcanza y hay mucha incertidumbre.
La desigualdad de género no se resuelve desde lo cultural. Si condiciones materiales determinaron nuestro lugar en la familia, condiciones materiales llevarán a la igualdad.
Las tareas domésticas son tareas sociales para las que proponemos:
- Jardines maternales en lugares de trabajo y barrios.
- Comedores económicos, con nutricionistas, para comer allí o llevar la comida a casa.
- Lavanderías y talleres de costura en los barrios.
- Escuelas de jornada completa, para quien lo necesite. Entre otras medidas.
- Nos merecemos mejor vida y podemos hacerlo con otra política.
¡Ahora el pueblo! Sumate a luchar, unir al pueblo, afiliar y organizar el PTP.