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10 de September de 2014

El “gobierno de los derechos humanos”, como se autonominaba el kirchnerismo en otras épocas, está dando nuevas muestras de hasta dónde es capaz de llegar en la defensa de los intereses de patronales imperialistas.

Lear: gendarmes, caranchos y jaulas

Crece la represión contra los trabajadores

 

 
Al viejo trabajo de represión, provocación e infiltración que lleva adelante la Gendarmería nacional –recordemos solamente el “Proyecto X” y la persecución a los dirigentes de la lucha de Kraft del 2009- ahora se suma fraguar un “atentado” contra el “gendarme carancho” que se tira sobre el capot de un coche en la Panamericana, para poder apalear y detener al conductor, que manifestaba contra los despidos en Lear. Este gendarme es nada más y nada menos que el comandante López Torales, a cargo de la fuerza en la zona. Además, participó del operativo el coronel retirado del Ejército Roberto Ángel Galeano, un comando de 55 años, ex jefe de Inteligencia en Córdoba, retirado y reincorporado por Berni, como denunció Horacio Verbistsky en Página 12. Galeano fue finalmente echado de la fuerza ante la exposición mediática de su papel de servicio.
Mientras esto pasa en la Panamericana, dentro de la empresa norteamericana Lear, los delegados pudieron ingresar a la fábrica el 1º de septiembre, pero allí la patronal los encerró en una “jaula” de 3,5 x 2,5, donde los mantiene durante toda la jornada laboral. Esta verdadera cárcel interna está en medio de la planta. El gobierno, a través del Ministerio de Trabajo, sigue avalando el pisoteo por parte de los yanquis de los derechos laborales de los trabajadores, para lo que cuentan con la servil complicidad de los jerarcas del Smata encabezados por Pignanelli. Lear mantiene el despido de 67 trabajadores.
“Repudiamos enérgicamente esta grave conducta segregatoria y persecutoria de la empresa, denunciamos y exigimos el cese inmediato de este accionar de claro tinte vejatorio hacia la humanidad de los delegados, que viola todos los derechos humanos fundamentales que un trabajador tiene en su lugar de trabajo”, dice uno de los párrafos de una declaración firmada, entre otros, por Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la paz, Nora Cortiñas, Elia Espen, y Mirta Baravalle, madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.
Mientras, el secretario de Seguridad Berni, tan valiente contra los trabajadores y el pueblo como cobarde y cómplice de los grandes narcos en la Argentina, ya no sabe cómo salir del enredo causado por su dirigido López Torales. Primero Berni dijo que el gendarme había sufrido un atentado y que el conductor había sido detenido y procesado por violación del Art.194 del Código Penal, el que penaliza los cortes de ruta. Ante la publicación de la acusación del fiscal, por “atentado y resistencia a la autoridad” y la repetición hasta el infinito de la escena del “gendarme volador”, Berni rectificó afirmando “Nadie dice que lo atropelló, lo que hizo fue cesar la infragancia (sic) de un delito… Técnicamente lo que hizo el gendarme fue cumplir con su deber y hacer cesar el delito. No fingió, se le cruzó y lo paró directamente”, completó.
Así encara este gobierno la nueva oleada de la crisis, que está dejando miles de trabajadores suspendidos y despedidos en todo el país. Permite que una patronal imperialista yanqui monte un Guantánamo dentro de su empresa, y profundiza la represión y el armado de causas penales contra los trabajadores.
Sólo la más amplia unidad, sin la utilización mediática y electoralista de los conflictos, podrá avanzar en la lucha –por el camino del reciente paro nacional- para impedir que sean los trabajadores y el pueblo los que sigan pagando la crisis.