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11 de February de 2015

Cuando se ponen de manifiesto las contradicciones entre el discurso y la realidad, la intelectualidad argentina elige… acomodar el discurso.

Guionistas de la dependencia

Los K embellecen al imperialismo chino

La relación con China y la firma de los últimos acuerdos en el marco de la visita de CFK al gigante asiático obligan a la “inteligenzia” rentada local a dar mil volteretas para explicar que el saqueo no es saqueo, el imperialismo no es tan imperialista o la dependencia, si se la mira con cariño, puede llegar a ser provechosa. Esquivando los análisis concretos, y los resultados visibles que la alianza afianzada ya hace más de 10 años con el acuerdo de Néstor Kirchner con China han arrojado para nuestro país, los “teóricos” oficiales se lanzan a elucubrar posibles ventajas de las nuevas relaciones carnales. “China es hoy, por tanto, otro modelo hegemónico, diferente de todo lo conocido y, si se quiere, más amigable”, explica Enrique M. Martínez, del Instituto para la Producción Popular del Movimiento Evita y ex presidente del INTI (http://www.produccionpopular.org.ar/la-gran-china). “Una economía con restricción externa, o sea con escasez de divisas, por la pérdida del auto-abastecimiento energético y el continuo drenaje de reservas por la fuga de capitales, tiene la opción de una ruinosa devaluación o la búsqueda de financiamiento externo” nos aclara con fatalismo dependiente el economista de Pagina 12 Alfredo Zaiat (www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-265696-2015-02-08.html). “Las posibilidades de hacer buenos negocios son enormes, asegura el “banquero rojo” Carlos Heller (http://tiempo.infonews.com/nota/144715/acuerdo-estrategico). “Es dable citar al politólogo Carlos Escudé, cuya principal teoría política, denominada “Realismo periférico”, da cuenta de la importancia de algunas alianzas internacionales, aceptando incluso la disparidad de fuerzas, pues si bien se trata de alianzas asimétricas, ello no implica que sean desventajosas para el país más débil”, cita incitable de Julián Blejmar en Infonews (sur.infonews.com/nota/10505/ las-dos-caras-del-dragon). E incluso desde el Buenos Aires Herald arriesgan una editorial al estilo Carrió pero a la inversa. En vez de anunciar catástrofes sin pruebas, anuncian grandes beneficios sin ningún argumento contundente. “Por ahora, los beneficios de esta alianza son enormes, pero aún no se han materializado” (www.buenosairesherald.com/ article/181431/china-en-tiempos- interesantes). En sus teorizaciones y explicaciones coinciden en tildar de “simplistas” a los que vemos en estas nuevas relaciones carnales el modelo de las antiguas. En un giro posmoderno nos explican que aunque los números y las posiciones de país dependiente y países centrales sean casi idénticas a las que tuvimos con Inglaterra a principios de siglo o con Estados Unidos desde los 60-70, esto es otra cosa. No dicen qué otra cosa, pero están seguros. Y por si hay alguna duda remarcan que no hay otro camino, que es así. Que China es la nueva potencia y es imparable. ¿Suena conocido? El mismo discurso que las clases dominantes aliadas a otras potencias. De pronto la retórica de independencia, de país soberano, de producción propia o de desarrollo independiente empieza, obligado por lo obvio de la entrega, a moderarse hasta disfrazar la más brutal entrega de acuerdos convenientes. La economía, y por consiguiente la política, siempre necesitan guionistas, que hagan del drama de la mayoría una película digerible para la minoría progresista.